domingo, 18 de octubre de 2015

El poder del Amor

La vida es una paradoja,  decía uno de mis maestros.  Fluctuamos todos entre la oscuridad y la luz, entre el miedo y el amor.  Mientras escribo llueve en Managua- llueve con sol.  A lo lejos diviso el Mar del Lago y el aguacero arrecia.  Desde mi cuarto intento decantar las experiencias de los últimos ocho días.

Una semana milagrosa.

Entre tantos milagros,  aperturas,  conexiones y expansión aparecen,  como es predecible en este mundo ambivalente,  intrusiones del samsara hala hala.  Como dice el Tao:  el Tao no sería lo que es sino existieran seres que se burlan de él.  Trato de encontrar en mí ese lugar profundo que no se conecta a tales energías.  Tengo que decir que me cuesta mucho.  Me cuesta mucho lidiar con gente egoísta,  desconectada,  insolente.  Me cuesta encontrar la compasión dentro mío para amarlos a pesar de sus desvaríos egocentristas.  Sé que aquí está mi trabajo.  Sé que es aquí donde puedo crecer.

Decía un monje tibetano cuando estuvo preso por los chinos,  en medio de las torturas e injusticias, que lo peor que le sucedió fue que estuvo a punto de perder la compasión por sus torturadores.  Hay seres que se ensañan con uno y estoy aprendiendo apenas a no tomármelo personal.  Las palabras amargas,  los ataques,  sólo hacen mella si todavía creemos lo que nos dicen.   Observo, me observo. Sigo el ejemplo de mi maestro.  Trato de no reaccionar.  Cómo me cuesta.  Veo el cuadro y trato de no identificarme.  Pasarme de carril.  Respirar.

Mis amigos nicaraguenses me dieron tantos regalos.  Escojo enfocarme en todo este amor.  Me enseñaron esta semana el poder de la intención,  el esfuerzo de no darse por vencidos.  Verlos venir cada día al shala con seriedad,  compromiso y devoción fue para mí un regalo inmenso. Descubrir que todos estamos en un proceso difícil como es verse a uno mismo con honestidad pero al mismo tiempo sentir el apoyo mutuo es una muestra más de que el camino puede volverse más amoroso en buena compañía.

Sin competir,  sin juzgar,  sólo apoyándonos.

Hoy los abracé sabiendo que nos volveremos a encontrar.  Es inevitable el encuentro entre seres que vibran parecido.  Es el deseo por ser más reales,  más honestos y más amables lo que nos une en verdad.  Y los seres humanos conectados generan una fuerza y un poder inmensos.  Dejo un vórtex de energía vibrando al cien por ciento aquí en Nicaragua en muy buenas manos:  espero que sea una fuente de consciencia para muchos en este país y que contagie a muchos otros más.

Y así habré cumplido mi misión.   El que tenga oídos que escuche,  dijo una vez un maestro que admiro y respeto.  Y agrego yo:

El que tenga corazón,  que ame con todas sus fuerzas.  Porque esta semana me he sentido cuidada, amada y protegida en tantos sentidos.  Porque el amor sólo se siente:  es imposible de explicar.

Gracias,  muchas e infinitas gracias Nicaragua.




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