miércoles, 1 de febrero de 2012

Practice and all is coming

Mysore no es lo que muchos anticipan.  Si quieren venir a India a pasear,  a turistear,  pensando en un destino exótico..pues esta es una ciudad india,  caótica,  dentro de todas diría yo  más hermosa porque está llena de palacios y porque está mi escuela-el palacio más lindo de todos.   Eso es lo que la distingue de todas las otras ciudades del mundo.  Mi escuela podría estar en cualquier otro lugar,  pero resulta que está aquí.  Queda lejos,  sí.  Pero sólo los que amamos el Ashtanga Yoga sabemos lo que es la energía de este shala.  Aquí suceden cosas que no suceden en ninguna otra parte.  Y me refiero tanto a aperturas físicas como emocionales,  espirituales.  Muchos vienen y no les gusta.  Practicamos muy temprano y el resto del día está libre.  Muchos se aburren,  se inquietan,  buscan otros maestros para ir a hacer más clase durante el día.  Se llenan de actividades sociales.  Esto no es el tipo retreat perfecto de yoga en la playa.   No hay cuartos lujosos,  ni comida preparada.  No hay nadie que nos sirva ni nos chinee.   No hay modas de ropa...bueno,  algunas poquitas pero por dicha no abundan.  No es el destino de la onda Let´s do Yoga!  Let´s have fun!  no, no, no...esto es serio.  Es amar tanto una práctica como para hacerla toda la vida,  dejar nuestro hogar y viajar lejos,  no sólo en distancia, sino hundirnos en las profundidades de nuestra interioridad.   Pasamos el día en silencio,  serenamente en paz.  Después de practicar,  todos los centros de energía abiertos,  estamos suaves y vulnerables.  Es un espacio terso como terciopelo.  No hay rutina de vida ni ajetreo,  caminamos,  respiramos.  Hoy que regresaba del shala,  el aire fresco me bañaba por dentro.  Puedo sentirlo...cuántas veces en mi vida en Costa Rica paso un día entero sin darme cuenta de una sola respiración!  esos son los pequeños regalos de Mysore:  salir del shala y tomarse una pipa.  Pasar por una escuela y que unos chiquillos le griten:  Hi, beauty!  el simple hecho de lavar la ropa en una palangana, sin prisa.  De anhelar que los cuatro días que me quedan se extiendan en el tiempo y pueda llevarme este calma a mi casa.  Y siempre,  planeando la próxima venida.  Los que ya nos enamoramos,  es para toda la vida.  Este es un amor que no defrauda,  que siempre crece.  El amor por mis maestros y la devoción que siento por su ejemplo y su fuerza me conmueve.  Practica y todo viene, decía Guruji.  Antes creía que uno practicaba y la vida se volvía fácil,  hermosa,  liviana.  No necesariamente.  A veces,  todo lo contrario.  Y no importa.  El yoga nos enseña que lo que es ES.  Qué alivio poder finalmente soltar el deseo infantil de que todo sea perfecto y tomar la vida como venga.  Sin expectativas.  Sin aferrarme.  Qué inmenso alivio siento!  y cada paso que doy, sé que lo doy en la dirección correcta.  Aunque duela,  aunque implique crear,  experimentar y cambiar.  Pero voy para donde tengo que ir,  de la mano de lo que creo y que me demuestra cada día que sostenerse en lo que uno ama no es fácil.  Pero mil veces mejor que venderse por una existencia mediocre.

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