martes, 23 de agosto de 2016

Of yogis, mice, women and men

En mis años de enseñanza he topado con muchos tipos de estudiantes.

Hoy quiero hacer un recuento de mi experiencia para recalcar las cualidades que considero imprescindibles para avanzar en este camino pleno de obstáculos llamado Ashtanga Yoga del KPJAYI.

Los estudiantes son los mejores maestros y  estos distintos tipos de egos me han enseñando mucho sobre lo que no sirve.  No hay juicios en yoga así que no podría decir qué está bien o qué mal.  Sólo sé que algunos se han sostenido por años,  a algunos se les enciende una chispa.  Otros se distraen fácilmente después de unos meses o un año y pico de enamoramiento.

Los seres humanos somos muy difíciles de clasificar pero los egos bastante predecibles.  Así que aquí va este relato sin ánimo de apuntar a nadie sino con la intención que podamos todos hacer una referencia personal.  Está además en un tono un poco jocoso:  creo que la mejor medicina es aprender a reírnos de nosotros mismos y de cómo lo que consideramos sólido en nuestro interior en realidad no lo es.


1.  El Adulador

Este tipo de ego llega al Ashtanga por una cuestión de moda.  Se dio cuenta que el yoga está "in" y le gusta ser parte del movimiento underground.  Rápidamente entiende que esto es un estilo de vida y no tarda en hacerse vegano o vegetariano radical-  de esos que no dejan a nadie comer en paz sino es lo que ellos comen.   Todo es orgánico, gluten free y sostenible. Cumplen con todo el "carcass" de un yogi,  tatuajes incluidos,  posts espirituales, viajes a India,  etc, etc.  Pero sus prácticas son mediocres, están demasiados enfocados al afuera que a verse ellos mismos con honestidad.  Todavía buscan cómo adornar sus egos y el disfraz espiritual los atrae más por glamour que por una búsqueda sincera de sus propias heridas.

Sumamente aduladores con los maestros- de verdad que cansones.

2.  El Quejón

Este es el tipo Eeyore el de Winnie Pooh.  Algo siempre está mal:  sino es algo que les duele es porque no tienen plata,  porque hay drama en la familia o porque simplemente el día está nublado.  Son expertos en el NO con mayúscula y con la práctica comprenden que hay un mundo nuevo:  el mundo del SI. Siempre están cansados o deprimidos,  el tono de voz característico brings everybody down. Su entusiasmo por la vida opacado por la visión de que algo siempre tiene que estar off:  adictos a los neuropéptidos de la víctima que probablemente los hicieron foco de atención cuando pequeños.

No duran mucho conmigo.  O se despiertan o se van rápidamente a lamerse de nuevo sus heridas.

3.  El que necesita papá

Este es el rebelde,  el que no está de acuerdo con nada.  Parquea frente al estudio,  llega tarde.  No trae su alfombra,  no se baña antes de las prácticas.  Lee mucho blogs y artículos del tema.  Experto en maestros certificados.   Busca un pecho contra quién pegar que le detenga esa arrogancia extrema de sentir siempre que sabe más que el maestro y que él o ella deberían estar enseñando en vez de él. Cuando se somete a alguna instrucción lo hace a regañadientes.

No quiere que nadie le diga lo que tiene que hacer.

Estos son candidatos número 1 a ir a estudiar con Sharath en India:  ahí hay pecho en grande contra quién intentar chocar...si acaso lo intentan.  No lo recomiendo (ouch).

4.  El que necesita mamá

Este estudiante anda como perdido en el mundo.  Tiene una metodología de compensación muy interesante a través de videos,  internet,  comida,  sexo,  you name it.  Su camino no está claro desde siempre:  arribar a este mundo sin manual de instrucciones (llámese madre) es peligroso.  La práctica tiene la virtud,  primero que nada,  de aterrizarlo.  Yo soy de estas y me costó muchísimo habitar mi propio cuerpo,  años de lucha contra una imagen que yo misma me había creado que era ficticia. Nunca tuve una madre que me diera punto de referencia,  menos que aprobara,  sólo alguien que juzgaba a pesar de no estar presente.  Los juicios carcomen y si no llegan a practicar son candidatos en primera fila a anorexia y bulimia, trastornos obsesivo-compulsivos y toda clase de inestabilidades.

Son bastante disciplinados porque aprendieron a hacerse todo solos pero sufren de una soledad profunda,  ingrediente perfecto para un buscador espiritual.

5.  El Self-conscious

Estos son los que no vienen al estudio si se les olvidó la ropa que combina.  Chicas maquilladas para practicar- BIG NO NO!  Perfectamente peinados,  depilados, combinados.  Se diferencian del número 1 en que no ven el yoga como moda,  sino como fuente de estrés.  Están tan extra preocupados del performance en el mat y del último pantalón de Lululemon que no pueden respirar bien y probablemente nunca han tocado un libro de filosofía que les diga que el asana es sólo la punta del iceberg.  Creen que sentarse en loto perfecto o pararse de cabeza son el cherry on the top y sueñan con el día en que puedan alardear en Instagram de sus posturas "avanzadas".

