jueves, 3 de septiembre de 2015

Maestros de verdad

Encuentro esta entrada de hace cuatro años en este blog y la reposteo porque siento que aplica para todo lo que estoy viviendo en este momento:

"Yoga es relación

Las posturas son lo más fácil.  Lo difícil es mantenerme imparcial antes las imperfecciones y errores ajenos,  alegrarme por el éxito de los demás y sentir compasión genuina por los más necesitados.  Si mis relaciones no fluyen, de qué me sirve tener toda una serie de revelaciones en mi mat?  de qué me sirven si no las pongo en práctica en el día a día,  en medio de la rutina y la repetición?  pido más Luz para que el año que viene me traiga relaciones más amorosas... todo empieza por mí misma.  Si puedo celebrar lo bueno en los demás,  será porque de seguro puedo reconocer lo mejor dentro de mí.  Mis relaciones me sirven de espejo:  cuando me vuelvo muy crítica,  es porque ando un poco desconectada conmigo misma.  Cuando respiro y descanso en savasana,  me doy cuenta de lo absurdo de los juicios y del gozo de la aceptación.  Es esto lo que anhelo realmente sentir en mi vida:  el gozo de la aceptación de quién soy y la serenidad de establecer relaciones genuinas desde esa autenticidad."

Empecé a escribir en este blog hace cuatro años.  Mis primeras entradas eran cortas y tímidas como esta. Poco a poco,  a medida que mi práctica fue profundizando mi pluma también comenzó a expandirse. Una vez una estudiante me dijo que no entendía cómo podía yo exponer mi vida ante los demás tan explicitamente:  el camino espiritual consiste precisamente en eso.  No todos tienen que hacerlo igual,  esta es sólo mi manera.  Pero he comprendido que me ayuda a ser transparente en todos los sentidos.  Parece que también le ayuda a otra gente por los escritos que recibo.   Y sentirse uno bien en cualquier lugar y con cualquier persona es la marca de un yogi.  No hay que amoldarse a la situación:  basta con ser uno mismo y automáticamente se atrae o repele ciertas personas.  

Y el camino se va limpiando solo.

Los maestros en el camino aconsejan ignorar a todos aquellos que de una y otra forma nos ponen obstáculos en el camino.  Pero hay que discernir entre quiénes más bien nos ayudan a ver partes ciegas de nuestra personalidad de aquellos que realmente son un dolor de h.... y sólo quieren disuadirnos de continuar.  Mucha gente no se alegra por los éxitos ajenos,  más bien se enfurecen. Los envidian,  los sabotean.  Pero esta gente sólo hay que ignorarla, dice mi querido maestro y continuar uno con más fuerza.

Otros sí nos tocan los botones y estos más bien nos están haciendo un favor.  Si nos tocan los botones pero hay amor de por medio es más fácil.  A pesar de ver nuestras propias faltas nos sentimos amados incondicionalmente y eso da pie para que queramos mejorar.  Eso sucede con un buen maestro:  amorosamente nos muestra adónde estamos pegados,  adónde tenemos miedo y resistencia pero igual nos acepta,  nos enseña,  nos corrige.  No hay rechazo,  al contrario, hay un profundo deseo de que superemos nuestras limitaciones y podamos ser cada día más quién somos.

El ojo certero de un maestro o maestra amorosos no tiene precio.  Una de mis maestras me ha dado tanto a través de su tacto sensible,  sus palabras claras y sobre todo,  su vibración.  Es madre como yo.  No quería tener hijos: su práctica era su vida y los embarazos siempre se traen el asana al suelo.  Sin embargo,  Guruji mismo le buscó un novio,  los casó y ahora ella vive a sus 51 años plena en su maternidad y en su quehacer.  El ojo del maestro es certero si está lleno de amor.  Pero mucha gente se siente amenazada por el cambio y se resiste a más no poder.  Esos son los que se quedan en el camino,  los que huyen y se esconden no sé adónde.  Muchos dicen que practican en su casa pero en mi yoga el maestro es imprescindible.  Si no hay maestro y no tenemos más opción que abrir la alfombra solos, pues hay que hacerlo.  Pero maestro siempre hay y si no hay cerca, uno va al maestro.  Deja vida,  familia y trabajo porque es importante.  No se rinde,  no se cuenta excusas tontas,  deja de engañarse.

