lunes, 29 de abril de 2013

Misiones cumplidas

Hoy ya mi último día de masacre y la sensación es de agotamiento físico, ligereza y claridad mental y al mismo tiempo, tristeza por la partida.

El efecto de los últimos días pasa de un grisáceo depresivo a un tenue anaranjado de esperanza.  Esto aunado al hecho de que tomamos una clase de Introducción al Ashtanga con un maestro lleno de humor  y dulzura, uno de mis primeros y más queridos maestros.   Después del rigor de la práctica con mi maestro indio, este bello ser se siente como un caramelo.  Voy con dos amigas y salimos las tres muertas de risa.  La risa es el mejor antídoto contra todo.  El mejor.

Mañana es el último día de práctica y todos hacemos la Primera Serie.  Es un cierre energético,  una despedida.  Así comenzamos todos mis compañeros de clase,  ahí dimos nuestros primeros pasos.  Así vivimos la mayoría,  en medio de forward bends,  respiraciones y pies descalzos.  Nuestras vidas de maestros transcurren entre aviones,  principiantes y avanzados,  mats de colores y el ánimo perenne de vencer nuestros miedos.  Entre maestros que nos apoyan  y estudiantes de todas las formas,  tamaños y colores que nos inspiran.

El mundo del Ashtanga crece día a día.  Es un fenómeno mundial.  Me considero muy afortunada de ser parte de este movimiento espiritual con raíces milenarias.  Hoy nuestro maestro de la risa nos recordaba los obstáculos en el camino del yoga.  Empezando con la enfermedad,   la mente distraída,  la pereza,  las malas compañías.  Para hacer algo tan intenso y sobre todo sostenerse en el camino hay dos opciones:  o ser muy terco o tener la guía de un maestro y un grupo cercano.  Sólo así se logra.  Y la combinación de las dos ayuda.  Así,  todo en esta vida cambia.  Estas mentes que a veces nos quieren volver locos se calman.  Se relajan.  Atacan menos,  se quejan menos y se alegran más.  Toman todo como viene  en vez de reclamar. Se acomodan y sino,  cambian.

Simple y a la vez profundo.

En esta escena de despedida,  mis pensamientos van de regreso a lo que me espera en Costa Rica.  Cae bien tomar distancia de la vida y observar con detenimiento nuestros pasos, los pasados y anticipar los futuros.  Mi vida necesita simplificarse.  Empezando porque necesito rescatar a mis amigos verdaderos.  Dejar de pretender que un post de vez en cuando mantiene viva una relación.

Mi vida necesita también desembarazarse de compañías inútiles.  Esos seres que comparten sólo lo nefasto,  lo tóxico, que no aspiran sino a transmitir su dolor.  Que están pendientes de las vidas ajenas en vez de crear en sus vidas cosas nuevas.  Y entre ellas,  incluyo a mi propia sombra.  Hay días en que ni yo misma me aguanto.  En esos días precisamente es que necesito amarme más y aceptarme con todo.  Dar espacio para que esa parte oscura salga a la luz y tome el sol.  Cansa tenerla siempre amordazada. Pero también necesita salir con cautela para no morder a nadie...ja ja

En este proceso de simplificar,  me doy cuenta de que cada vez necesito menos comida,  menos ropa y objetos materiales.  Mis aficiones se limitan a objetos para el Estudio,  música y charlas de mis maestros.  Creo que con eso puedo sobrevivir.  Ah, y un par de tennis para correr de vez en cuando.  Aunque no sea bien visto en el mundo del yoga,  correr me encanta!  Y lo hago porque me gusta,   esa es la única razón.  Me siento feliz cuando corro.   Me siento libre, igual que en mi mat.

Y de la simplificación viene la intención de reforzar mis destrezas básicas: comunicación clara,  respeto por el otro y confianza en Dios.  Mmmm...creo que ya son muchas cosas.  Pero entre todas ellas,  por la que más pido en este momento es por la gracia de perdonar a aquellos que me han herido.   No vemos las cosas como son, sino como somos.  Así que desde ahí puedo comprender -más allá del dolor- que cada ser humano crea su propio mundo y desde esa perspectiva,  a veces  actuamos sin consciencia.

