viernes, 2 de octubre de 2015

Dualidad

Hay un rumor bastante generalizado de que los ashtangis creemos que somos superiores a los otros yogis. He escuchado esto por muchos años y me ha interesado mucho entender de dónde viene este comentario.

Creo que en esta vida el secreto consiste en tomarnos como punto de referencia de todo. La vida es del color que nosotros decidamos pintarla.  Si se ve sombría y confusa,  es porque así anda nuestra cabeza.  Si la vemos color de rosa y amorosa,  es porque estamos vibrando con la sintonía del Amor.

El yoga es para todos,  no importa su edad,  condición física,  estado marital,  inclinación sexual, estado financiero,  etc.  Esto no lo digo yo sino mis maestros.  El yoga es un regalo para toda la humanidad.  No hay distinciones ni discrimina: el único requisito es ser sincero y tener un instante de pura honestidad con nosotros mismos adonde decidamos cambiar.  Cambiar porque ya la vida no nos funciona como la estamos viviendo.  Cambiar para mejorar.  Para dejar atrás todo lo que nos hace sufrir.  Para soltar apegos sinsentido y encontrar apegos inteligentes,  entre estos últimos nuestra práctica diaria (y no me refiero sólo a las dos horas en el mat),  sino al resto de la vida y relaciones conscientes.

Esto que escribo lo he constatado por muchos años.  Si un ser humano está lo suficientemente despierto para desear practicar yoga (y el que practico requiere de una dosis extra de deseo por ser tan arduo y difícil),  entonces es su momento.   Sólo tiene que empezar y empezará a manifestar todo lo que necesita para sostenerse en el camino.   Manifestará también el final de todo lo que lo frene y distraiga.   Es una ley de vida:  el yogi empieza a vibrar a un nivel donde ya lo superfluo cae y queda sólo lo realmente valioso.

La vida se simplifica porque la mente se calma.  

Así que un yogi intenta en la medida de lo posible no emitir comentarios sobre algo que no conoce.   Lo hice en el pasado y me doy cuenta de que abrí mi boca de más.  Si no he practicado una disciplina X a fondo- la que sea:  cómo podría referirme al tema?  Es como si me pusieran a hablar de Jazz. Amo el jazz pero sé que me falta muchísimo por conocer y estudiar.  No podría emitir una opinión seria sobre un tema desconocido para mí.  Pero no todos los seres humanos entendemos esto.

Pensando en el tema en cuestión,  estaría dispuesta a escuchar a ashtangis renegados que han hecho su práctica por décadas y deciden cambiar de rumbo.  Esta es una opinión interesante.  Ya han explorado lo suficiente como para entender el cambio.  Pero si la opinión viene de una fuente neófita, promovida más bien por un sentimiento de minusvalía personal,  creo que es un comentario que vale la pena ignorar,  al igual que ignoro a todo aquel que se exprese mal de otros en público o ande en chismes a espaldas de la gente.

Abrir la boca para expresar verdad se llama Satya en nuestra práctica y siempre debe ir unido al Ahimsa o no violencia.  De qué me sirve pregonarme vegetariana si paso todo el día hablando mal de otros?  De qué me vale criticar al que se come un pollito si yo misma ando viendo adónde falla alguien para llevármelo al piso?  La violencia puede disfrazarse detrás de apariencias falsas,  gente que pregona paz por un lado y por detrás habla mal de un método, otro maestro o sus colegas.  He aprendido con el tiempo a discernir a quién escucho y a quién simplemente bloqueo.  Y este discernimiento me ha traído muchísima paz.

De todo encontramos en este mundo de dualidad y el mundo del yoga no se salva.  Los invito a realmente estudiar,  comprender,  informarse.  La ignorancia es el único pecado y todos podemos ser inteligentes en vez de seguir ciegamente a alguien carismático.  En este mundo no todo lo que brilla es oro, decía mi abuelita descanse en paz.  Y cada día me convenzo que gracias al yoga estoy aprendiendo a escuchar aquellas voces que me impulsan, que me inspiran y a bloquear las que no.

La paz de mi espíritu consiste en escuchar a mis maestros y seguir con humildad sus pasos.

Y todo lo falso cae casi sin ningún esfuerzo.

Sé que no soy superior a nadie porque todos somos almas en la misma lucha vital.   Y ante tal realidad tan estremecedora,  la única opción viable e inteligente es apoyarnos, ayudarnos a avanzar y por supuesto,  respetar de palabra,  acción y pensamiento al otro.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.