Logran una interiorización maravillosa una vez que la práctica les da por la cabeza y se logran bajar de esa nube de identificación con el cuerpo físico solamente.

6.  El Mental

Este todo lo pregunta,  son de los que viven pegados al chat y al correo y mandan preguntas a altas horas de la noche.  Todo lo quieren entender y analizar con su cabeza.  Too much thinking diría Guruji--les cuesta mucho soltarse y generalmente sus cuerpos son rígidos como corazas.   Los backbends los aterrorizan. Poseen mentes brillantes,  pero eso puede ser más bien una distracción al aventurarnos al terreno de la multidimensional espiritualidad.  Son personas cuadradas y llenas de juicios hacia ellos mismos y los demás.  La práctica de años a veces consigue sólo aflojar la superficie.  Necesitan estar genuinamente convencidos de que existen otras realidades más allá de lo que su Mente Jefa les pasa insinuando para poder continuar.

De lo contrario abandonan pensando que pueden solucionar su vida en otro lugar.

7.  El Volcán

Este es un bomba de energía,   un cúmulo de fuego listo a explotar.  Gracias a Dios llegan a practicar! Probablemente en sus vidas ya le han explotado a más de uno en la cara y cuando llegan están dispuestos a escuchar para así evitarse más dolores y sufrimiento.  El Ashtanga los calma y serena y por eso son los que con más cariño abren su alfombra cada día:  no hacerlo es tener un bomba en las manos y las consecuencias- ya han entendido, desastrosas para ellos mismos y los demás.

8.  El Mosquita muerta

Este estudiante tiene muchas caras y usa las máscaras dependiendo de la situación.  Aunque parecen serenos y amorosos tienen una agenda privada que defienden con la vida.  Vienen al estudio a ver qué aprenden para llevárselo a sus propias guaridas.  Son personas que en la vida diaria llamaríamos hipócritas.  Gracias a Dios se van,  algunos tras muchos años de tragar información sin olvidar su agenda por supuesto.  Son seres que llamaría vampiros y tristemente abundan en todas las áreas. Todavía no comprenden que nada sustituye el trabajo interno auténtico y que uno no puede ser más que un pobre imitador de quién admira.

Tristemente conozco varios casos de estudiantes de años y también itinerantes que además se sienten aptos para enseñar algo de lo cuál no han entendido nada.

Necesitan con urgencia pagarse a ver.

9.  El Temerario

Este estudiante no tiene límites para el deseo profundo de su corazón por la verdad.  Está dispuesto a lo que sea y está profundamente agradecido con la oportunidad que le da la vida de practicar este método.  Su actitud es de escucha activa y acciones congruentes.  No se queda pegado en excusas por eso a veces comete imprudencias como tomar aviones a lugares lejanos para estudiar con gente que siente que merece la pena- aunque ese mes no pague la renta.  Sus familiares y amigos lo tildan de loco desquiciado pero es el más feliz de todos:  hace lo que ama y tiene muy claras sus prioridades.

Sabe que no tiene que justificarle a nadie lo que le ayuda a ser mejor persona.

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Termino mi relato con una sonrisa porque veo rasgos míos en todos los tipos.  Al escribir tengo a muchos en mente y a todos les envío buena energía y abundancia.  Quiénes han mojado sus pies en el río del Parampara tienen una buena posibilidad de evolucionar,  aunque en el momento sus condicionamientos les hayan impedido ver con claridad.  Este Ashtanga Yoga es un buen Karma. Tengo fe en que eventualmente todos estaremos dispuestos a escuchar y rendir nuestra So Called Wisdom al llamado de nuestros corazones.

Disciplina,  devoción,  intención,  honestidad,  vulnerabilidad,  deseo por la verdad,  disposición a ir más allá de lo conocido,  coherencia entre pensamientos y acciones:  estas son,  en mi humilde opinión,  las cualidades más importantes de un ashtangi en este camino oscuro del yoga moderno.  El hecho de que ya estas almas de alguna forma se sientan llamadas a un yoga verdadero,  y no a pseudo métodos disfrazados de yoga- fitness, pole dance,  acro,  ir a ver gente,  socializar,  show off,  puro performance disfrazado incluso por bla bla bla espiritual:  ya para mí esa es una señal de que esa alma sabe.  Lo que hagan con sus realizaciones personales después de prácticas de meses,  años o décadas quedará en el destino de sus espíritus.

A mí sólo me corresponde ofrecerles la medicina.

Todos compartimos los mismos miedos y resistencias,  algunos en proporciones distintas a otros.  La posibilidad de salirnos del condicionamiento es mínima y de aclarar la mente distraída remota.  Aún en esta precariedad algunos nos lanzamos y el método funciona,  sin duda,  en las manos correctas y aplicado con la receta adecuada.

De eso sí no tengo la más mínima duda.



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