martes, 7 de junio de 2016

En expansión

Hace días no escribo.

La vida se ha estado moviendo con pasión y desenfado después de los días con mi maestro.  He percibido un cambio total de perspectiva, interna y externa.

Es como si estuviera estrenando vida.
Todo es nuevo.

No me reconozco.  Me siento liviana,  motivada y tan feliz.  Siento que todo fluye sin esfuerzo,  a pesar de que tengo a cargo un grupo grande de yogis de todo el mundo todo el mes y una gran responsabilidad con cada uno de ellos.  Y aunque sólo llevamos tres días juntos,  siento que han sido años.  El movimiento interno que Sharath generó en mí sigue.  Mi enseñanza se siente tan fácil y siento tanta empatía con cada ser que topo en mi camino.

Sin embargo,  hay uno en especial en este momento que me ha puesto a correr a toda velocidad.

Este ser me está enseñando que aunque en la vida hay mucho dolor,  uno puede sobreponerse a todo. Me está mostrando que la resiliencia es una capacidad del alma y que a pesar de la oscuridad se puede crear tanta belleza si amamos.  Hay gente que padece de un nihilismo perpetuo en cuanto a los poderes sobrenaturales del amor: fui una de esas gentes.  Hoy sé que todo es posible cuando uno ama....cuando ama de verdad.

Todas mis dudas respecto al Amor se están cayendo como piedras.

La vida es un proceso inexplicablemente crudo a veces y aunque nos preguntemos el resto de nuestra vida por qué algo sucedió como sucedió,  sólo al final entenderemos la alquimia perfecta de esta existencia fugaz. Ahora no trato de explicarme y cuestionarme nada:  sólo sé que estoy en un lugar donde recibir es inevitable,   aprender una tarea diaria y escuchar un privilegio.  Escuchar a gente como él me sorprende y maravilla.

Me inspira a intentar ser yo así de fuerte y sabia también.

Muchos yogis se disfrazan y en el fondo son personas con mucha oscuridad.  Otros nunca pondrán un pie en un mat y ya saben todo lo importante de la vida.  Es mi honor estar cerca de gente así cuyas vidas llenas de integridad y sabiduría dicen más que sus palabras.  El yoga no está en las palabras, dijo Sharath en Los Angeles...

Está en las acciones.

Cuando un ser así cruza mi camino y me causa tanta admiración, me gusta pensar que de alguna forma tengo algo adentro yo misma que se le asemeja un poquito.  Sí,  tengo ese deseo inconmesurable de no perderme más en situaciones conflictivas,  esa intención de compartirme con personas cálidas,  reales y humanas,  esa necesidad de estar presente sin dramas ni manipulaciones.

Pero para llegar a este punto tuve que ahogarme en el drama insensato,  me rodée de seres que tenían que enseñarme sobre mi propia hipocresía,  oportunismo y abuso.  Compartí por años el sufrimiento de estar en lugares a medias y la agonía de tener mis alas cortadas.

Ahora sé que la expansión sigue a la contracción inevitablemente.
Esta es la Ley de la vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.