miércoles, 28 de marzo de 2012

El Principito

Piti,  el labrador de la propiedad,  seguro me huele porque apenas me siento a escribir se echa a mis pies...me encanta sentirme acompañada por esta noble criatura de corazón sensible.

Hoy me levanto con toda la energía para la Tercera Serie.  Qué cosa más difícil, por Dios!  después de dos horas de bufar -en vez de respirar con fluidez como supuestamente debería ser- caigo en el savasana y empiezo a alucinar:  el ventilador del cuarto de desprende y sale volando.  Cuando abro los ojos,  ahí está como si nada...

Por intercesión de un buen amigo,  recuerdo con cariño al Principito del cuento.  Tuve contacto con ese libro por primera vez a las 12 años.  Vi una película que me asustó mucho:  recuerdo al Principito en el desierto,  su amor perenne por la rosa y su contacto con el zorro y la muerte.  Ese fue mi primer contacto con la sensación de muerte y temporalidad.

Recuerdo cuando el zorro le decía al Principito que cuando uno realmente ama a alguien se deja domesticar.  Domesticar en el buen sentido de la palabra, no rindiendo el poder personal sino queriendo al otro y sus sueños como si fueran nuestros.  Agradeciendo que el otro sea el espejo de nuestras carencias.

Cuando entramos en este plano físico al nacer,  nuestro Espíritu se fragmenta en miles de pedazos.  Nuestra vida consiste en recuperar cada astillita y completar nuestro paisaje interno.  Cada relación que entablamos con gente significativa,  es un intento de nuestra alma de recuperar la parte nuestra que esa persona nos refleja.

El proceso de recuperar estas astillas puede hacerse desde el Ego o desde el Espíritu.  Si la relación está regida por los egos,  la batalla es campal.  En un juego de espejos,  las partes se destruyen acusando y culpando al otro.  En una relación de Espíritu,  las partes con compasión se ven el uno en el otro y agradecen poderse completar finalmente.

En el camino, tendremos muchas relaciones que poco a poco nos hagan despertar,  si esa es nuestra intención.   Una forma de despertar muy efectiva es ser traicionado por el otro.  Si lo vemos desde la perspectiva más profunda,  en realidad lo que el otro nos da es una cachetada fuerte y nos dice: "WAKE UP!".

En algunos de nosotros -los más cerraditos-, se requiere un cierto número de traiciones bien bravas para que podamos cambiar el paradigma de buscar fuera de nosotros nuestro poder y realizar que la fuente está adentro.  La relación externa más bien nos está haciendo el favor de recordarnos los baches que llevamos por dentro y una forma de darnos cuenta es  que en la relación nos sentimos desempoderados.  Esa es la parte que hace falta,  esa es la bendición del otro en nuestras vidas.

Buscar un orden más profundo en la Vida requiere INEVITABLEMENTE que nos traicionen.  El camino empieza cuando nos decimos:  "Esto no es justo!!!",  "Esto no es como yo creía".  Ahí es el momento del cambio de dirección.

Hoy puedo agradecer de corazón que tanta gente me haya "traicionado".  A la fuerza, tuve que ir hacia adentro.  A regañadientes,  no tuve más opción que buscar algo de qué agarrarme.  Cada una de esas relaciones me enseñó tanto!  Para muestra un botón: en mis años adolescentes,  pensaba que era una extensión de mis padres,  que estaba físicamente pegada a ellos.  Recuerdo a mis 20 años a mi mamá ofreciéndome un viaje a Inglaterra por un año completo, justo después de que le había anunciado que me casaba.  Le dije que yo sólo viajaba con ellos o con mi esposo: sentía simplemente pánico de viajar sola!  quién me iba a decir que después iba a cruzar el mundo muchas veces como si nada..si alguien me hubiera mostrado mi futuro en una bola de cristal en ese entonces,  no le habría creído para nada.

