domingo, 22 de septiembre de 2013

Amor que incendia el corazón

Leo esta frase y me da escalofríos.

Me he enamorado tres veces en mi vida.  Y las tres han sido momentos cúspide.   En el momento de mi muerte,  esas tres almas desfilarán frente a mis ojos,  en mi memoria.  Y agradeceré a la Vida infinitamente por habérmelos puesto en el camino.

Trato de visualizar mi vida sin amor.  Se ve como un paisaje triste y desolado.  No que haya sido fácil:  para nada.  Pero en cada intento,  una parte mía que ni yo misma conocía se ha manifestado.  La parte que tiene fe,  que es espontánea y audaz, que no teme equivocarse,  que le apuesta a la alquimia inevitable de mezclar nuestras energías con otro ser.  Y ser transformados los dos en el intento.

Percibo un nihilismo muy crudo en el mundo actual.  Por doquier,  escucho comentarios de gente que se declaran libres e independientes.  Que no necesitan de nadie.  Que han entretejido sus vidas de una forma tan precisa y no tienen espacio para ningún otro.  Las necesidades personales sobre el amor.  Egoísmo sobre entrega?

Este nihilismo se cuela en posts en internet,  en películas,  obras de teatro,  en las conversaciones y hasta en mi trabajo.  Hay una generación que parece no conocer el Amor.  Parece que han sido vacunados contra él.  No son como los irresponsables de la mía que nos mandábamos al precipicio,  a veces sin ninguna precaución.  Generación sobre-cautelosa.  Generación perdida?

Me gustaría comprender sus puntos de vista y poder responder a la pregunta que tengo constante de por qué hay tanta gente linda,  creativa,  emprendedora, exitosa y hermosa que están solos y solas.  Una parte mía comprende que las relaciones son un reto muy grande para el ego y que demandan mucho trabajo:  mucho soltar,  comprender,  compartir,  compasión,  paciencia,  tolerancia y todo lo que nos cuesta más.

Otra simplemente cree que la capacidad de enamorarse ha caído en desuso.  Ahora,  todos padecemos de una anacronía mental epidémica,  donde los pensamientos han superado a los dictados del corazón.  Todos nos andamos protegiendo, un poco paranoicos.  Y cuando osamos meter el pie en el agua,  subimos todas nuestras defensas.  El resultado: mandarse al carajo rapidito para no tener que hacer el trabajo duro de desenmascarar la sombra.

En mis primeros dos intentos, estaba demasiado ensimismada en mi propio mundo color rosado para siquiera notar al otro.  El amor era unilateral por completo.  Ya el tercer intento me enseñó que no se trataba sólo de mí:  que el otro era yo misma reflejada en sus ojos y su corazón.  Aprender a verme fue al principio sumamente vergonzoso:  percibí todo mi narcisismo,  egoísmo y auto-absorción.   Lo que quería era que la relación me sirviera y no servir.  Después de años de intentos en vano de salir del círculo vicioso,  una experiencia cumbre logró derrumbarme mi bien establecida estructura de años para no amar.  Porque amar podía traerse todo al piso.  Era demasiado peligroso.

Dicen que el amor lo escoge a uno y no al revés.  Pues a mí me dio un golpe para despertar y todavía ando medio atontada.  Poco a poco,  empecé a darme cuenta de que salirme de mí misma ampliaba las posibilidades de mi mundo.  Había vivido tan sola por tanto tiempo.  Y ese pequeño orificio que se abrió en mi corazón fue como un rayo láser que empezó a derretir un corazón congelado.  Y cada gota de agua que cayó fue una lágrima más para comprender mi propio aislamiento y soledad,  muy bien justificadas.

No sé si el amor es un destino o una decisión.  En mi caso, fue ambos.  Estoy donde estoy por escogencia,  pero también he tenido un deseo profundo de saber si  el amor existe en este mundo.  Esa fue mi pregunta clave durante muchos años de búsqueda.  Aunque las experiencias pasadas me la negaran.  Aún así, pudo la fe.

Ese amor que incendia el corazón,  que nos hace palpitar,  que nos pone de rodillas y a veces,  nos pide gritar de dolor.  Ese amor sublime que nos llega a la médula del alma,  que no puede explicarse con palabras,  que nos asusta y retrae para luego bautizarnos con flores y espinas.  Ese amor sin el cual no seríamos ni la mitad de lo que podemos ser.



Ese amor existe.
Quién se arriesga?

