lunes, 17 de octubre de 2016

Ser de Agua

Esta Luna en Aries develó todo lo que tenía que develar.

No hay manera de esconder la verdad.  No hay escapatoria,  no hay forma de evadirla.  Esta conjunción de los planetas y estrellas nos piden ir al fondo,  develar lo que hay,  ver la propia herida y sacarla...sanarla.

El empuje hacia afuera trae conocimiento. No es el desconocimiento  lo más doloroso y difícil de todo?  Muchos pretenden ser felices conformándose con la ignorancia.  Comprendo,  a la orilla de uno de mis volcanes preferidos,  que el amor es simple.

La presencia de otro ser es un regalo que la vida trae sin aspavientos.  Nos pide recibir,  ser vulnerables,  aceptar al otro con sus peculiaridades y guardarnos los juicios que inevitablemente usa nuestro ego como escudos para no acercarnos.  Con la verdad recibida como lección de vida importante, comprendo que soy muy privilegiada de poder decidir qué hago con ella y que puedo cambiar,   y cómo gracias a su presencia, puedo apostar a una nueva forma de ver las cosas.  Tengo la cualidad,  no pocas veces incómoda,  de ser lo suficientemente coherente conmigo misma como para no evadirme en fantasías ni tolerar máscaras ni mentiras.

Siento el llamado de buscar la integridad de mi corazón en el mundo allá afuera.

En este pedido de consciencia cósmica y también personal,  me toca en el gimnasio del hotel donde amanezco presenciar la saga de Neo en Matrix.  Mientras corro en la banda,  lo veo con sus ojos físicos quemados pero su intuición y sabiduría brillando al máximo.  Lo observo como se despide del amor de su vida para culminar su misión como El Escogido.  Mientras llora por su Trinity sabe que no hay tiempo que perder,  sabe que la oscuridad está al acecho y lo quiere débil para poder atacarlo.  Saca de tripas corazón y se enfrenta a aquello que sólo El puede vencer.

Así que inspirada,  mientras sudo a chorros gracias a la humedad mágica de la pampa costarricense, con un gigante en forma de volcán que me cuida y protege y en la compañía amorosa de un ser con quién puedo ser yo misma en todas mis dimensiones,  decido que la verdad que tan mágicamente esta luna ha traído a mi regazo,  esta luna sea el inicio de una nueva etapa en mi vida:  una etapa cuyo corazón consista en abrirme a todas las posibilidades de ser amada y cuidada como mujer en todos los sentidos y sin miedo.  Una posibilidad que emerge suavemente al salirme del modo supervivencia y relajarme en el fluir de los acontecimientos,  igual que ayer me entregué a las aguas termales con fe en sus poderes de sanación.

Siento que el paradigma de enfrentar la vida como lucha ha terminado.  Viene para mí un momento mágico de convertirme en un ser de agua,  dejarme llevar,  confiar y encontrar aquello que siempre he temido: entregarme al igual que me entrego en mi yoga,  que me entrego a mis hijos,  que me entrego a quienes amo.  La entrega hacia adentro y hacia afuera,  la entrega sostenida con una confirmación de que todo es perfecto,  de que la vida saca de mi terreno todo lo que me atrasa y complica y me lo cambia por el abrazo amoroso e incondicional del Amor...si me dejo.

Sí,  me dejo.
Claro, por supuesto que si.



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