La ruptura de mi primer matrimonio tuvo la bendición de lanzarme de picada hacia adentro.  Si pudiera enumerar las bendiciones de esta relación, además de mis cuatro bellísimos hijos,  sería que me dio perspectiva espiritual.  Por primera vez,  sentí la necesidad de ir más allá del dolor del papel de la víctima y pararme sobre mis propios pies.  Me ayudó a encontrar una comunidad de amigos que estaban en lo mismo,  buscando con fe en que había algo más que este mundo y sus historias de dolor y sufrimiento.   Recobré la fe y reconstruí pedazo a pedazo mi vida,  con la consciencia de que no estaba sola y Algo más Grande siempre estaba conmigo.

Mi visión llegó en medio de un montón de cuestionamientos mentales.  Uno de mis mentores en el mundo del Derecho, en su tiempo,  el Procurador Ambiental de la República,  me dijo sin más remilgos que estaba totalmente loca.  Cómo una profesional tan dotada y preparada iba a colgar el título e irse de hippie a la India?  tengo que confesar que sus palabras me tocaron todas mis dudas y miedos,  pero gracias a Dios la vos de mi Espíritu volaba ya a bastante altitud y no se desplomó.

De ahí en adelante,  la conexión con esta Inteligencia Superior fue ordenando poco a poco los restos de la batalla del divorcio. Siempre ansié trabajar con las almas de la gente,  no tanto con sus personalidades.  Como abogado,  uno es básicamente un bull dog del ego.  Se sacan las herramientas más bajas con tal de ganar el caso,  mintiendo o no mintiendo.  Una parte mía siempre se sintió reacia a venderse,  sin embargo,  el éxito en esa profesión-con muy pocas excepciones- depende de cómo se usan las palabras.  Me alegro que me quedara esa facilidad,  pero me gusta usarla ahora al servicio de mi Espíritu,  más que al del conflicto y el pleito.

Cuando a uno le dan una Visión,  uno no tiene idea de cómo se va a desenvolver todo.

Por qué?  precisamente porque esa visión viene del Espíritu y el Espíritu no tiene pasado, no tiene historia. Vive en el ahora.  Uno siente hacia dónde,  pero no tiene detalles de cuándo,  cómo y con quién.  Es una sensación de total novedad.  Se siente como cuando uno era chiquillo y sentía la vida simplemente.  En mi caso, sensaciones como la luz dorada del atardecer en las paredes de mi cuarto de niña,  las ganas de salir a las andadas y las caídas en bici y quedar con las rodillas destrozadas pero feliz de la vida,  el olor del bizcocho de mi abuela.  Son sensaciones puras,  limpias,  frescas.  No hay cicatrices.  Hay frescura en cada paso, emoción,  curiosidad...

De ahí,  lo que yo he hecho y creo que me ha funcionado es alimentar mi visión diariamente.  Aunque mi ego se  ponga pálido,  haga una pataleta y me reclame,  hago mi práctica de yoga con desapego porque sé que me calma por dentro.  Cuando estoy tranquila,  puedo sentir mejor el flujo de la energía creativa y puedo poner en práctica sus instrucciones.

Los que estamos con vida en este momento, estamos experimentando un momento de despertar espiritual sumamente valioso.  Estamos cambiando las reglas de este mundo,  pasando de un lugar de "qué hay para mí en esto" a un "cómo podemos ayudarnos".  El simple hecho de estar aquí en Osa en esta propiedad de sueño y observar la diligencia e inteligencia con que se ha montado este proyecto,  la calidad y profesionalidad de la gente a cargo y la belleza que puede crearse cuando una visión aterriza en este mundo,  me inspiran a creer.

Todos tenemos una misión que cumplir que va más allá de las carreras y profesiones que ponen pan en nuestra mesa.  Todos tenemos una responsabilidad,  a la mayoría de nosotros nos aterroriza pensar que tenemos que soltar toda nuestra vida anterior para poder volar en este parapente sobre el arrecife.  Por dicha,  cada día somos más...


Estamos dispuestos a soltar la historia y nuestro pasado para manifestar plenamente nuestro potencial?


Piti se levanta y se va.  Creo que es hora de cerrar esta entrada...




2 comentarios:

  1. Es cierto Mariela, estamos cambiando las reglas, y el mundo de nuestros hijos va a ser más libre... y eso es muy inspirador!

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  2. Qué lindo dejarles un mundo más honesto y consecuente!

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