sábado, 31 de agosto de 2013

La casa de Gladiador

El vuelo transcurre sin novedades.

Tomo una foto mientras bajamos a la isla.  El color del mar es espectacular. Mi amigo Jaime me espera y me dice que vengo demasido vestida.  Hace mucho calor.

Después de comer algo y tomarnos un café para tomar energía,  pasamos por Juliette.  Ella va a cuidarnos y preparar la comida esta semana.  Irlandesa,  habla español bastante bien y se anima a practicar con nosotros cada mañana.  One more!

Llegamos al shala y es sencillamente un sueño. Una villa de 450 años rodeada de viñedos y olivos en medio del paisaje amarillo-verde y cielo azul alberga uno de los shalas más hermosos que he visto en mi vida.  Lo acaban de remodelar para este retiro y fue el estudio de un artista  muy famoso por 35 años. Definitivamente,  un lugar sagrado.

Recorro los jardines a la luz del atardecer en compañía de mis amigos.  Conocemos a la dueña del lugar,  una hermosa mujer llena de Shakti.  Es su cumpleaños hoy y está de muy buen humor. Terminamos hablando de Amma,  la santa que abraza.  Acaba de regresar de estar cuarenta días con ella en Kerala.  Le cuento que ella nos casó a mí y a mi esposo y se pone muy feliz cuando me pregunta si puede poner una foto de su Guru en el altar junto a la de Guruji y Sharath.  Le digo que por supuesto que sí.

La energía se siente abierta y despejada para recibir a estos hermosos yoguis:  italianos,  colombianos, vascos,  suecos,  alemanes, mallorquíes y españoles.  El grupo aún no lo conozco pero ya sé que va a ser una semana especial.

En camino a nuestro apartamento,  pasamos por la playa.  El mar azul turquesa se mueve con el viento y me siento tan afortunada de estar acá.  Después del gran esfuerzo de la última semana, siento que llegué al paraíso.  La compañía de mis amigos,  la caricia del viento y los últimos rayos de sol de este día treinta y uno de agosto me inspiran a entrar en ese espacio sagrado de transformación.  Me siento sumamente privilegiada de poder conocer a estos yogis europeos.

Antes de enviar mi aplicación a Mysore para enero- junto a la de mi hijo Ariel-,  pido para que en este mundo podamos encontrar una conexión real y cotidiana entre todas los caminos a la Luz.  Al igual que la Catedral de Mallorca que tiene un ala mora y otra católica.  Una catedral,  la única en el mundo,  que está construida a la orilla del mar para poder ver su reflejo en las aguas.

E imagino que ese reflejo es nuestro Atman,  nuestro Espíritu, cuando se encuentra a flor de piel porque nuestro cuerpo y mente se lo permiten.  Y entonces puede manifestar todo el amor,  la compasión y la alegría que es nuestra esencia.

Ese lugar que se refleja en las aguas cuando están tranquilas.
Aguas azul esmeralda con espuma de luna que lo acarician.


Vive al limite

Ok,  esta va sin tildes porque estoy en la compu del hotel.
Ya empacada,  Hernan, mi querido hijo mayor,  duerme en el cuarto.  Ayer fue un dia intenso,  asi como tiene que vivirse la vida!

4: 30 am inicia. 
6:30 am Primera Serie con Sharath,  cierre de la semana en Londres.
12:30 pm Camino a Stonehenge
7:30 pm Phantom of the Opera

Comprimir un dia con tantas cosas bellas es una experiencia que no cambiaria por nada.  Especialmente en buena compania.  Son muchos meses que no comparto con el y estar juntos es como el cherry on the top de esta semana.

La vida tiene muchas curvas,  nos dice mi maestro ayer para cerrar.  A veces el camino esta asfaltado,  a veces se pone muy malo.  Este Yoga es el four-wheel-drive!  Un Land-Rover!  Nos ayuda a encontrar paz y serenidad aun en medio de momentos dificiles.  Nos permite encontra el gozo interno que no depende de nada ni de nadie.