Decido,  en mi deseo de simplificarme,  perdonar y alivianar mi carga.

Y que a toda esa gente que en algún momento amé le llegue esta simple ofrenda.


Para que, de alguna forma,  seamos todos un poquito más libres.

domingo, 28 de abril de 2013

Que no les metan diez con hueco- como decimos en mi querida Costa Rica.

Que a uno no le metan diez con hueco significa,  en slang costarricense,  que no hay que dejarse engañar. Tener un maestro espiritual verdadero no es nada fácil en estos tiempos de mercantilismo y capitalismo por doquier.

La idea suena muy romántica para algunos y sobre su falta de discernimiento se ha edificado sólo en Estados Unidos una industria que ahora vale muchos millones de dólares.

Cada criterio es respetable y yo misma estuve muchas veces frente a maestros que no tenían ni pies ni cabeza.  Como dice por ahí,  fake gurus.  En estos tiempos de crisis,  todos irremediablemente nos volvemos hacia nuestro espíritu para buscar respuestas con sentido y de eso se aprovechan muchos en el camino.

Mi propio recuento de maestros mediocres y falsos se remonta a muchos años atrás cuando una amiga me llevó donde uno que lo acostaba a uno en un diván y el permanecía sentado con los ojos cerrados. Supuestamente,  lo escuchaba a uno divagar en voz alta sin pronunciarse al respecto del todo.   Silencio absoluto y $100 la hora.  Salí de ese lugar sintiéndome genuinamente estafada!!  Y pensar que ese maestro ahora abrió un centro en mi ciudad:  triste realidad.

Otra segunda experiencia recomendada por otra amiga buscadora me llevó a un supuesto spa regido por tres matronas.  Mientras las dos hijas me vendían el secreto de la eterna juventud,  la mamá- una señora ya bien entradita en años- me hacía un tratamiento rejuvenecedor de células madre y no sé que más tonteras para finalizar viéndome frente a un espejo a baja luz y decirme que observara como me había quitado 10 años de encima....la señora lo que había hecho era ponerme maquillaje!  Y a eso llamaba mi amiga "efecto rejuvenecedor del cuerpo y del alma".  Doscientos dólares echados a la basura y una tristeza muy grande por la falta tan grande de discernimiento de mi amiga.  Gracias a Dios,   el lugar cerró.

Viajé a India varias veces y me topé con maestros de la risa,  de la foto,  de la muerte y de las meditaciones en cementerios y sobre cadáveres. Ninguno me convenció.  Terminé en un ashram donde había vivido hacía algunos años un maestro iluminado- or so they said- que ahora es literalmente un resort espiritual donde le venden sobre todo a europeos la promesa del nirvana.  Me gustó la piscina y la comida,  pero un lugar sin un maestro vivo es para mí como un jardín sin agua.

Seguí buscando y terminé en un grupo de meditación en California donde la maestra era bien intensa, sin embargo,  me dio herramientas para ordenarme en mi vida que hasta ese entonces había sido un caos total.  Aprendí a ver y sentir mis emociones y evitar que hirieran a otra gente inocente.  Ya eso fue un primer paso.  Aprendí a ordenar mi vida material.  Segundo paso muy importante. La maestra murió muy joven,  a los 60 años,  y el movimiento se desintegró.  Quedaron,  por dicha,  líderes esparcidos por el mundo a quiénes todavía admiro y respeto.

Finalmente,  topé con mi práctica de yoga y mis maestros en India.  Este Ashtanga Yoga no es cualquier yoga.  Le preguntaban a uno de mis maestros si él consideraba que éste era el mejor estilo de yoga en el mundo en este momento.  Dijo que si el entrevistador sabía de algo mejor, por favor le avisara- ja ja ( Richard Freeman por supuesto).

Tanta parafernalia,  tanto negocio montado alrededor de las ansias espirituales de todos nosotros los seres humanos!  Aquí en Encinitas abrieron una feria y ayer me di una vuelta por las calles.  Desde pulseras que sintonizan los chacras hasta bolas de cristal, pasando por toda clase de candelas de fragancias y tónicos para la longevidad, hasta esencias para ayudar a que las mascotas entren en samadhi...  agradecí la simpleza de mi alfombra,  carente de toda las distracciones New Age de la Nueva Espiritualidad.

