lunes, 2 de septiembre de 2013

La puerta

Creo que hoy tuve uno de los encuentros más conmovedores en toda mi carrera.

Tengo este hermoso estudiante en mi grupo.  Hoy era su primera clase de yoga.  Su actitud:  una de las más avanzadas que he encontrado.  Su cuerpo:  todavía en proceso de apertura.  Su mente:  luchando por soltar.

Es increíble como una buena actitud desencadena todo tan rápido.  Después de la clase de hoy,  me acerqué a él porque lo sentí conmovido.  Tenía los ojos llorosos.  Me dijo:  " No sé qué me pasó.  Desde la primera respiración sentí estas ganas incontrolables de llorar,  como si hubiera estado sosteniendo una puerta toda mi vida y ahora la puerta se abría y yo no podía detenerla."  

Le dije que no tenía que detenerla.  Que dejara que se abriera por completo.  Me dijo:  "Pero es que hubiera llorado toda la clase."  Y le dije:  " Por favor."

Tomó una caminata en el bosque y le aconsejé que se permitiera sentir todo lo que había detrás de esa puerta.  Que no la retuviera más.  Que llorara entre los cipreses,  los olivos.  Que no teníamos ese privilegio de sentir en nuestras vidas ajetreadas.  Que aprovechara este regalo.

Estos encuentros son joyas en mi camino.  Sumamente agradecida por la honestidad de este estudiante,   mi día ha consistido en observar qué puertas sigo sosteniendo dentro de mí.  Como muy bien dijo Osho una vez,  nada necesita de tu sostén,  deja que todo caiga.  Si algo no cae, es porque era para ti.  Lo demás, olvídate.

Qué gran alivio saber que no tengo que malgastar más energía en preocuparme sin sentido!  Y esto que digo no es indiferencia ni apatía ante otros seres,  no.  Es un amor tan grande y una confianza total en que hay un Jefe moviendo todas las piezas y que sabe exactamente adónde colocarme y con quién.  Yo simplemente tengo que permitir que me muevan.  Igualmente,  sabe adónde colocar a mis seres amados y cómo ayudarles a hacer su propio camino.  Y mi papel es de observadora amorosa y fiel confianza en su destino.

Así fue como llegué a esta isla. Así fue como encontré este camino.  Así es como me siguen guiando.

Y yo qué tengo que hacer?  Estar lo suficientemente suave y vulnerable para escuchar.  Estar lo suficientemente alerta para actuar y también lo más receptiva posible para recibir la sabiduría ancestral de gente como este querido estudiante...

que hoy abrió más mi corazón.

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