Y de ahi es que podemos compartirnos.  Sin esa conexion a nuestra propia luz,  no habra forma de vivir la vida al 100%.  Y esta tecnologia que me encontro me ha dado esa intensidad de vivir al limite,   no hay otra forma de vivir.

Vivir al limite- como he vivido esta ultima semana-,  nos demanda valor y mucha inspiracion.  El valor lo medio amasamos y sin mucha seguridad nos lanzamos.   Yo me lance y no estaba para nada segura que iba a suceder.  Pero el desenlace fue mas amor,  mas alegria.  Asi que funciono.  Pero no puedo decir que no me dio miedo.   Me seguira dando miedo.  India en enero me da mucho....pero igual lo voy a intentar.

Y por que lo intento?  Porque esta practica me sigue dando regalos.  Tan lindos como tener a mi hijo tres dias para mi!!  Y al igual que esto sucedio de una forma fluida y perfecta en tiempo,  les cuento nuestra anecdota de ayer para que se terminen de convencer.

Regresamos a Londres del circulo mistico de Stonehenge inspirados y un poco volados.  Esas piedras definitivamente encierran un misterio que se siente en el aire.  La planicie en que se encuentran es uno de los lugar mas bellos del mundo!  Y de regreso a Londres el plan era ir al teatro.

Nos bajamos en Trafalgar Square despues de admirar a Churchill y el Big Ben desde el bus.  Westminster Abbey paso rapidamente  a nuestra derecha.  Y corrimos,  literalmente,  hasta Picadilly Circus a intentar la funcion de Les Miserables.  Imposible,  sold out.  Nada habia.  Todo lleno.

Nos devolvimos no sin cierta decepcion.  Hubiera sido la noche perfecta.  Y ya de regreso pasamos frente al Fantasma de la Opera.  "No,  Mama, "- me dijo Hernan.  Este es el mas famoso,  ni pregunte."  Pero algo me dijo que entrara...y quedaban dos campos!!

Cerramos la semana llorando impactados por el Fantasma ingles.  Ya habia visto esta puesta en NYC y no le llega  ni a los talones. La intensidad,  el amor mas alla de las caretas,  el angel de la musica,  la musica!!  Fue absolutamente perfecto.  Bello e intenso.

Y hoy les escribo con el corazon totalmente lleno.   Siento que me va a explotar.  No puedo anticipar mas espacio,  y sin embargo, hay.  Viene una semana con veinte hermosos ashtangis en una isla maravillosa.  Y que hago sino sonreir mientras tomo mi taxi?

Solo bendiciones recibe uno si practica.
Y todavia no puedo creer que vienen mas.

Namaste.  Good-bye,  London!
Guruji y Sharath,  gracias.

martes, 27 de agosto de 2013

Kapotasana...ASTAU!

Ok,  tercer día de Led Intermediate:  check.  Alive.

Todo empezó en Mysore en enero:  Sharath me dio los diez arm balances de Tercera Serie:  "Imposible",  dije en un primer instante.  Sin embargo,  todo comenzó a mutar a medida que el mes avanzaba.  En Ashtanga Yoga,  la técnica depurada asegura un avance seguro en la práctica.  Sólo que mi técnica no estaba tan depurada como creí y todo comenzó a salir a la luz.

Esta práctica tiene la virtud- y maldición- de sacarle a uno todo en la cara.  No sé si fue mi propia prisa interna- why hurrying-,  los últimos tres embarazos en fila o el miedo mismo a no ser lo suficientemente fuerte.  La cosa es que regresé de India con el hombro malo.  Sobreviví el mes haciendo toda la Serie dos y la mitad de Tercera- lo más salvaje que me ha tocado vivir en esta vida,  casi similar a un parto cada práctica-,  pero regresé a Costa Rica con algo adentro de mi articulación que no andaba bien.