En realidad es tan simple:  respire.  Mueva el cuerpo y explore su potencial.  Pase un rato con usted mismo todos los días. Trate de ser mejor  y no dañe a nadie. Diga la verdad.  Sea moderado en la comida, en el trabajo,  en el sexo,  en el deporte.  No se aproveche de la ignorancia de la gente. Cultive el gusto por las enseñanzas de los verdaderos maestros.  Ofrezca todo a Dios y no se preocupe del desenlace.

Sea limpio en su cuerpo y su mente.  Tenga deseo por Dios,  aliméntelo con maestros de verdad,  buena compañía.  No coma en exceso.  No acumule posesiones materiales.  No se apegue a nada ni nadie.  Rece.  Comparta.  Tenga empatía por los que sufren y compasión por los más necesitados.  Que la gente malvada no lo saque de su centro.  Sea indiferente hacia quienes le tienen envidia.  Ayude a otros cuando pueda.

Y mientras paseo por la feria de cachivaches innecesarios, agradezco esta brisa,  este cuerpo que está medio tembloroso de la práctica de hoy y mi buena suerte.   Agradezco tener la buena estrella de haber encontrado maestros que me ayudan a simplificar mi mente hiperactiva,  que me enseñan a no hablar mal de nadie y a ser indiferente a los ataques de los ignorantes.

Agradezco también a mis tres estudiantes que estuvieron y están aquí conmigo, su fe,  su confianza.  A los que vinieron el año pasado.  A los que ya fueron a India. Agradezco tener un día más para vivir con discernimiento y saber que la sabiduría de mi maestros me protege en todo momento.

Una vez más pido realidad.
Verdad.
Luz.


Y en Yoga todo lo que pedimos,  eventualmente llega.-

sábado, 27 de abril de 2013

Gray day

Me despierto a las 4 am con una pesadilla.

No en vano se dice que la Segunda Serie de Ashtanga Yoga saca todas las emociones reprimidas y nos limpia de todo el escombro interno.  La pesadilla es horrible:  miedos viejos que toman formas de gente cercana,  traición,  miedo,  enojo...todo ese abanico de emociones que diariamente me guardo en el sótano de mi inconsciente. 

Voy al baño medio dormida.   Regreso a la cama con una mezcla de resistencia a dormirme de nuevo y un deseo de que ya salga el sol.  Y qué sucede?  La extraña y muy rara coincidencia de dormirme de nuevo y continuar en la misma pesadilla!!  Pero qué es esto?!!!

Gracias a Dios suena el despertador,  me alisto y me voy al shala.  El día está frío y gris en contraste con el día de ayer de un sol radiante y todo alegre y jovial.  El cuerpo me duele.  Es de esperar.  Pero me duele más el corazón. Camino y agradezco el matte latte y el calorcito del Estudio.  Y mientras tomo mi té,  repaso el sueño y sus emociones.  

Emociones todas que ya he experimentado en esta vida y que sacan de nuevo su cabeza.  Me viene una certeza instantánea de que no existe posibilidad alguna de que pueda encontrar el verdadero amor. Lo siento de una forma extraña y visceral.  Amor sin miedo,  me refiero. Amor sin apego.  Mientras hago fila para entrar al shala,  me siento firmemente convencida de que esta vida es un juego sinsentido.  

Estoy en ese descenso interno que se siente como una retracción del mundo:  me dan ganas de llorar al mismo tiempo mezclado con una furia intensa. Físicamente, se siente como un ahogo.  Quiero salir corriendo lejos de esta masa de gente.   Mentalmente,  cada pensamiento parece tener mil voces en eco:  " El amor es una payasaaaaadaaaaaaaa.....No se puede confiaaaaaaar......Nada tiene sentiiiiiiidoooooooo......Todo es un absuuuuurdooooooo...."  Y los pensamientos se suceden en un auto-flagelamiento incómodo sin base alguna en la realidad.