Tengo en este momento un puñado de estudiantes de este tipo:  de esos que ya se hartaron de excusas y decidieron dar el paso.  Son personas todos muy distintas pero comparten algo conmigo: una sed profunda por la verdad.  Hay muchos caminos a la verdad y yo he explorado varios.  Pero cuando uno encuentra agua,  ahí se queda.  No da más vueltas.  Al inicio nos mojamos apenas los pies.  Pero hay que lanzarse al agua de picada en algún momento.  Sino nos estamos engañando de nuevo,  aunque parezca que practicamos.  Cuanta gente que parece que practica,  que parece que enseña.  Y lo peor:  gente que la sigue y cree que son maestros extraordinarios.  Mi camino me ha llevado a viajar mucho y he podido cultivar ese gusto,  como por el buen vino,  por los maestros de verdad.  Soy muy privilegiada porque puedo contar varios en mi vida:  gente valiosa y comprometida que no hace mucho ruido pero que son material de primera clase.

Dicen que atraemos al maestro que nos corresponde,  igual que atraemos a la pareja perfecta o a los hijos.  Yo puedo "rajar",  como decimos en mi país,  sentirme muy orgullosa de contar con seres que me han enseñando lo verdaderamente valioso en esta práctica:  la sutileza de lo invisible,  la importancia de la auto-observación y la devoción.  Sin esos elementos el yoga es una linda gimnasia,  una calistenia llamativa que no lleva a más que ensalzar las virtudes de aquello que precisamente estamos tratando de olvidar.  El yoga puede más bien ser un veneno en manos inexpertas.  Eso no lo digo yo sino mi querido Guruji que aunque no esté físicamente aquí está con nosotros cada día en este shala,  en mi escuela en India y en todos los corazones de aquellos que lo respetamos y amamos.

Relaciones genuinas desde nuestra autenticidad:  esa es la marca de un yogi.  Esto lo aprendemos a través de la relación con nuestro maestro.  Somos la biografía de nuestro maestro. Y todo poco a poco se va acomodando,  en el día a día de nuestra práctica en la alfombra y en la vida.  Con paciencia, devoción y mucho amor Dios nos va curtiendo,  nos va rompiendo,  hasta que realizamos que somos mucho más que esa estructura vieja que construimos por miedo.

Y el día que derribamos la última pared de esa construcción vieja,  la vida comienza.  A veces toma muchos años realizar la estructura y otro montón tomar el mazo. 

Pero un día estamos listos para derribar la última pared. 
Y es entonces que la vida esta,  esta ronda,  realmente comienza.

martes, 1 de septiembre de 2015

Laberinto

Su discurso era coherente y articulado.  Había en su mirada,  sin embargo,  un sentimiento de pesadumbre que nunca lo abandonó.  Las sonrisas pequeñas y raras  parecían camuflarlo pero siempre afloraba de nuevo.  Era como una melancolía.

Un dolor sin fondo.

Aprendí de este ser cronopio a apreciar la bondad de cada instante vital,  si tan sólo me enfoco en lo bueno.  Me ayudó a ver mis patrones expuestos y a observar en otros sus reacciones y dramas.  Me volví testigo de mis propios pensamientos y emociones,  era un estudio diario de mi personalidad y ego.  Cada día había quiz.  Cada semana examen.

Nunca pude relajarme.

La daga de Damocles colgaba encima de mi cabeza.  De día y de noche.  Hoy era un rumor,  al día siguiente un silencio.  Luego un drama,  después un acercamiento.  No supe encontrarle forma a este rompecabezas perenne y aunque hice mi esfuerzo supremo,  finalmente me ganó el desgano.

Pero aprendí mucho con este ser de luz camuflado en una personalidad fuera de lugar y de tiempo. Sus palabras certeras carecían a menudo, sin embargo,  de conexión con la vida.  Su discurso elevado para nosotros los mortales.  Aunque insistía en que cualquiera podía comprender lo positivo del Amor en toda circunstancia.

Probablemente tenía razón.

Sin embargo,  todavía muchos de nosotros patinamos diariamente en un sinfin de dimes y diretes, shoulds y shouldnt´s y entre tanto ruido es muy raro encontrarnos un ser que pueda discernir con claridad.  Utopía o quimera.    Puedo decir que la conocí:  aunque el caos estuviera encima intenté con todas mis fuerzas no soltar la visión.   Me queda la duda si ser aloof ( por encima de todo) implica ser coherente con los hechos vitales o solamente una estrategia para escapar de los pormenores de esta vida material a través de una mente brillante.

