lunes, 13 de febrero de 2012

Look for the Good

Varios días sin escribir. Entre una casi neumonía que me dio porque  nos bajaron en medio de una nevada en Frankfurt,  hasta los detalles del día en día con los chichis,  he estado bastante ocupada.  Además,  la vida tira curvas:  graves acusaciones salieron a la luz en contra de mi maestro de Anusara,  John Friend.  Ya hace varios meses empezó del éxodo de sus maestros más importantes,  renunciaron a sus certificaciones.  Muy triste y muy doloroso.  Al igual que  muchos maestros en el mundo y aquí en Costa Rica,  John Friend me dio  mucho en años pasados.  Gracias a él,  comprendí que el cuerpo es un vehículo del espíritu y por tanto, hay que cuidarlo y respetarlo.  Que nuestras prácticas de yoga son una forma de conectarnos con la Gracia.  Su vida personal no fue al final coherente con sus enseñanzas,  pero yo estudié con él hace más de 7 años.  En ese momento,  su sombra todavía no había salido a la luz. 

Todo esto me mueve el piso.  Sé que todos somos humanos y podemos meter la pata en cualquier momento.  Me motiva a ser más cuidadosa,  más consciente,  a sostener en mis manos la integridad al 100%.  La intención está al 100%.  No puedo asegurar que en algún momento no me vaya a suceder lo mismo,  pero me doy cuenta de las consecuencias que algo así tendría no sólo en mi vida,  sino para otras personas.  Que esto haya sucedido no significa que lo que recibí del Anusara no sea verdadero. Al contrario.  Me confirma que el juego del Shiva y Shakti,  la oscuridad y la luz,  son reales en este mundo material.  La sombra es un hecho y todos la llevamos. A veces sale de forma fea y nos domina.  A mí me pasa todos los días:  pierdo la paciencia,  me desespero,  quiero que todo sea diferente.  Pero después de practicar y estar un rato en silencio, estoy lista para ser la mejor versión de mí misma posible en el día de hoy.  De alguna manera, poder contribuir a traer más amor y luz a mi familia,  mi entorno,  mi país.  No sé si lo voy a lograr,  pero lo anhelo de corazón.   Eso es lo que me enseñó el Anusara:  a fluir con la Gracia.  Aunque eso a veces signifique bailar con la más fea y mi sombra es bien fea.  He aprendido a honrarla y a suavizarla, pero siempre está ahí.  Es parte de mi humanidad.

Por eso,  en vez de juzgar,  decido quedarme con lo bueno que John Friend me enseñó. El siempre nos decía:  look for the good.  Aún en medio del caos que esta crisis ha despertado en el mundo del yoga,  recuerdo con cariño sus enseñanzas que sanaron mi cuerpo y me ayudaron a tener más compasión por mí misma y los demás.   Me ayudaron a suavizar mis esquinas,  mi energía era demasiado Yang.  Con tristeza,  al igual que mis maestros Noah,  Darren y Amy,  renuncio a mi licencia de Anusara inspired.  Lo que aprendí lo llevo por dentro.  Pero siento que tengo que cortar con un nombre que ya no representa lo que creo.  En India, reconfirmé que el Yoga es coherencia,  ahora me toca ponerlo en acción.

Me despierto temprano después del temblor de la madrugada.  Esta es una semana llena de bendiciones:  Hernán,  mi hijo mayor,  llega el miércoles.  Tengo más de un año y medio de no verlo.  Mi hermana el jueves,  más de 2 años sin verla.  Gael y Theo cumplen años y tenemos fiesta de niños-con grandes incluídos-.  Es una semana llena de regalos.  Escojo ver lo bueno,  poner en práctica lo que me legó el Anusara.  Me despido de ese estilo de yoga que se hunde bajo los pasos poco claros de su cabeza.  Y envío toda mi energía a Sharath en Mysore para que sostenga el linaje del Ashtanga Yoga con integridad.  Yo aquí en Costa Rica voy a hacer lo mismo.



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