viernes, 30 de marzo de 2012

Ego espiritual

Cierro este capítulo de mi semana en Osa con algunas reflexiones.

Esta tarde  hablé con alguien que me hablé del Ego espiritual.  Me ha tocado ver muchos maestros que adolecen de tal enfermedad:   es un poco triste y lo más triste,  es ver que tienen gente que los sigue.

Yo creo que uno termina con el maestro que le toca.  Los maestros de verdad son pura Luz y no necesitan alimentar un Ego simplemente porque no lo tienen!  Otros maestros se complacen en cultivar un séquito que los alabe y buscan de alguna forma sacar algo de la gente.

El trabajo del servicio es todo un tema en el mundo espiritual.  Podemos servir de muchas formas,  los que somos papás y mamás lo hacemos todos los días hasta que los pollitos vuelan del nido.  Servimos en nuestra comunidad,  a través  de nuestro quehacer,  inspirando a otros.  Servimos  siento honestos y reales con la gente.

El mundo del Yoga ha decaído en una serie de grupos con un maestro a la cabeza que se dice Iluminado.  Si alguien le cree,  eso es lo que necesitan.  Mi maestro Sharath siempre dice que un Guru verdadero no se autodenomina Guru,  sino que son sus pupilos los que lo ven com Guru.  Entonces,  al fin y al cabo,  es una cuestión muy personal.  Tal vez para mí Amma es una Guru,  Guruji también,  pero para otras personas no.  Lo importante es mi conexión con ese maestro y lo que me inspira a tranformar y ver en mi propia vida.

Me ha tocado ver casos patéticos en abundancia de pseudo-maestros que tienen muchas caras.  Un maestro me hace confiar cuando veo el testimonio de su propia vida.  Esa es,  para mí,  la mejor confirmación de si sus palabras son veraces o pantallas.  En estos últimos tiempos,  con el crecimiento tan rápido del Yoga,  hay de todo.

La cualidad del discernimiento la cultivamos con nuestra práctica ininterrumpida y constante,  llena de devoción.  Después de muchos años, ya no nos meten diez con hueco.  Podemos diferenciar entre los payasos y los de verdad.  Creo que los maestros más puros son los niños.  En ellos encontramos todas las cualidades que anhelamos en dosis gigantes:  inocencia,  alegría,  candor,  juego y belleza del alma.

Por eso es que en los últimos días de su vida,  mi maestro se volvió casi como un bebé:  tierno,  amoroso y suavecito.  Atrás dejó los años de ser una máquina del Ashtanga, sin piedad ni con sus propios hijos.  Guruji dio muestras en su vida de que el Ashtanga lo suaviza a uno por dentro.  Yo puedo verlo en mi vida y lo veo constantemente en los estudiantes.

Por último,  una señal de que el maestro es real es que tiene su propio Maestro.  No dice: I¨M IT. Por supuesto,  si estamos frente a un Iluminado,  ni siquiera dicen nada. Sólo vibran a una frecuencia tan alta,  que uno en su presencia se queda en blanco.  Es maravilloso!

 Si alguien se considera poseedor de la verdad, yo salgo corriendo.  Si viven su vida agradecidos por lo que han recibido de otros que estaban antes de ellos en el camino y siento su devoción,  sí me apunto.

Terminaremos con el maestro que necesitamos.  Y será perfecto para nuestro crecimiento.  Yo por el momento,  terminé con los monos,  lapas e iguanas esta semana y tengo que confesarles que he aprendido muchísimo.

Namasté y hasta la próxima.

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