Entre terapia física y ortopedistas que hablaban de un nervio inflamado,  comprendí que tenía que ir más profundo para encontrar la raíz del problema.  Siempre había escuchado que un tema en hombros tiene que ver con cargar responsabilidades psicológicas pero aún no tenía el panorama lo suficientemente claro como para que el hombro escuchara.

Pasé más de un mes "knocked-out" con medicamentos para epilepsia...sí,  terrible.  Eso es lo que prescribe la medicina alopática cuando a uno se le duerme el brazo y la mano.  Tuve que regresar a Primary Series.  Los charutangas me dolían....oh oh.  Los arm balances,  olvídese.  El brazo no respondía.  Entre mi estado aletargado por tanto medicamento y la falta de fuerza,  empecé a deprimirme.  Y luego,  bendito Dios, tres de mis estudiantes decidieron ir a ver a Sharath a California.

"Ni loca voy",  me dije en un primer momento.  Led Intermediate una semana con él?  ni que estuviera de atar.  Sin embargo,  mis opciones eran:  quedarme en Costa Rica auto-conmiserándome,  quejándome y muy dopada...nada prometedor.  O tomar ese avión, dar el salto de fe y hacer lo que pudiera.

Mi fe en mi maestro me hizo terminar la semana de Serie Intermedia sin mayores consecuencias. Claro que sentí el hombro "raro" y no estaba al 100%.  Pero la proximidad de él y su mamá y el tiempo que pasé con mis estudiantes fue el regalo perfecto.  Regresé a casa mucho mejor.  Sin embargo,  la responsabilidad psicológica,  el patrón, volvió a establecerse.

Es difícil verse uno mismo la nariz o la cara.  Igual pasa cuando cargamos patrones de años y los actuamos en automático.  Requirió una crisis existencial buscar ayuda y comprender que si mi mente no cambiaba,  el hombro seguiría atrofiado.  No me dejaba avanzar.  Se seguía sintiendo pesado y adolorido.

Patrones desde la infancia de control y miedo comenzaron a salir a borbotones.  La situación demandaba un cambio YA.  No sólo por el hombro, sino por mi salud mental.  Cascadas de energía se me iban día a día en controlar lo incontrolable. Y después de unos días de profunda meditación y ayuda amorosa,  pude empezar a sentir el cambio que trae la consciencia.

O soltaba ya o me resignaba a seguir en el dolor-  físico y psicológico a la vez.

Justo antes de venirme a Europa,  tuve un Skype date con un querido maestro.  Fue tan importante hablar con él y darle seguimiento a mi tema.  Este viaje sería una iniciación, un rito de pasaje.  La alegría absoluta de soltar totalmente y confiar en que Dios tendría para mí lo que necesitara.  Así que así fue:   hice de tripas corazón y me despedí de todo lo que amo en Costa Rica para cruzar el mar.  No sólo el mar Atlántico,  sino el mar de mi desconfianza y falta de fé básicas.  Mi resistencia a creer que hay otra opción más que la muerte en esta vida.  Mi impedimento interno a aceptar todo como es y ya.

Y en esa intención,  me vine con todo y hombro inestable y débil a ver a mi maestro.  Sin conocer el desenlace.  Previendo una catástrofe.  Bueno,  la catástrofe no fue tal.  Aparte de mi barbilla inflamada, estoy entera en cuerpo y sobre todo,  por dentro.  Siento que su presencia y la presencia de mis amigos camaradas de lucha,  todos moviéndonos al conteo de sus palabras en sánscrito, todos bajo el ojo avisor y amoroso de su mirada,  todos unidos frente a ese monstruo que se llama ilusión,  me han sanado.

Y bien lo dijo él el primer día en el Conference:  alguien preguntó qué es lo que nos detiene en nuestra práctica? Y él contestó:  "Lots of illusion."  Esa fue mi confirmación.  Mi propia ilusión me había estado deteniendo por casi siete meses pero aquí estaba:  escuchando sus palabras y sintiendo un gran AHA! interno.