En eso entra Sharath al cuarto. Inmediatamente,  mi consciencia se despierta.  Por encima de la impermanencia  de todo en esta vida, el miedo a la muerte y al abandono,  la añoranza del amor etc, etc., mi cuerpo se prepara para darlo todo.  El truco es sólo dejarlo que haga.  No es un ejercicio mental ni de voluntad:  es el fruto de una práctica de años que llega cuando más la necesito.  Y siento como si fuera un piloto de avión que enciende el piloto automático y se relaja en su asiento.  Comienzo a respirar.  Las cuentas de mi maestro me guían y apaciguan mi mente.  

Después de casi dos horas de esto,  de nuevo el Yoga me ha salvado.  Cada vez que mi mente trata de sabotearme,  tengo un lugar donde refugiarme.  Sólo toma el discernimiento de no irme en la tira y hacer lo que tengo que hacer.  Sé que estos episodios sórdidos no van a desaparecer.  Se llame un día gris,  las malas pasadas de mis hormonas o simplemente,  las curvas de la vida,  sé que de nuevo voy a estar en ese lugar de querer huir de este mundo,  escapar de todo.




Pero hoy de nuevo fui salvada.  Y planeo que así sea por el resto de mis días.


jueves, 25 de abril de 2013

Las puertas de la Vida

La vida nos abre puertas en ciertos momentos: se abren y entramos... o tal vez decidimos no entrar por mil razones y esas puertas no se vuelven a abrir.

Me encanta la gente que cuando se les abre una puerta,  se lanza.  Esa gente apuntada y entusiasta. Me llamarán intempestiva,  irresponsable,  hiper-espontánea.  Pues así yo soy.  Y sí,  me he jalado varias tortas.  Pero he aprendido también muchísimo de esos errores. Y de todas las puertas que he abierto,  del 99% no me arrepiento.  Me han guiado a mis maestros.  Me han mostrado el mundo.  Me han traído a mi vida la gente que amo.

Tanta gente que se pierde estas oportunidades.

En nombre de lo cómodo y seguro. En nombre de lo correcto y aceptable socialmente.

Uno de mis maestros dice que si la vida te da limones,  hay que hacer limonada.  Otro dice que si el Universo te lo ofrece,  es porque uno está listo para recibirlo.   Si no,  ni siquiera aparecería la oportunidad en frente.  Así que a todos aquellos parecidos a mí,  los invito a lanzarse y como bien dice el dicho:  en el trayecto nos crecerán las alas...o en la caída.

Me preparo para mañana.  Un día duro.  Estoy de nuevo con mi maestro.  Estoy tan nerviosa que tuve que ir a Whole Foods y revolcar por toda la tienda algo para el miedo.  Encontré unas Flores de Bach:  dice la botella "Para ansiedad,  palpitaciones,  sudores fríos, pesadillas y otros pesares".

Sí,  lanzarse al vacío da miedo.  Anoche pasé  muy preocupada en un sueño porque tenía que enseñar una clase y se me había olvidado el libro donde estaban los Sutras.  Una querida maestra estaba en el sueño y yo la regañaba preguntándole casi a gritos:  "Pero Sasha, mujer,  qué hiciste con los Sutras de Patanjali?"  Y ella me respondía casi llorando:  "Pero no entiendo por qué siempre eres tan estricta conmigo!"

Como en los sueños uno es todos los personajes,  recapacité sobre la pesadilla y me dije:  ok, time for a break. Por dicha,  hoy es luna llena y los que hacemos Ashtanga descansamos.  Así que hoy me tomé el día libre para relajarme y llevarla suave,  ser menos "estricta" conmigo misma y simplemente disfrutar más.   Pasé un día divino con dos queridas amigas,  hablando,  riendo,  disfrutando simplemente del hecho de estar juntas en este hermoso lugar,   del sol,  las comidas raras que nos gustan y esta tierra californiana llena de gente amable y amigos.   Y por supuesto, compartiendo sobre nuestros maestros -de quienes no paramos de hablar.

Terminé mi día nadando en un océano helado,  titiritando de frío con el sol cálido en mi piel y feliz de la vida, sintiéndome tan afortunada simplemente por estar viva.

