martes, 4 de octubre de 2016

La forma de mi corazón

Escribo con el cuerpo sintiéndose muy raro, las piernas desaparecidas y los ojos a punto de cerrarse.

De hecho,  escribo porque hace días que no lo hago y también para no dormirme.  Todavía nos quedan dos horas de espera aquí en Madrid y quiero adaptarme cuanto antes al cambio de horario.

Después de un vuelo de nueve horas,  aterrizamos en España camino a Alemania.  Alemania ha tomado últimamente un lugar muy especial en mi corazón:  la mitad de mi familia vive ya ahí, amigos queridos provienen de ahí o tienen alguna conexión con ese país.  Es una conexión que me sorprende y agrada mucho- aunque hace unos años jamás hubiera pensado que era posible.  Mis ideas y opiniones me habían creado un concepto cerrado y obtuso sobre este hermoso país y su gente y no podía ver más allá.

Ahora,  entre tantos viajes,  talleres,  amigos y algunos intentos principiantes de aprender el idioma, siento que estoy volviendo a casa.  Conozco el aeropuerto,  los trenes y varios shalas.  Mis amigos german yogis me esperan y viajo en compañía de alguien muy querido para mi corazón.  Ella en su propia búsqueda de sus raíces y su interioridad.  Compartir este viaje es muy importante para las dos y un paso sólido en la consolidación de procesos personales y nuestra propia relación.

Mi corazón me dice que todo lo vivido en el último mes en Costa Rica culminará en Alemania.  No estoy segura de cómo pero sí sé que así será.   Sé que tengo que tomar varias decisiones importantes para mi vida y podría apresurar desenlaces...sin embargo,  mi alma me pide contemplar las posibilidades sin prisa,  sin ansiedad.  La no-acción también puede ser una acción crucial si se toma conscientemente.

Mi intención siempre ser un receptor lo más transparente posible para que la Energía se manifieste.

A pesar de que los ojos se me cierran,  mis dedos consiguen teclear mis pensamientos,  un poco mezclados con la nostalgia por mis pequeños y la emoción por aquellos que voy a encontrar.  El camino está repleto de regalos y me embarco pronto en el próximo avión hacia el corazón de este país flagelado por la violencia en el pasado y donde ahora tantas almas buscan el sendero de la paz y la solidaridad.

Toma a veces mucha oscuridad para realizar lo que es verdadero y esencial en esta vida.

Alemania es un ejemplo viviente de que el amor puede triunfar sobre el odio,  la cordura sobre la locura y la paz sobre la guerra.  Me aproximo a mi grupo de treinta y pico de estudiantes con el corazón abierto y la intención clara de compartir quién somos,  sin máscaras,  sin hipocresías.  Creo que el encuentro sucede inevitablemente si cada uno está listo para asumirse sin ninguna pretensión que no sea estar absoluta y totalmente presentes.

Y esta última frase ya me rebela mucho sobre mis propias decisiones personales y cuánto de esa misma presencia puedo manifestar en este momento en cada una de ellas.

Termino de escribir porque entre el Frank Sinatra a todo volumen aquí en el aeropuerto,  mi sueño y el hambre siento que pierdo la coherencia y empiezo a ver doble..

Próximo reporte desde Alemania.
Bis Bald!




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