miércoles, 10 de abril de 2013

Héroes cercanos

Mañana es 11 de abril.  Día de los Héroes Nacionales en Costa Rica.
Día de los valientes.

Celebramos el cumpleaños de nuestro hijito menor, Matías.

Matías vino a nosotros sin pedirlo.  Se lanzó sin titubeos.  Los padres tuvieron constantes ataques de resistencia en esos terribles nueve meses.  El bebé anterior tenía sólo cinco meses cuando supimos que estábamos embarazados de nuevo.  Todo se  oscureció.

Siendo la vida una constante expansión seguida de una contracción,  quisiera haber tenido la sabiduría de anticipar lo que Matías significaría para nosotros.  Pero cuando uno está metido en la niebla,  no ve nada.  Y cree que así va a ser para siempre.  Nunca estuve tan tapada,  nunca tan triste y preocupada.

Hace dos años,  justo antes de la cesárea que trajo a Matías al mundo, mi mundo se desbarataba.  Un bebé inesperado ponía on hold "mis planes"  una vez más.  Otro atraso,  más violencia a mi cuerpo.  La cesárea no fue pedida.  Fue la última opción ante un desgarro del músculo piramidal reforzado por un embarazo demasiado seguido.

Después de seis partos naturales,  la cesárea me aterrorizaba.  Sin embargo,  aún en medio de tanto sufrimiento- sobre todo mental-  topamos con la bondad de mucha gente linda.  Mi doctor y su esposa serán siempre mis ángeles de la guarda:  ese 11 de abril del año 2011,  recibí en mis brazos un bodoquito de amor,  golpeado por la vida- sobre todo por la ignorancia de sus padres- pero listo a abrirnos el corazón.

Ya nos lo había anticipado nuestra doula: esta almita no tenía miedo de nada. Nos escogió como padres para enseñarnos el poder del amor incondicional.  Venir a este mundo ya es una proeza,  pero venir a dos padres cerrados como bombillos,  llenos de miedos y resistencia,  es de héroes.  Sí,  él es mi héroe.  Mi bebé Matías es el ser humano más increíblemente valiente que conozco.  Y gracias a él,  cuando me siento cobarde o débil,  lo abrazo y me lleno de su ímpetu.  De su intensidad y valor.  Cada célula en él quiere vivir, conocer,  observar y aprender.  No para.  Y ojalá que nunca pare.

Matías nació y poco a poco,  la niebla que nos cubría fue cediendo ante la bomba de amor.  En su pequeñez,  en su diminutez,  nos fue mostrando que la resistencia era toda mental: quién puede resistirse a un bodoquito de amor?  Todos los juicios ajenos fueron desapareciendo,  esas voces que nos acompañaron por doquier e incrementaban nuestra dudas:  "cómo tantos hijos!  qué irresponsabilidad!  arruinaron su vida..."  Esas voces que durante nueve meses se encargaron de reforzar los miedos,  cedieron ante la explosión de amor contenida en este cuerpecito que sólo anhelaba dar amor.

Y aquí estamos,  dos años después.  Absolutamente enamorados.  Arrepentidos hasta la médula de nuestra cerrazón,  agradecidos con la Vida de haber tenido la entereza de recibirlo. A pesar de todos los obstáculos.  A pesar de que tuvimos que posponer planes personales y atrasar agendas.

Pero la agenda más importante,  la de disfrutar el Amor y compartirlo, esa nos la trajo Matías.  No hay día en que no agradezca este bebé.  Sí,  trajo caos y desorden a la casa, trajo más gastos de los planeados,  más dinámicas e imprevistos...pero el amor no se compara.  Fue una inyección de pura luz para todos en la familia y creo que a todos nos tocó las fibras más profundas del alma.

Por todos aquellos héroes en nuestras vidas, los anónimos,  los cercanos...aquellos que llegan a nosotros a veces sin esperarlos.  A los que nos ponen al límite de nuestras capacidades y nos recuerdan que SI PODEMOS.  Si amamos,  todo es posible.


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