miércoles, 13 de junio de 2012

Ciclos de vida y muerte en las Relaciones


La integridad de cualquier relación viene de la sincronización con los ciclos,  especialmente,  la sincronización con el ciclo de Vida/ Muerte/ Vida. Este ciclo está presente todos los días de nuestra vida,  en todas las criaturas terrestres y fenómenos celestiales.  Desde el más pequeño átomo.

El éxito en las relaciones consiste en reconocer los picos y los valles y movernos a través de ellos con la mayor fluidez posible.  Columpiarnos entre el día y la noche.

Claro... esto puedo escribirlo ahora después de dos meses de no tener la menor idea de adónde estaba ni para dónde iba.

Como a toda niña en nuestra sociedad,  se me transmitió que el amor era una historia romántica entre dos amantes.  Sin embargo,  los años y las experiencias vividas me han enseñado que en realidad el amor es la unión de dos seres cuya fuerza integrada les permite a los dos entrar en comunicación con el mundo subterráneo del alma. 

Es,  además,  la oportunidad de participar de primera mano  en la danza de la Vida con la Muerte.

Para amar, uno no tiene que ser solamente fuerte,  sino también sabio.  La fuerza viene del Espíritu. La Sabiduría de la aceptación de la Muerte.

Lo contrario nos mantiene atrapados en un mundo falso.

En vez de ver estos ciclos como cierres contundentes,  podemos pensar que en una relación de amor hay muchos finales.  Ese ser delicado que se crea y nace cuando dos personas se aman,  tiene tanto un corazón como una respiración.  Cuando una parte del corazón se vacía,  otra se llena.  Cuando una respiración termina,  otra comienza.

A propósito de esto,  una historia:


Un padre lanza a su hija por el borde de su kayak,  porque a diferencia de sus otras hijas obedientes, ésta se había escapado con un hombre-perro.
El padre le corta las manos,  sus dedos quedan en el fondo del mar junto a sus extremidades. Allí se convierte en huesos y su cabello crece larguísimo.  Su esposo-perro la cuida y alimenta.  Los chamanes bajan a visitarla y cepillan su cabello largo,  mientras le piden gracia para aquellos que en la superficie  necesitan sanar su cuerpo y su alma.  Ella es la gran maga.  Ella es la puerta entre la Vida y la Muerte. 



Si una mujer está conectada a los ciclos vitales,  puede reconocer intuitivamente cuándo es el momento en que un lugar,  una cosa,  un grupo o una relación debe morir.   Este regalo llega como resultado de tener la valentía de traer todo a la superficie.  Y esto sólo sucede porque hay Amor.

Una parte dentro de todo hombre y toda mujer se resiste a aceptar que en todas las relaciones  la Muerte debe estar  presente.  Todo en el amor se rebana,  se pica,  se muele.  Y el ego no quiere nada de esto.  Qué muere?  muere la ilusión,  las expectativas,  la codicia por poseer al otro,  por tener sólo lo bueno y lo hermoso,  todo eso muere.   Pero se necesita abundante poder personal y alma para quedarse.

Todas mis relaciones las empecé  con la fase del enamoramiento,  la dulzura,  las máscaras.  Pero las relaciones más espirituales se quedaron cortas ante la perspectiva de re-actuar lo sin alma.

Si los amantes insisten en una vida de felicidad forzada,  placer perpetuo y otras formas de conformismo que aniquilan el alma en busca de la seguridad,  el ciclo de Vida y Muerte no puede manifestarse.  Entonces la relación se vuelve un "nunca estemos tristes",  "busquemos divertirnos siempre"...pagando el precio que sea para mantenerla así a toda costa.

El alma de la relación se hunde,  perdida en el fondo del mar,  sin sentido...sin utilidad.

Conozco tantas parejas así.  Su danza es la danza de la comodidad material,  de la familia perfecta, del disimulo y el ojo social.  Las mujeres saben que no se sienten bien,  sin embargo, un miedo indecible a abrazar su dualidad las mantiene prisioneras con hombres que las tienen marcadas con la palabra MIA.   Sordas y ciegas a los ciclos transformativos,  a reconocer la necesidad imperiosa de la muerte en este proceso,  no pueden amar más allá de tristes aspiraciones hormonales.  Estas mujeres- y sus hombres ignorantes- insisten en sostener todo en un pico brillante y pasar sus vidas momificados en una relación osificada.

El deseo de mantener el amor vivo en esta forma "positivamente forzada" es lo que causa que el amor se muera...muchas veces para siempre.

La entropía se asienta, la vida se vuelve aburrida y senil.

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El Amor no se conforma con menos.  Requiere valor.  Pide llegar hasta las últimas consecuencias.

Cuando se sobrepasa la etapa del placer inicial y comenzamos a ver en el otro su fragilidad,  sus heridas,  tal vez ya no el "trofeo"  que una parte nuestra deseaba,  ahí es donde se asoma la posibilidad de algo nuevo.

Amar significa quedarse.
Amar significa quedarse aunque todas las células digan "HUYE".

Cuando los amantes son capaces de  comprender la relación como un continuum-  la noche entre dos días- ambos se ven fortalecidos.   Adquieren una comprensión profunda de los dos mundos en que nos movemos en esta vida:  el mundano y el espiritual.

Es un momento mágico.
Provoca un terror indescriptible,  una emoción en la boca del estómago.
Preocupación,  ansiedad, sudor frío..


El impulso es correr en la dirección contraria lo más lejos posible...
pero no podemos correr para siempre.











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