Y desde ese lugar fue que pude y sigo podiendo entrar en Kapotasana en ASTAU:  sin dudas,  sin miedo. Sin resistencia,  con fluidez.  Y quedarme ahí cincuenta respiraciones si él quiere porque ya no me duele nada.  Siento la apertura de estar totalmente en el momento presente,  sin anticiparme, sin preocuparme.

Y esa es la mejor técnica que cualquier yogui puede aprender.

domingo, 25 de agosto de 2013

Carnaval?

Tomé la línea amarilla,  Circle.  Ya en las calles se veía gente disfrazada.  En cinco paradas estaba en Notting Hill.  Mmmmm......me parecía interesante la experiencia.  Sin embargo,  en el momento en que me iba a bajar del Tube,  venía una turba.  Muchos ingleses muy jóvenes,  casi todos con una botella de licor metida en una bolsa de papel. Y venían gritando muy fuerte.

Fue un instante,  las puertas del Tube duran pocos segundos abiertas.  Me bajo o no me bajo?  Y simplemente la imagen de mi querido Sharath me llegó a la mente.  Qué hubiera hecho él? Probablemente ni siquiera estaría aquí.  Me volví a sentar y con una paz inimaginable,  me fui a otra parada a comprarme algo de comer y regresé al hotel.

Muchas veces me pasa que en ciertas situaciones no sé qué decisión tomar.  Y para vivir la vida al full hay que decidir.  Si no decidimos,  también decidimos.  La vida decide por nosotros.  Y a veces tenemos sólo segundos delante de nosotros para tomar la decisión más acertada.

Adónde vamos, con quién compartimos- no sólo una salida,  la vida-,  quehacer diario,  nos preocupamos o hacemos algo al respecto,  controlamos o soltamos,  reímos o lloramos,  aceptamos o resistimos. 

Regresé feliz con mi comidita.  Me puse la pijama.  Estuve estudiando para la próxima semana y luego me dormí temprano.  Dormí diez horas seguidas...y eso que ayer mi maestro nos dijo que no más de ocho horas.  Necesitaba descansar.  Entre el jet lag,  todos los cambios y la bomba de práctica de ayer,  mi cuerpo se siente hoy agradecido.  Ya estoy alistándome para el día dos.  No sin un poco de reserva,  pero vamonós.

Con valentía alisto mi espada- mi querida alfombra,  me pongo el casco-  la ropa más cómoda que tengo para practicar y empaco mi bolso.  Día oscuro londinense.  Feliz porque he recibido noticias de los míos y de mi gente.  Ahora a mi regreso empiezo a contestar.  Feliz porque estoy en el selecto grupo de Pranayama y aprender es mi pasión.

Afuera el día está frío.  Pero sé que estoy en el lugar correcto con la compañía correcta. Simplemente porque en los últimos diez años he seguido el ejemplo de mis maestros a la hora de decidir.

Gracias a mis Gurúes y a su ejemplo que me he ha ayudado a crear una vida con más sustancia y menos distracciones.  Pero sobre todo, gracias a esa parte mía ahí profunda que de una u otra forma,  aún en medio de mucho ruido,  ha logrado escuchar.

Fearless

Casi no puedo dormir.

Me preocupa no despertarme a tiempo.  Creo que esa es la peor pesadilla de un ashtangi:  que el despertador no suene!

Londres amanece de nuevo tapado y lluvioso.  Me alisto,  estoy con un hambre terrible.  Empaco una manzana,   un banano y unas almendras para después de la práctica.   Como decía Siddharta,  si uno sabe hacer sólo tres cosas en la vida todo es posible:  meditar,  ayunar y esperar.

Ayuno o morir de indigestión en la práctica.  Check.

Llego al venue y empiezo a ver caras conocidas.  Adentro,  se escucha la voz de mi maestro guiando Primera Serie.  Me asomo por una rendija:  el lugar está totalmente lleno.  Es un centro,  una especie de teatro de piso de madera,  parece bastante viejo.  Me registro y espero el cambio de guardia.