Será que seguir nuestra voz interna nos llena de cosas buenas?

O será -como vaticinan esos que no van a ningún lado sin una botella de agua caliente, un paraguas y píldoras para dormir etc.  etc.  como decía Borges-  presagio de una tragedia?

Creo que todos hacemos con nuestra vida lo que decidimos y bebemos a cántaros de esta existencia o apenas le sacamos un poquito el jugo. Algunos de nosotros tenemos apetitos voraces.

Para esos como yo,  un abrazo de condolencia:  la vida les va a poner muchas puertas por delante y ay de ustedes si no entran!  Al mismo tiempo,  los va a colmar de regalos y no van a tener idea de como agradecer tantas bendiciones.   La posibilidad de equivocarse está siempre ahí, pero también la posibilidad de remontarse a las alturas de su máximo potencial.

Sus vidas se expanden o contraen en proporción directa a su valor.


Al resto:  no saben de lo que se pierden.-

domingo, 21 de abril de 2013

Héroes de cada día

Esta semana ha sido muy intensa no sólo internamente sino también a nivel mundial.  Fraude en Venezuela,  bombas en Boston....todo se siente caótico y desordenado,  como si una mano misteriosa tratara de desbaratar las vidas de gente buena y pacífica.

Leo sobre un valiente hombre que en vez de correr lejos de las bombas,  corrió hacia los heridos.  Leo el horror de la pérdida de niños inocentes y la imagen de los terroristas,  muchachos jóvenes con una mirada perdida,  me queda grabada.  Cómo es posible tanta maldad?  Y al mismo tiempo,  cómo reconoceríamos un héroe sino es en medio del caos?

Qué significa ser un héroe?

No es aquel que quiere figurar,  sentar cátedra o ser famoso.

No es tampoco aquel que con su falsa modestia camufla un ego espiritual del tamaño de la catedral.

Ni el egoísta que piensa sólo en su beneficio y en cómo presentar todo de una manera socialmente aceptable para obtener piropos y ovaciones.

Menos aquel narcisista, nihilista y absorto en sí mismo.  Esos son los antihéroes.  No tengo nada que decir en su favor.

No.

Hablo de un héroe de bajo perfil,  héroe de lo cotidiano y la vida diaria.  Este héroe es aquel que tiene la disposición de ir hacia adentro,  de aventurarse en el miedo y siendo totalmente ordinario y lleno de defectos,  ofrecer lo mejor que tiene para empoderarse y ayudar a otros.  En otras palabras:  servir.

Me siento muy afortunada de conocer mucha gente así.  Tengo en mente uno en especial:  hombre de sensibilidad exquisita,  ha tenido que guardar su alma para que no se le diseque en el día a día de un trabajo corporativo que le saca todo su jugo.  A brincos y a saltos,  sabe que necesita recuperarse y poco a poco ha ido retomando el camino perdido.  No ha sido fácil.

Conozco otro muy cercano que ha tenido que posponer su plan de vida para sostener una familia y en medio de las peticiones incansables de unos niños pequeños,  salvaguardar su espíritu,  creer en sí mismo y en que sí se puede- a pesar de los obstáculos.

Esta gente me inspira.  Y pensando en ellos,  me remonto unos cuantos miles de años a una de las novelas épicas indias más famosas,  el Ramayana.  Historia de príncipes,  princesas,  demonios y super héroes.  Historia de amores,  desventuras,  dramas del corazón, guerras y treguas.

Aparece Bhima,  el segundo de los Pandavas,  hermano de Arjuna, hijo de Kunti.  Gigante gentil y amable,  peludo y amoroso. Nunca pierde su conexión con Dios y siempre es honesto consigo mismo.  Bhima es el poder de la autenticidad absoluta,  un niño grande sensible y transparente,  lleno de amor a raudales.

Bhima está listo a defender a sus hermanos y a su familia pase lo que pase.  No le tiene miedo a nada, sin embargo,  su bondad es infinita.