2 comentarios:

  1. Hola Mariela,
    Quisiera comentar mi perspectiva y opinión sobre este tema que tanto me gusta...
    Desde mi perspectiva, el Amor es una vibración, no es algo que se tiene, se toma, se pierde o se da... sino que es la naturaleza de todo lo que existe. Para quién cree en Dios, Él es Amor y está en todo, entonces todo es Amor. Para quienes prefieren la ciencia: todo es vacío y en este vacío está la materia oscura o energía en el punto cero y la percepción y vibración de esta energía sería el Amor.
    ¿Entonces de qué hablamos cuando nos referimos a parejas? Pues habría que empezar por diferenciar amor de enamoramiento... El Amor es ese estado vibracional al que accedemos cuando dejamos todas las capas que recubren nuestra esencia, el Amor es incondicional, nos une y está en todo, no se comparte sino se siente y se vive en él. No se escoge una persona para Amar, sino se escoge una persona con quién compartir las experiencia de vida y Amor. Pero se podría hacer con todos o cualquiera... es una decisión con quién compartir, aunque Amar es un estado. Para mí la manera más fácil de comprenderlo es a través del Amor de madre, pues es un Amor verdaderamente incondicional, que no está sujeto a uno de sus hijos sino que es igual para todos, aunque elija vivirlo diferente con cada uno.
    El enamoramiento es distinto, su mismo nombre lo dice: en-amor-miento... Está lleno de máscaras e ilusiones, es una etapa de las relaciones donde presentamos lo que no somos y vemos poco de lo que el otro verdaderamente es... Algunos dicen que dura un máximo de 3 meses... luego las máscaras más pesadas empiezan a caer solas...
    Entonces, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a las parejas? ¿de Amor o de enamoramiento?
    Para experimentar el verdadero Amor, debemos ir para adentro... aprender a sentir el Amor en nosotros, sanando nuestras heridas y logrando amarnos a nosotros mismos... luego de eso podemos realmente buscar compartir ese estado de Amor con otro. De lo contrario, lo que sucede en la mayoría de parejas es un maravilloso juego de egos: vos me das y yo te doy... si no me das, no te doy... si me compartís, yo te comparto... etc., etc., etc.
    Entonces... para mí la pregunta es: ¿quién se arriesga a ir para adentro, sacar todos sus fantasmas, sanar y encontrar en el silencio y su soledad ese estado vibracional de Amor, para luego compartirlo?
    A quién llegó hasta acá... gracias por tomarse el tiempo de leer...
    Namasté

    ResponderEliminar
    Respuestas

    1. Cierro mis ojos intentando huir de tu imagen.
      Esta dualidad me come por dentro
      como si ácido quemara mi pecho desde el centro.
      Es amor y un terrible dolor que me destroza muy lento…

      Cierro mis ojos intentando negarlo todo.
      Pienso que tal vez todo hubiera sido mejor
      si solo no estuvieras en mi vida y te llevaras este ardor.
      Si solo pudiera arrancarte de mis entrañas sin temor.

      Por más que intento escapar es inútil.
      No puedo hacer nada para dejar esto que me atormenta.
      Quiero huir, no quiero más pero, esto solo aumenta…
      Y mi cuerpo desiste y mi corazón se lamenta…

      Y ya no puedo seguir viviendo de esta forma.
      Amarte y no tenerte es el peor castigo.
      Solo quiero dejar de sufrir, solo quiero estar contigo.
      Y por más que intento morir, no sé como sigo…

      ¿Qué puedo hacer con este Amor?
      ¿Con esta maravillosa sensación que me come por dentro?
      ¿Con este calor que brota de lo más profundo de mi pecho
      pero, a la vez me carcome desde mi propio centro?

      Y cierro mis ojos, huyendo de tu imagen,
      solo para encontrarte en mis pensamientos…
      Sueño contigo y estás presente en todo lo que siento…
      Y por más que huyo, no logro dejar de sentir esto.

      Solo dime que vas a regresar…
      Solo necesito oír que todo esto no es en vano.
      Solo quiero volver a dormir en tus brazos…
      Solo deseo volver a decirte al oído que te amo…

      Y si no volvieras, si tu camino te llevara lejos…
      Si nunca más pudiera verte, no sé lo que haría…
      Y si esto fuera todo lo que ha sido, tal vez huiría…
      Y si alguien en el Cielo tuviera piedad de mi, moriría…

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.