Todo bien hasta el momento.  Me siento tranquila y confiada.  He hecho esto muchísimas veces, por qué tendría que tener miedo?  Me acomodo en una cómoda tercera fila,  nadie quiere ponerse en la primera frente al Boss.  Gabriel, un amigo italiano,  le dice a otro maestro que avancen y se acomodan de primeros.  Ya casi empezamos.

Justo un segundo antes de cambiar la invocación,  Sharath me llama:  "Mariela,  come here!".  La peste,  me llamó a mí.  Me acomoda exactamente frente a él,  tan cerca que cuando canta puedo escuchar su respiración.  Empiezo a temblar.

Tener encima el ojo de mi maestro se siente como un láser que me atraviesa el corazón.  Comienzo a respirar,  a tratar de calmarme.  Es como si de pronto estuviera totalmente desnuda frente a todo el cuarto.  Pero qué me está pasando?

El conteo de la serie va fluyendo sin mayores contratiempos.  Se avecina esa postura que odio, bueno,
más bien que mi hombro derecho odia.  Han sido seis meses-  desde que regresé de India-  que he convivido con este maestro-hombro,  día a día,  noche a noche.  Finalmente,  tuve que tomar un break de mi práctica y está relativamente contento.  Sin embargo, la sola posibilidad de entrar en esa postura que odia me causa un revuelo mental.  Y si me lesiono de nuevo?  Y si no tengo la fuerza?  

Atrapada en estos comentarios mentales,  me doy cuenta de que ya estoy arriba.  Mi cuerpo sigue la voz de mi maestro sin importarle lo que piense mi cabeza.  Oh oh.  Estoy arriba y ahora tengo que bajar.  No me da tiempo siquiera recapitular:  Naua,  JUMP BACK!  Y caigo como nunca he caído antes,  directamente sobre mi barbilla en vez de sobre las manos.  El miedo me atrapó,  perdí el control.   Las cuentas continúan y me doy cuenta que estoy temblando como un conejo.  Por suerte viene un pequeño descanso.

Me quedo totalmente quieta en mi alfombra boca abajo,  cierro los ojos y se me llenan de lágrimas.  Puedo literalmente ver ondas de miedo que salen de mi cuerpo,  que se van.    Mientras tanto,  mi maestro ajusta gente por todo el cuarto y yo me observo ahí tirada,  mi cuerpo tembloroso y agradecido por haberle dado en el clavo. La barbilla palpita del dolor.  Mmmmm....estoy no se va a ver bien.

Pasa el trago amargo. El resto piece of cake.  Hasta que llegan los backbends y de pronto me veo con las manos en mis muslos y mi maestro frente a mí.  Sucedió.  Aquí estoy.   A esa que le tenía pánico.  Estoy respirando.  Estoy viva.  El está cerca.  Todo está bien.  Y dentro de todas las yoginis de hoy,  me tuvo que escoger precisamente a mí:  la que acaba de tener un ataque de pánico, tiene el hombro desbaratado y parece conejito.  Salgo del backbend renovada y confiada.  Sobreviví.  El miedo no existe.

A pesar de mi linda chichota en la barbilla-  como dice un amigo,  una raya más para esta tigresa-,  tengo que decir que la experiencia de hoy no la cambiaría por nada.  Me dio justo en el punto en todo sentido.  He vivido muerta del susto toda mi vida y a pesar del miedo,  he osado asomarme al otro lado. Hoy sentí que ese miedo viejo,  inmovilizante,  ya curtido por el tiempo,  se movió de mi cuerpo y se salió.   Me siento liviana,  feliz y agradecida.

Agradecida con mi Guru porque sin su presencia mi hombro hubiera seguido reinando.  Feliz porque estuve dudando varios días si me aventuraba a uno de los Carnavales más locos de Londres que sucede ahora en la tarde.  Liviana porque los miedos nos atan y detienen frente a la vida y nos dicen muchas mentiras.