Me queda la enseñanza de que en este mundo de dualidad el dolor y el amor coexisten simultáneamente.  También de la realidad de que no basta con decidir abrirte.  Hay mundos internos que no se sacuden tan fácilmente,  aunque uno dé todo.   El nudo crece en la garganta hasta que se decide cantar viajera.  Pero es imprescindible abrirse de nuevo y darle la vuelta a este laberinto que llamamos corazón.  Al siquiera anticiparlo siento que me disuelvo irreconocible en un charco de lágrimas y que por más que intento el laberinto me traga de nuevo- aún sin haberlo intentado.

Pero veo una luz  que me invita a hacerme amiga de lo oscuro y a aceptar con resignación el ser insuficiente.  Insuficiente en consciencia,  insuficiente en compasión.  La tarea está dada:  el maestro puede partir.


domingo, 30 de agosto de 2015

El cisne blanco

Tierra de verdes palmas me recibe.
Tierra de contrastes,  de humo,  de rostros curtidos,  amigos cálidos y alegres.

Tierra hermana.

Paso tres días en un lugar que se está volviendo uno de mis preferidos en la tierra,  después de mi país y de India.  Tuve instantes de verdadero gozo que podría imaginar como samadhis pequeñitos: encuentros,  palabras,  paisajes,  risas y bromas.  Reí con ganas,  me conmoví desde muy adentro. Una hermosa mujer se me acercó después de una de las clases a decirme que nunca en su vida se había sentido tan feliz.  Extasis. Otro valeroso hombre me invitó a dar una vuelta en su finca en un aparato que sube cuestas empinadas y se agarra como con tentáculos.  La experiencia fue más intensa que un montaña rusa y todos en ese Polaris nos sentimos como de cinco años de edad.

Extasis con mucho miedo.

Recibo hoy muchos mensajes amorosos y muy sinceros.  Alguien me dice que en la práctica de ayer no podía parar de llorar pero que sus lágrimas la llenaron de una paz y alegría que nunca imaginó. Fue un torbellino para todos:  la Energía es tan sabia e inteligente y sabe cómo movernos a todos cuando nos reunimos y vamos juntos hacia adentro. Nunca tengo un plan de clase:  llego y me conecto a la vibración del cuarto,  a la gente y me dejo llevar.  No podría repetir una de mis clases. Son un fenómeno que nace en el momento y luego desaparece.  Ahí radica la magia para mí de dejarse uno guiar por el Prana y aspirar a ser un instrumento de esta fuerza cósmica que no tiene principio ni final.

Dentro del todo el amor y conexión siempre hay alguien que se va por la tangente.  Llegan tarde, entran en otras,  están perdidos en sus pensamientos.  No logran engancharse.  Sin embargo,  es tan fuerte la ola que al final de la clase sé que algo sintieron- y tal vez ese algo haga la diferencia.  Lo importante es que llegaron,  que hicieron acto de presencia.  Lo que suceda después de sólo de la incumbencia de esas almas.  Lo que cada uno de nosotros hace con las experiencias que nos topan es absolutamente personal.

A veces quisiera que gente que amo se moviera.  Los veo vivir en una modorra existencial y siento un desconsuelo en mi alma.  Pero sé que no tengo nada de qué preocuparme.  No soy responsable de sus avances.  No soy artífice de nada,  con costos de mi propio proceso.  Así que me relajo y entrego todo al Shakti para que nos mueva a todos,  nos coloque donde genuinamente tenemos que estar.  Para que todos los seres que conozco,  quiero y admiro se sientan plenos y satisfechos como me siento yo mientras escribo estas letras.  Serena y con el corazón lleno de amor.

Los encuentros de este fin de semana tienen mucho que ver con este sentimiento de plenitud.  Me llena profundamente enseñar a grupos que escuchan,  que están serios,  que quieren avanzar y ir profundo.  Como dije, siempre hay un par que están en la luna pero la mayoría de mis estudiantes este fin de semana estaban presentes,  abiertos y muy receptivos.  De ahí fue que me agarré para dar mis clases y la respuesta fue inmediata y apabullante.  Confiar en el Amor trae más amor inevitablemente y lo constaté este fin de semana a unos pocos kilómetros al norte de mi querida Costa Rica.