El otro es Hanuman,  hijo del Aire.  El Yogi,  el amor incondicional en forma de super héroe.  Hanuman moriría mil veces por su Amo,  Ram.  No pone excusas,  hace lo que sea necesario en el momento justo.  Está dispuesto a todo.  No se esconde ni amedrenta.

Ambos son la energía más poderosa,  sin embargo, no dejan rastro.  Pueden tomar cualquier forma, pero deciden adaptarse a las circunstancias para servir mejor.  Poseen todas las cualidades y súper-poderes,  pero sólo los usan si es estrictamente necesario y si alguien se los recuerda.   No hacen alarde de sus capacidades,  no pretenden otra cosa que no sea dar.

Bhima y Hanuman.

Mis dos héroes personales.

Cuatro héroes que comprenden que el Yoga es observar qué se necesita de nosotros en cada momento,  que el ser más poderoso es aquel que sirve a los demás y sirve a la energía más grande.

Cuatro héroes que actúan desde el Amor en vez del miedo.  Fuerza en el cuerpo, claridad en la mente y suavidad en el corazón.



Héroes que dan el primer paso y corren en dirección a las bombas,   no huyen de ellas.

miércoles, 10 de abril de 2013

Héroes cercanos

Mañana es 11 de abril.  Día de los Héroes Nacionales en Costa Rica.
Día de los valientes.

Celebramos el cumpleaños de nuestro hijito menor, Matías.

Matías vino a nosotros sin pedirlo.  Se lanzó sin titubeos.  Los padres tuvieron constantes ataques de resistencia en esos terribles nueve meses.  El bebé anterior tenía sólo cinco meses cuando supimos que estábamos embarazados de nuevo.  Todo se  oscureció.

Siendo la vida una constante expansión seguida de una contracción,  quisiera haber tenido la sabiduría de anticipar lo que Matías significaría para nosotros.  Pero cuando uno está metido en la niebla,  no ve nada.  Y cree que así va a ser para siempre.  Nunca estuve tan tapada,  nunca tan triste y preocupada.

Hace dos años,  justo antes de la cesárea que trajo a Matías al mundo, mi mundo se desbarataba.  Un bebé inesperado ponía on hold "mis planes"  una vez más.  Otro atraso,  más violencia a mi cuerpo.  La cesárea no fue pedida.  Fue la última opción ante un desgarro del músculo piramidal reforzado por un embarazo demasiado seguido.

Después de seis partos naturales,  la cesárea me aterrorizaba.  Sin embargo,  aún en medio de tanto sufrimiento- sobre todo mental-  topamos con la bondad de mucha gente linda.  Mi doctor y su esposa serán siempre mis ángeles de la guarda:  ese 11 de abril del año 2011,  recibí en mis brazos un bodoquito de amor,  golpeado por la vida- sobre todo por la ignorancia de sus padres- pero listo a abrirnos el corazón.

Ya nos lo había anticipado nuestra doula: esta almita no tenía miedo de nada. Nos escogió como padres para enseñarnos el poder del amor incondicional.  Venir a este mundo ya es una proeza,  pero venir a dos padres cerrados como bombillos,  llenos de miedos y resistencia,  es de héroes.  Sí,  él es mi héroe.  Mi bebé Matías es el ser humano más increíblemente valiente que conozco.  Y gracias a él,  cuando me siento cobarde o débil,  lo abrazo y me lleno de su ímpetu.  De su intensidad y valor.  Cada célula en él quiere vivir, conocer,  observar y aprender.  No para.  Y ojalá que nunca pare.

Matías nació y poco a poco,  la niebla que nos cubría fue cediendo ante la bomba de amor.  En su pequeñez,  en su diminutez,  nos fue mostrando que la resistencia era toda mental: quién puede resistirse a un bodoquito de amor?  Todos los juicios ajenos fueron desapareciendo,  esas voces que nos acompañaron por doquier e incrementaban nuestra dudas:  "cómo tantos hijos!  qué irresponsabilidad!  arruinaron su vida..."  Esas voces que durante nueve meses se encargaron de reforzar los miedos,  cedieron ante la explosión de amor contenida en este cuerpecito que sólo anhelaba dar amor.