Así que a bañarme para irme a Notting Hill.  No sé qué voy a encontrarme,  pero sí sé que estoy lista para lo que venga.

No es casualidad,  pero sale el sol en Londres.

sábado, 24 de agosto de 2013

London Blues



Londres amanece oscuro y frío. Sin embargo, siguiendo la recomendación de una querida amiga, me abrigo y salgo a buscar el mercado.

Portobello Market es el mercado más grande de Londres y sucede una vez por semana en sábado. Llego en medio de un aguacero torrencial. Pero la gente aguarda con paciencia que pase y en medio de la lluvia se abre ante mi una visión de diversidad de gentes y puestos llena de colorido.

Mi primera parada es un puesto de Bruschetta italiana. Nicola, el encargado, la prepara directamente frente a uno. Reconoce mi acento y me pregunta de donde soy. El es de Cerdeña y prepara una de las mejores Bruschettas que me he comido en mi vida.

Sigue una parada técnica en medio de la lluvia porque se me antoja una cerveza. Aqui todos la toman, casi siempre de pie y en media calle en las tardes. Asi que qué Caray! Hay que brindarle a la vida como si fuera el último día. Mientras me la tomo sentada en un café,  observo las pompas de jabón más grandes que he visto en mi vida. Gigantes coloridos que adornan la calle por unos segundos y mueren. Me pongo filosófica mientras devoro- que hambre por Dios!- mis primeros Fish' Chips en esta vida. Imposible venir a Londres y no probarlos. Bloody beautiful.

Extraño mucho a mi familia, mi casa, mi gente. Pero es parte del camino aceptar los sacrificios que implica seguir nuestro destino. Acciones enfocadas a un propósito que a uno mismo a veces olvida. Y nos encontramos solos añorando nuestros apegos.

Estoy segura que mañana domingo, después de la práctica con mi maestro, me voy a sentir muy diferente.  Por ahora, observo como el cielo se oscurece anticipando una nueva llovizna. Hay una tienda de bombines en la otra acera y me levanto a verlos.

Y entre los sombreros de colores, las banderas de Gran Bretaña y el cúmulo de conversaciones en inglés, aleman, francés, italiano y español añoro ver ya el rostro de mi querido maestro.

Ese rostro dulce y estricto a la vez que alberga tanta sabiduría en un cuerpo pequeño. Y pienso en todos aquellos que hoy están en un lugar parecido al mío: extrañando a quienes aman y cumpliendo con la eterna paradoja vital de ser consecuentes.

A todos ustedes: "Cheers!"

viernes, 23 de agosto de 2013

Vida arruinada

Hoy vi un increíble video de uno de mis maestros donde afirma que el Yoga nos puede arruinar la vida.
Y personalmente tuve una confirmación muy clara de esto.

Dice mi querido maestro que el Yoga nos arruina la vida falsa.  Una vez que uno prueba la "miel",  se pierde el interés en muchas cosas que tal vez antes nos daban cierto placer.   Esas cosas se vuelven un débil reflejo, casi apagado,  de esa experiencia primordial.    Y específicamente me refiero a cosas materiales.

Dice muy jocosamente que el sentido de "moda"  se nos destruye:  andamos siempre a la búsqueda de ropa cómoda y zapatos que nos permitan mover los dedos de los pies.  Atrás quedaron todos  tacones y zapatos en punta y ropa incómoda que a uno le impida respirar.

Dice que le arruina a uno la profesión.  La gente nos empieza a caer muy bien,  cada ser lo vemos como un auténtico milagro.  Todos los seres vivos,  desde gente hasta animalitos, plantas y flores.  No queremos dañar a nadie. Ya no queremos tampoco pelear y nos da pereza competir.  De hecho,  las ganas son más bien de ayudar a quien podamos y de promover el éxito ajeno.

Y por último,  nos arruina la religión porque nos enseña a conectarnos directamente al origen de todas las religiones en su forma más genérica y humana.

Ok.  Muy lindo video.
Lo veo y luego decido salir y rato y aventurarme a ese famoso "TUBE" a ver qué es la cosa.

