martes, 27 de marzo de 2012

El wiring de nuestra vida

Mientras corro hoy por estas calles de Puerto Jiménez,  veo con sorpresa animales que tenía mucho de no ver.  Una iguana me observa cautelosa,  pajaritos de muchos colores y mariposas.  Las lapas escandalosamente felices retozan en el cucurucho de una palmera.  Me siento tan afortunada de estar aquí!  y a veces me pregunto cómo diablos llegué a toda esta vida alternativa.  Yo que crecí en medio de tanta limitación mental y emocional y entre tantas expectativas de cómo uno tiene que vivir y a qué puede aspirar.

Nuestra energía creativa tiene dos posibilidades:  puede continuar enganchada en la aprobación del grupo o de la tribu en que crecimos,  seguir reproduciendo los patrones que nos dén seguridad y reconocimiento de nuestra familia,  amigos y conocidos.  O podemos liberar nuestras antenas y adueñarnos finalmente de toda nuestras posibilidades como seres únicos,  como Espíritus libres.

Una de las formas de superar los miedos es arriesgarnos.  No entiendo por qué, pero siempre me he atrevido a ir más allá de lo que mi mente me dice.  Una voz interna me impulsa continuamente a correr riesgos,  a aventurarme a lo desconocido.  Un querido maestro espiritual, Tyohar, una vez me dijo:  " Si tienes dos opciones,  escoge siempre el camino nuevo,  ese es el que te hará crecer y evolucionar."

Recuerdo estar en Pachamama,  la comuna de este maestro en Guanacaste cuando escuché esto.  En esa época, todavía no tenía muy clara cuál era mi misión en esta vida.  Dharma, le llamamos en Yoga.  Claro,  era madre de cuatro muchachos.  Pero nunca sentí que pudiera identificarme solamente con ese rol.  Envidio a muchas mujeres que pueden ser madres artísticas,  madres futboleras,  madres cocineras,  decoradoras,  anfitrionas.  Mi wiring interno me pedía una misión diferente.  Con mi background de abogada,  una parte mía siempre quiso luchar por la paz y la justicia.  Con mi especialidad en Derecho Ambiental,  luché muchos años sin éxito en medio de la burocracia y el tortuguismo por salvar los ríos y bosques de nuestro país.  Me cansé.

Esa vez en Pachamama,  hace ya casi 10 años,  tuve la visión de que había un camino que sí quería recorrer:  el de mi propio universo interno.    En esa época,  los pocos encuentros que había tenido conmigo misma habían sido por situaciones de vida muy dolorosas que lo fuerzan a uno a ir hacia adentro.  De lo contrario,  hubiera seguido siempre hacia afuera,  como nos enseñan a todos con pocas excepciones.

No sabía a qué me estaba comprometiendo.  Pero sí tenía ya un sentimiento generalizado de que nada allá afuera iba a colmar mi sed de verdad.  Casi me sentía defraudada por la vida:  haber nacido en vano, sin nada que aportar a este mundo.  Qué legado dejarle a mis hijos?  y ni siquiera contemplar algo que afectara a otros positivamente.  Mi propia vida era suficiente bronca en ese momento.

Creo que  lo único que uno tiene que hacer en el camino espiritual es estar disponible para que Dios mueva los mecates y dejarse llevar. Una serie de acontecimientos me llevaron de una vida rodeada de Códigos,  computadoras y filas en el Registro a estar sentada ahora escribiéndoles frente al mar,  feliz de cómo mi trabajo me lleva a conocer siempre gente linda y tratando de mantenerme tranquila cuando veo las olas de la Gracia levantar mi barquito en direcciones osadas,  pero emocionantes.

Una series de coincidencias y sincronicidad:  veo para atrás y  eso fue lo que sucedió.  Cuando nuestro Ser ha estado sediento y hambriento por mucho tiempo,  nuestro Espíritu irremediablemente toma las riendas.  Cuando estas coincidencias se manifiestan,  de alguna forma significa que finalmente nos hemos abierto a nuestra sabiduría interna y que,  de ahí en adelante,  somos co-creadores de nuestras vidas en conjunción con la Vida.  Pasamos de ser víctimas a potenciadores,  de niños abandonados a meditadores con centro,  de saboteadores de nuestros sueños a nuestros mejores cómplices.

Todavía hay instantes en que siento aprehensión ante la posibilidad de expandirme en nuevas direcciones.  Hay una parte en todos que añora la seguridad y predictibilidad de lo conocido.  Hay formas de fortalecer nuestra psiquis, sistema nervioso y fe para seguir adelante.  Siempre pidiendo una confirmación a través de las señales que todos los que estamos en esto vislumbramos en el camino.

Piti, el perro de la propiedad,  ya ha hecho un hábito el sentarse junto a mí mientras escribo en este Blog. Es rarísimo! como que lo siente.  Aquí acaba de llegar,  es un labrador café viejo muy tranquilo,  aunque a veces se pone un poco tenso y sus ladridos graves asustan a cualquiera.  Conmigo,  se echa y se duerme, y diría yo que hasta sonríe.  Será que siente algo?  o será más bien mi confirmación?

Eso de las señales,  a veces un poco surrealistas,  siempre me ha intrigado.  A mí me ha costado bastante bajarme de la mente de abogada que necesita "pruebas irrefutables"  a dar espacio a la posibilidad de que tal vez todo no es tan cuadrado como pensé.   Las coincidencias abundan en mi vida,  al igual que la sincronicidad.  Seguro siempre estuvieron ahí,  pero hasta ahora es que las veo y les pongo atención.  Y en la encrucijada vital de cada día al decidir entre más Espíritu y Verdad o venderme a mis miedos y dudas internas,  me sirven como norte para ver qué escojo,  qué decido,  cómo creo con mi mente y mi corazón amorosamente todas las partes de mi visión.

En algún momento de mi pasado,  parece muy lejano,  mi wiring consistió en darle el poder a otros para decidir mi vida.  Sentirme víctima en vez de protagonista.  Maggie, una querida amiga, murió de cáncer hace un par de meses y hasta hoy me enteré.  Maggie,  una dama british sumamente jocosa, me dijo una de las frases que más me han servido en los últimos años.  Gracias a esa frase,  me casé con un hombre que me volvió el corazón al revés y lo aposté todo.  Gracias a esa frase he viajado ya 9 veces a India a seguir mi sueño. Gracias a la frase,  me monté en una avioneta y vine a este lugar sin casi nada de información.

La frase épica:  "If it´s not a hell of a yes,  don´t do it!"
Gracias, Maggie,  porque hoy mi vida está llena de tantos HELL OF A YES!!

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