domingo, 28 de abril de 2013

Que no les metan diez con hueco- como decimos en mi querida Costa Rica.

Que a uno no le metan diez con hueco significa,  en slang costarricense,  que no hay que dejarse engañar. Tener un maestro espiritual verdadero no es nada fácil en estos tiempos de mercantilismo y capitalismo por doquier.

La idea suena muy romántica para algunos y sobre su falta de discernimiento se ha edificado sólo en Estados Unidos una industria que ahora vale muchos millones de dólares.

Cada criterio es respetable y yo misma estuve muchas veces frente a maestros que no tenían ni pies ni cabeza.  Como dice por ahí,  fake gurus.  En estos tiempos de crisis,  todos irremediablemente nos volvemos hacia nuestro espíritu para buscar respuestas con sentido y de eso se aprovechan muchos en el camino.

Mi propio recuento de maestros mediocres y falsos se remonta a muchos años atrás cuando una amiga me llevó donde uno que lo acostaba a uno en un diván y el permanecía sentado con los ojos cerrados. Supuestamente,  lo escuchaba a uno divagar en voz alta sin pronunciarse al respecto del todo.   Silencio absoluto y $100 la hora.  Salí de ese lugar sintiéndome genuinamente estafada!!  Y pensar que ese maestro ahora abrió un centro en mi ciudad:  triste realidad.

Otra segunda experiencia recomendada por otra amiga buscadora me llevó a un supuesto spa regido por tres matronas.  Mientras las dos hijas me vendían el secreto de la eterna juventud,  la mamá- una señora ya bien entradita en años- me hacía un tratamiento rejuvenecedor de células madre y no sé que más tonteras para finalizar viéndome frente a un espejo a baja luz y decirme que observara como me había quitado 10 años de encima....la señora lo que había hecho era ponerme maquillaje!  Y a eso llamaba mi amiga "efecto rejuvenecedor del cuerpo y del alma".  Doscientos dólares echados a la basura y una tristeza muy grande por la falta tan grande de discernimiento de mi amiga.  Gracias a Dios,   el lugar cerró.

Viajé a India varias veces y me topé con maestros de la risa,  de la foto,  de la muerte y de las meditaciones en cementerios y sobre cadáveres. Ninguno me convenció.  Terminé en un ashram donde había vivido hacía algunos años un maestro iluminado- or so they said- que ahora es literalmente un resort espiritual donde le venden sobre todo a europeos la promesa del nirvana.  Me gustó la piscina y la comida,  pero un lugar sin un maestro vivo es para mí como un jardín sin agua.

Seguí buscando y terminé en un grupo de meditación en California donde la maestra era bien intensa, sin embargo,  me dio herramientas para ordenarme en mi vida que hasta ese entonces había sido un caos total.  Aprendí a ver y sentir mis emociones y evitar que hirieran a otra gente inocente.  Ya eso fue un primer paso.  Aprendí a ordenar mi vida material.  Segundo paso muy importante. La maestra murió muy joven,  a los 60 años,  y el movimiento se desintegró.  Quedaron,  por dicha,  líderes esparcidos por el mundo a quiénes todavía admiro y respeto.

Finalmente,  topé con mi práctica de yoga y mis maestros en India.  Este Ashtanga Yoga no es cualquier yoga.  Le preguntaban a uno de mis maestros si él consideraba que éste era el mejor estilo de yoga en el mundo en este momento.  Dijo que si el entrevistador sabía de algo mejor, por favor le avisara- ja ja ( Richard Freeman por supuesto).

Tanta parafernalia,  tanto negocio montado alrededor de las ansias espirituales de todos nosotros los seres humanos!  Aquí en Encinitas abrieron una feria y ayer me di una vuelta por las calles.  Desde pulseras que sintonizan los chacras hasta bolas de cristal, pasando por toda clase de candelas de fragancias y tónicos para la longevidad, hasta esencias para ayudar a que las mascotas entren en samadhi...  agradecí la simpleza de mi alfombra,  carente de toda las distracciones New Age de la Nueva Espiritualidad.

En realidad es tan simple:  respire.  Mueva el cuerpo y explore su potencial.  Pase un rato con usted mismo todos los días. Trate de ser mejor  y no dañe a nadie. Diga la verdad.  Sea moderado en la comida, en el trabajo,  en el sexo,  en el deporte.  No se aproveche de la ignorancia de la gente. Cultive el gusto por las enseñanzas de los verdaderos maestros.  Ofrezca todo a Dios y no se preocupe del desenlace.

Sea limpio en su cuerpo y su mente.  Tenga deseo por Dios,  aliméntelo con maestros de verdad,  buena compañía.  No coma en exceso.  No acumule posesiones materiales.  No se apegue a nada ni nadie.  Rece.  Comparta.  Tenga empatía por los que sufren y compasión por los más necesitados.  Que la gente malvada no lo saque de su centro.  Sea indiferente hacia quienes le tienen envidia.  Ayude a otros cuando pueda.

Y mientras paseo por la feria de cachivaches innecesarios, agradezco esta brisa,  este cuerpo que está medio tembloroso de la práctica de hoy y mi buena suerte.   Agradezco tener la buena estrella de haber encontrado maestros que me ayudan a simplificar mi mente hiperactiva,  que me enseñan a no hablar mal de nadie y a ser indiferente a los ataques de los ignorantes.

Agradezco también a mis tres estudiantes que estuvieron y están aquí conmigo, su fe,  su confianza.  A los que vinieron el año pasado.  A los que ya fueron a India. Agradezco tener un día más para vivir con discernimiento y saber que la sabiduría de mi maestros me protege en todo momento.

Una vez más pido realidad.
Verdad.
Luz.


Y en Yoga todo lo que pedimos,  eventualmente llega.-

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