domingo, 10 de abril de 2016

A mi héroe personal

Mañana celebramos en Costa Rica el día de los Héroes Nacionales.

Yo también celebro mi propio héroe personal.  Mañana cumple cinco años mi cumiche,  mi bebé menor:  Matías.

Vuelvo la mirada cinco años atrás y veo una mujer muy triste,  con un embarazo que no pidió,  en compañía de personas que no la pueden ver.  Veo una madre desesperada ante la falta de apoyo,  ante una necesaria y simbólica carnicería:  un cesárea no deseada en alguien en quién no me puedo reconocer hoy, gracias a Dios.

Si de algo tengo que estar agradecida es de los efectos de mi práctica de yoga en mi vida diaria.  Yo soy el ejemplo andante de que esta práctica nos ayuda a tomar decisiones y a hacer cambios positivos y tangibles.   Nos da la fuerza de romper con lo mediocre,  de avanzar con fe en la vida para que sea nuestra propia creación y en cualquier momento,  si no estamos satisfechos con ella,  nos da las agallas de cambiar.  El cambio suena a veces muy amenazante.  Es necesario salir de nuestra zona conocida,  de los hábitos y costumbres,  esos a los que tan fácilmente nos apegamos los seres humanos.

Pero una relación no puede convertirse en un hábito.  Tampoco un estilo de vida.  Permanecer ahí mata simbólicamente una parte de nuestra alma,  una parte que siempre clamará por su libertad.

Matías llegó a mi vida para despertarme de una modorra interna que me consumía.  Me hizo el gran favor de descender a mi vientre para recordarme que su madre es una guerrera.  Sin su venida probablemente continuaría evadiéndome hoy en día de las preguntas importantes,  intentando mantener a flote un barco que hace tiempo echaba agua y sacrificar una vida que no era nada más y nada menos que la mía...

Matías vino a mí sin buscar nada para él porque no teníamos nada que darle.  Unos padres deprimidos a las puertas de una crisis imparable, acumulación de años de tristeza compartida.

Las almas que nos aman pueden actuar en formas misteriosas y Matías hizo eso para atraer mi atención.  Me obligó a poner los puntos sobre las íes dentro de mi cabeza y corazón y preguntarme honestamente qué necesitaba como mujer, como ser humano y como alma.  Me cuestionó todo y gracias a las preguntas que inevitablemente siguieron a su llegada,  hoy estoy donde estoy.  Mi paisaje interno y externo ha cambiado absolutamente:  vivo cada día con tanta alegría, fe y mucha gratitud.  He viajado el mundo entero,  he crecido.  He creado a voluntad los límites de este perímetro vital,  experiencia efímera que merece ser escrita y vivida con libertad y creatividad.  He conocido gente hermosa, mi mundo se ha expandido en un 1000%.

Y Matías permanecerá siempre en mi memoria como ese elemento detonador del cambio:  presencia pequeñita de un alma poderosa.

Nunca podré agradecerle el inmenso regalo de devolverme a mí misma.  Nunca tal vez entenderá que gracias a él su mamá es ahora una mujer realizada,  completa y absolutamente agradecida por todos los eventos de los últimos cinco años.  Apegos imaginarios cayeron por arte de magia con mi práctica diaria,  receptora fiel de la gracia y dones de mis maestros.  Abundancia material y amorosa ha colmado mi vida desde que pude decir ya no más.

Y las bendiciones se multiplican en mi corazón mientras escribo escuchando las chicharras y pájaros que dan la bienvenida a la noche aquí en mi paraíso perdido.

A veces los eventos más disparatados pueden ser lo mejor que nos sucedió en la vida.  Así es para mí mi pequeño numero 7: regalo de Dios,  presencia de pureza y verdad.  Guerrero, héroe,  símbolo perfecto de mi propia guerrera y heroína interna.   Esa que se vio obligada a sacar su espada para no sucumbir a la muerte,  a la predictibilidad de un futuro truncado por sus propios miedos e inseguridades.

Me hiciste fuerte como vos,  mi amor bello. 
Feliz Cumpleaños,  mi héroe. 
Mi valiente.
Con amor tu mami que te ama y que gracias a vos dejó atrás todo lo que ya no era.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.