Y aquí estamos,  dos años después.  Absolutamente enamorados.  Arrepentidos hasta la médula de nuestra cerrazón,  agradecidos con la Vida de haber tenido la entereza de recibirlo. A pesar de todos los obstáculos.  A pesar de que tuvimos que posponer planes personales y atrasar agendas.

Pero la agenda más importante,  la de disfrutar el Amor y compartirlo, esa nos la trajo Matías.  No hay día en que no agradezca este bebé.  Sí,  trajo caos y desorden a la casa, trajo más gastos de los planeados,  más dinámicas e imprevistos...pero el amor no se compara.  Fue una inyección de pura luz para todos en la familia y creo que a todos nos tocó las fibras más profundas del alma.

Por todos aquellos héroes en nuestras vidas, los anónimos,  los cercanos...aquellos que llegan a nosotros a veces sin esperarlos.  A los que nos ponen al límite de nuestras capacidades y nos recuerdan que SI PODEMOS.  Si amamos,  todo es posible.


lunes, 8 de abril de 2013

Indiferencia?

El fin de semana transcurre en un lugar paradisíaco.  Mar,  brisa,  cielo abierto,  lluvia caribeña...tres días en la playa me llevan a otro ritmo.  La ciudad puede ser tan patológica.  Respiro mejor,  puedo ver con  visión más amplia y serena: árboles,  monos,  gente,  sonrisas.  Mis pies en la arena se siente felices y ni qué decir mi cuerpo en el agua transparente de Puerto Viejo.

Sin embargo,  me llevo de San José una pregunta que siempre he tenido:  ante las acciones erróneas de otro ser humano,  la respuesta es la indiferencia o la acción?

Imagino el caso de estar presenciando un ataque en la calle a otra persona.  Lo que la mayoría haríamos es llamar a la policía....mientras tanto,  ya ocurrió el robo,  violación, asesinato...lo que sea.

Quién de nosotros se atrevería a enfrentar al agresor y ayudar a la víctima?
No sé si yo podría.

Para hacerlo, requeriría tres cualidades que no sé si tengo:

1.  Valentía:  necesitaría tener unos ovarios del tamaño de la catedral.

2.  Anhelo por la justicia:  que mi deseo ante la agresión y violación de los derechos más básicos pueda contra mi miedo.

3.  Desapego:  incluso,  a salir yo misma por dentro:  apuñalada,  violada,  de alguna manera herida, al igual que la víctima.

Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Malcom X.
Madre Teresa,  Jesucristo.
Guau.


Ante este panorama,  me doy cuenta de que hacer algo al respecto es muy difícil.  Lo más lógico sería caminar de lado,  tal vez llamar al 911, pero en todo caso, mejor hacerse el loco.  Así no comprometo mi propia integridad.  "De por sí,  a esa persona ni la conozco..."

Ni la conozco?  o pretendo no conocerla a pesar de que está hecha de mi mismo material?

El tema aquí es que darle la espalda al problema me causaría,  al menos a mí,  un profundo dolor.  Ese ser humano que está siendo ultrajado tal vez no sea nadie conocido,  pero podría ser mi hija,  mi amiga o mi maestro.  Si lo contemplo de esa forma,  necesariamente tengo que tomar acción.  Acción con responsabilidad y aceptación de las consecuencias.

Lo más inteligente sería,  lastimosamente, en el caso de la calle,  que todos anduviéramos por lo menos, con un mace en el bolso.  No sólo por protección personal,  sino para ayudar a alguien en necesidad.  Lo del arma paso.  No tengo la fuerza interna para cargar un instrumento de muerte.  Simplemente,  no está en mis genes.

Pero el tema de fondo aquí es que nos importe alguien  tanto o más que nosotros mismos.  Parece un tanto absurdo ya que no los conocemos: no sabemos cómo se llaman,  no sabemos adónde viven,  qué hacen ni cómo sonríen.  Sólo sabemos que nos necesitan.

Y de algo sí estoy segura:  que yo agradecería infinitamente al valiente que venga en mi auxilio o el de cualquier ser que amo en un momento de tal magnitud.  Por eso es que todavía soñamos y creemos en Super Héroes:  esos que sacrifican su propio bienestar para ayudar a otros.

