miércoles, 11 de noviembre de 2015

Ornitorrincos legales en la Costa Rica del siglo 21

Regreso de México con el alma incendiada.  México siempre me ha resonado como la patria que escogió Chavela y a la cual amó indescriptiblemente- al punto de renunciar a su propia nacionalidad costarricense.
"
Pero Chavela,  usted no es que es costarricense?

"No"-  "soy mexicana". 

 Pero su acta de nacimiento dice que usted nació en San josé...

"Pues los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana!"

Siempre me pregunté las razones de su deserción y hoy mi país atraviesa una situación muy absurda a nivel legal que me la recuerda.   El caso típico de cuando la ley se interpone con la justicia a  la vista gorda de todos. 

Escribo esto en medio de una situación legal compleja de dos seres que decidieron unirse por amor y a quienes ahora la "Ley" amenaza con encarcelar.  El absurdo de los egos conservadores y anacrónicos puede llevar a distorsiones semejantes.  Como abogada que soy sé que la Ley tiene como fundamento y entelequia armonizar la vida en sociedad,   no condenar y juzgar inocentes.  La mampara de la ley en las manos equivocadas puede crear semejantes ornitorrincos legales:   bombas de tiempo en manos de una clase dominante que abusa de su statu-quo y que es al mismo tiempo anticuada y moralista.

Todos buscamos ser consecuentes.  Todos intentamos apostarle a nuestro corazón.  Es la única forma de vivir una vida como Dios manda.  Como lo hicieron en su época Chavela Vargas y Eunice Odio,  apedreadas a ojos públicos en sus vidas personales por gente miope en sensibilidad.   Huyeron a México despedidas por una sociedad hipócrita y de doble moral que usaba y sigue usando la religión como pantalla. 

Ojalá más personas despertemos a la realidad de que estamos aquí para ayudarnos mutualmente,  no para condenar a nadie.  La Ley se está quedando muy corta ante el despertar de la humanidad. 

Todos estamos en la misma situación: unos pocos años que pueden ser un homenaje al miedo o al Amor.  Y ninguno de nosotros es mejor que nadie- y los que así lo pregonen son los peores de todos.

Yo digo que le apostemos a la única respuesta. 

Yo digo que dejemos de juzgar y demonizar acciones amorosas por no comprenderlas.  Que cada ser encuentre la felicidad verdadera y la libertad a su manera,  con apoyo y seguridad.

Y un Estado democrático debería garantizar este derecho mínimo- o sino la Costa Rica que sueño es sólo un artículo de revista...

y no debería llamarse tal.

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