Termino montada en la línea azul Picadilly.  Todo va relativamente bien.  Las direcciones son claras y todo está muy bien señalizado.  El metro está limpio-  no como otros en que he tenido que viajar-  y se siente seguro.

Llega mi parada y salgo a un mar de gente que se empuja dentro de un gran edificio.  "Esta experiencia tengo que tenerla"- me digo a mí misma.   Me abro paso a brincos y a saltos y de pronto, un señor muy elegante en uniforme con mucha amabilidad me abre la puerta, pesadísima por cierto.  El gesto lo agradezco y decido continuar mi exploración.

Entro a la tienda más grande que he visto en mi vida ( y eso que sólo me dio la pila para conocer el primer piso:  son cinco).  Paso de departamento en departamento:  el de Luxury ítems es el más abarrotado.  Mujeres por doquier en un trance admirando y comprando bolsos.  Ok, anotado.

Cambio de departamento:  la música también cambia y se pone como la de un club bailable.  Ahora vienen los cosméticos.  Hombres y mujeres parecen avispas en un panal.  La música es realmente buena y lo hace entrar a uno en un ride.  Camino,  veo,  paso de largo.  Todos los dependientes visten de negro muy elegante.  Todos son guapos,  lindas y están sumamente arreglados. Segunda anotación.

Me dirijo al departamento de comidas:  impresionante.  Aquí sí ya la cosa se pone intensa.  Hay una sensación de glotonería en el ambiente bien pesado.  Circulo y termino comprando una  sopita miso y un arroz con vegetales y algas.  No sucumbo a la magia de la pasticceria,  la intoxicación de los vinos ni los olores de los quesos.  Es demasiado para mis sentidos. Las filas son gigantes.

Dentro de todo el caos,  el ruido, la música, la gente empujando,  la ansiedad y el despilfarro,  rescato una vitrina llena de las flores más bellas que he visto en mucho tiempo:  girasoles,  rosas y lirios.  Me acerco a ellas y su silencio se siente como un oasis.  Aún en medio de este lugar tan intenso,  la belleza encuentra una forma de mostrarse y dar quietud.

Doy más vueltas tratando de encontrar la salida y no hay forma de salir.  Tengo que pasar varias veces por el mismo sitio hasta que finalmente doy con el baño.  Recobro el aliento.  Me lavo la cara.  Guau,  esto es intenso.  Mujeres de todas las edades, razas y formas se juntan en el toilet con centenares de bolsas:  Hérmes,  Gucci,  Louis Vuitton,  Dior.   Siento que observo todo como desde una nave espacial.  Y me lanzo con toda la fuerza a encontrar la salida de este lugar.  YA.

Termino saliendo por detrás y tengo que dar un vueltón para volver al Underground.  Pero ya puedo respirar.  Por las muchas puertas  sigue entrando gente por montones.  Es todo un espectáculo.  Las vitrinas inmensas,  el lujo material en su máximo expresión.  Y me doy cuenta de que me siento ajena, indiferente.

Uy,  mi maestro tenía razón.

Hace unos años,  Mariela hubiera salido con unas veinte bolsas y con una gran sonrisa de oreja a oreja. La alegría habría durando una semana a lo más y luego,  la vieja soledad que  había sido tapada- nuevamente- con una curita volvería a la superficie.   Alivios temporales para un problema profundo.  Panacea de marcas para una tristeza sin fondo.

Pero aquí estoy,  mientras escribo totalmente feliz con mi sopita y mi arroz.  He de confesar que me llamaron mucho la atención un par de anteojos Dolce & Gabbana.  Pero cuando vi el precio hasta que me reí!  Pensé que valen cuanto menos medio tiquete a Mysore.  Y me siento colmada de saber que estoy aquí por una razón diferente a la que tenía para vivir en ese entonces.

Constato,  con dulce alegría,  que sí:  el Yoga nos puede arruinar la vida.
No tengo la menor duda.