En yoga los llamamos Bodhisattvas.  Son seres tan elevados que vienen al mundo a ver a quién ayudan.  Ya no piensan en sí mismos,  ya han tocado la Verdad.  Y la Verdad los ha inspirado a regresar, a ayudar y a ser carne de cañón si la situación lo amerita.

Cómo estaría el mundo si todos nos abrimos a la posibilidad de ser  Bodhisattvas?


Que muera la indiferencia por el otro.  El "qué salado".  Que todos veamos en el prójimo a un pariente cercano y estemos dispuestos a hacer lo que sea por salvarlos del peligro:  físico, moral,  emocional.

Que nos importe el otro tanto o más que nosotros mismos.

Tal vez algún día,  algún día, tengamos los huevos.

miércoles, 3 de abril de 2013

Let go...or be dragged.-

El día transcurre sin mayores contratiempos.  Excepto que tengo noticias de la persona "esa".

Siento una especie de malestar,  de dolor profundo,  de sinsabor en la boca.  Cuando alguien nos ha defraudado,  creo que a todos nos pasa.

Me doy cuenta de que estoy viviendo mi vida por encima de ese sentimiento de incomodidad,  pero que realmente no he podido soltarlo.  Si lo hubiera soltado,  la mención de su nombre y de nuevo,  de su "posición" probablemente no me hubiera alterado.  Pero lo hizo.

Me encuentro entonces con la disyuntiva vital de "cómodiablossuelto."  Mmm...

Y también me percato de que he podido soltar muchas cosas a lo largo de los años.  Dolores grandes,  de esos que le dan a uno ganas de partirse en dos.  Dolores lacerantes,  de esos que todos conocemos y que desearíamos que no fueran parte de la vida. Pero lo son.  Y a menudo.

Entre estas divagaciones,  la palabra de mi maestro me llega como agua de lluvia en terreno seco.  Leo su despedida del season en Mysore.  Sus palabras son sencillas, pero dan en el clavo. Se despide con un "practiquen,  nunca dejen de practicar.  Sólo sus prácticas les darán la estabilidad mental para estar presentes en la alegría...y en la tristeza."

Y cuenta una historia bella de cómo en India celebran esta diversidad.  En una hoja de neem,  un árbol amargo como la hiel, colocan un poco de jaggery,  el azúcar más dulce,  el "sobado"  que nosotros conocemos.  Y se lo comen juntos. Y así recuerdan la paradoja de esta vida,  dulce y amarga a la vez.  Cada emoción va seguida de un dolor, cada placer de un resquebrajamiento.  Así viene el paquete.  Y tratamos de que no nos suceda...y siempre nos sucede.

No lo cambiaría.  No cambiaría todos esos días en que estuve cerca de mi amigo y compartí con él.  No cambiaría su risa- que luego se volvió una sarta de correos fríos y distantes-, ni su mirada dulce,  ni su voz cálida.  No cambiaría las visitas a su casa,  las anécdotas que compartimos,  los viajes,  las amistades comunes.   No cambiaría nada,  aunque todo haya terminado como la hoja de neem.

Con él crecí,  lloré,  me abrí,  me cerré.  Lo tuve cerca en momentos de suma fragilidad,  muy cerca,  muy adentro.

Y no sabemos todavía el desenlace de la historia.  La vida tiene muchas vueltas.  Quién sabe si más adelante venga de nuevo el azúcar...  Quién sabe si un día pueda volver a reír con él...no lo sé.  Pero sí sé que aquí,  ahora, me toca soltar.

Como dice este proverbio Zen,  sabio, denso y corto:  Let go...or be dragged.

No quiero que mi amargura me siga envenenando.  Sí, ya sé.  El no estuvo a la altura de las circunstancias,  pero mi papel aquí no es juzgarlo,  sino sólo aceptarlo.  Y también aceptar mi propio dolor.  Darle espacio.

Y tal vez si algún día me lo encuentro en la calle, pueda saludarlo con una sonrisa franca.  Y de corazón,  desearle una buena vida.

De corazón.-