La sensación es difícil de describir.
Empieza como una inquietud, va creciendo. Luego sigue un poco de ansiedad. Sintiéndola continúo absorta en mi vida de detalles: alimentar pequeños, arreglar camas. Alistar el shala para mañana, preparar mi agenda de la semana.
La sensación sigue y va creciendo.
Después de un par de horas de sentirla finalmente logro sentarme a escribir. El día ha transcurrido sereno y tengo una sensación de plenitud en mi corazón. Esto a pesar de una noche muy difícil. La vida pulsa entre sus ires y venires y me recuerda una vez más que no controlo nada.
Mientras descargo mi inconsciente en la pantalla y mis manos se mueven con la facilidad de estos dedos de pianista, voy sintiendo aún más. Escribir me permite decantar mi alma, me recuerda los detalles del día que a veces pasan desapercibidos entre tantos pensamientos. Me devuelven a ese ayer que ya no existe pero que quedará plasmado aquí para una eternidad. Mis hijos y nietos podrán leerlas y yo misma saborear de vez en cuando mi propia vida cuando lo necesite.
Hoy celebramos una buena noticia. Hay noticias relativas y hay noticias absolutas. Las absolutas tienen el don de dejarnos en blanco, anonadados y sorprendidos. Esas sólo hay que recibirlas a corazón abierto y darles entrada sin miramientos. Las relativas son más fáciles de digerir y asimilar: sólo esas son susceptibles de ser manoseadas por la mente. Las otras no. La de hoy trajo además una reunión muy dulce: en medio de sonrisas, chistes y camaradería almorcé con cuatro seres muy queridos, añorando y extrañando varios otros regados por el mundo y que un día armarán juntos una mesa completa. Todos, sin embargo, estaban ahí presentes con nosotros en espíritu y todos celebramos con gozo total la bendición de estar juntos- aunque los cuerpos anden por ahí separados.
Esta noticia me conmueve en todos los sentidos posibles. Me deshace en ternura, me impulsa en fuerza. Nunca me había sentido así: es como estar a las puertas de un milagro y todavía preguntarme si es posible, si es cierto. Mi familia es extensa y por lo tanto, vendrán muchas más de estas noticias en el futuro.
Sólo puedo sentirme dichosa de ser de alguna forma generadora de tanto Amor.
Las vueltas de la vida nos invitan siempre a segundas oportunidades. Todos los días podemos repetir con el corazón abierto: Lo siento, perdóname, gracias y te amo. Cuatro frases que han cambiado mi vida. Cuatro formas de mostrar al otro que ha sido importante y lo será siempre. Cuando hemos amado siempre amaremos. Es imposible que no quede una huella en el tiempo y el espacio si el amor ha sido puro y real. Y se transforma con los años, se vuelve más rico y profundo. Se limpia de apegos y de expectativas y florece libre, más relajado y sereno.
Hoy celebramos juntos una noticia con unos seres que amo entrañablemente. Hicimos planes, forjamos sueños. Compartimos risas y desgranamos vida. Esta vida misteriosa, impredecible y compleja que nos trae de vuelta a lugares adónde amamos.
Celebremos.
Empieza como una inquietud, va creciendo. Luego sigue un poco de ansiedad. Sintiéndola continúo absorta en mi vida de detalles: alimentar pequeños, arreglar camas. Alistar el shala para mañana, preparar mi agenda de la semana.
La sensación sigue y va creciendo.
Después de un par de horas de sentirla finalmente logro sentarme a escribir. El día ha transcurrido sereno y tengo una sensación de plenitud en mi corazón. Esto a pesar de una noche muy difícil. La vida pulsa entre sus ires y venires y me recuerda una vez más que no controlo nada.
Mientras descargo mi inconsciente en la pantalla y mis manos se mueven con la facilidad de estos dedos de pianista, voy sintiendo aún más. Escribir me permite decantar mi alma, me recuerda los detalles del día que a veces pasan desapercibidos entre tantos pensamientos. Me devuelven a ese ayer que ya no existe pero que quedará plasmado aquí para una eternidad. Mis hijos y nietos podrán leerlas y yo misma saborear de vez en cuando mi propia vida cuando lo necesite.
Hoy celebramos una buena noticia. Hay noticias relativas y hay noticias absolutas. Las absolutas tienen el don de dejarnos en blanco, anonadados y sorprendidos. Esas sólo hay que recibirlas a corazón abierto y darles entrada sin miramientos. Las relativas son más fáciles de digerir y asimilar: sólo esas son susceptibles de ser manoseadas por la mente. Las otras no. La de hoy trajo además una reunión muy dulce: en medio de sonrisas, chistes y camaradería almorcé con cuatro seres muy queridos, añorando y extrañando varios otros regados por el mundo y que un día armarán juntos una mesa completa. Todos, sin embargo, estaban ahí presentes con nosotros en espíritu y todos celebramos con gozo total la bendición de estar juntos- aunque los cuerpos anden por ahí separados.
Esta noticia me conmueve en todos los sentidos posibles. Me deshace en ternura, me impulsa en fuerza. Nunca me había sentido así: es como estar a las puertas de un milagro y todavía preguntarme si es posible, si es cierto. Mi familia es extensa y por lo tanto, vendrán muchas más de estas noticias en el futuro.
Sólo puedo sentirme dichosa de ser de alguna forma generadora de tanto Amor.
Las vueltas de la vida nos invitan siempre a segundas oportunidades. Todos los días podemos repetir con el corazón abierto: Lo siento, perdóname, gracias y te amo. Cuatro frases que han cambiado mi vida. Cuatro formas de mostrar al otro que ha sido importante y lo será siempre. Cuando hemos amado siempre amaremos. Es imposible que no quede una huella en el tiempo y el espacio si el amor ha sido puro y real. Y se transforma con los años, se vuelve más rico y profundo. Se limpia de apegos y de expectativas y florece libre, más relajado y sereno.
Hoy celebramos juntos una noticia con unos seres que amo entrañablemente. Hicimos planes, forjamos sueños. Compartimos risas y desgranamos vida. Esta vida misteriosa, impredecible y compleja que nos trae de vuelta a lugares adónde amamos.
Celebremos.
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