Los cisnes nacen feos.  Nacen desproporcionados y torpes.  Les toma muchas lunas convertirse en esos seres sublimes.   Los cisnes tienen una paz interna que desde pequeña me llama mucho la atención.  La llamaría el poeta un anhelo de transcendencia en el éxtasis.

Y siento que talvez,  tal vez eso fue lo que nos sucedió a todos los que compartimos este fin de semana en esa tierra cálida,  potente y abundante.

No hay dolor más grande 
que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre
que la vida consciente.


domingo, 23 de agosto de 2015

Unworthiness

I came back from Denmark with my heart full.  Sharing time with people who are traveling similar experiences in their practice and life is deeply healing for me.  In Costa Rica I am pretty isolated from all the "action" in the Ashtanga world.  I don´t have a teacher to work with everyday.  My friends and colleages come sometimes and I miss them a lot when they are gone. 

Still I´m very grateful because it´s been said we all have the obstacles we need to grow in our sadhana.

One afternoon sharing with other teachers some of us started talking about the theme of friendships with students.  We all have our boundaries that come from experiences where those boundaries were broken,  from one side or the other.  It´s a pretty touchy subject since we all share a very powerful practice that opens our being in many ways.  We are all witness of each other´s darkness and light,  it doesn´t matter who is the teacher and who is the student.  We are all in the same boat and great respect is needed to keep the boat sailing to safe port.

I encourage Swadyaya to my students.  I tell them to write me and share their feelings and transformation in a very confidential manner.  A few of them do it. It´s hard sometimes in practice when we start reaching core pains in our beings,  things we manifest to the world with such clarity but remain hidden to our egos in a desperate attempt to "hide" it.  It´s obvious to everyone.  It´s so obvious to me as soon as someone  writes me or puts a foot in my shala.   Gets more and more clear as they practice and start opening the Pandora box.

Some students take a leap of faith and share the most intimate stuff with me.  I feel very touched because I´ve realized through the years we all share the same issues and pains.  Only the experiences shift: loss, abandonment,  betrayal,  violence of many forms,  unworthiness.  This last one is one that I´ve personally faced in my own journey and it´s a big one. 

So I smell it when I see it.  It´s tentacles are wide and strong.

One of the problems with this particular issue is that we tend to project it to others.  If we open up and that someone is not there for us "in the way that we think they should be" we throw a big fit.  This fit only solidifies the issue and instead of liberating us,  we become even  more bound since the external experience confirmed "once more"  we are not worth of any love,  attention,  and care...feelings we know very well since we were very little.

I´m facing a personal situation right now where this unworthiness in me comes up everyday.  My significant other is going through tough times in his personal life and that means he is not offering his love to me in the way "I think" he should.  I´ve thrown plenty of fits already and learned that this has nothing to do with him and everything to do with me.  I can choose to blame him and tell him what a lousy partner he is-  not considering his personal situation and in a very selfish matter.  Or I can go deep inside myself- like I´ve been trying to do lately,  and rediscover where and when I felt that same feeling of not being cared for in the way that I think I should.

He is caring in his own way and I´m learning to discover that.  It may not be the way that I "expect", but it is his way and it´s very beautiful also.

This trigger has made me discover so many things inside of me that were still floating and I´m starting to understand how amazing relationships can be to bring up stuff from the past.  It´s my personal responsibility with my spiritual growth to own my issues and stop projecting them into others.  The other is only the instrument God offers so we can know ourselves a little better.  We can kill the messenger,  but that will only leaves us with our unresolved pains.  Or we can thank them for showing us where we are aching and bow to them in deep respect for the opportunity.

It takes maturity and an intense desire to wake up from our ego monologue to take that step towards owning our pain.  Not everyone is ready.  I feel I´m just in diapers myself.  Yet,  there is a part of me that is so tired of being self righteous like if I knew what is right and what is wrong all the time for me and everyone around.   The truth is that I don´t know.  Every situation is new:  I try to be present as much as I can with whatever is in the moment and stay open.   My ego suffers for sure because egos always like to be right,  to be pampered,  special and have lots of attention.  It is the same with students: some crave this and get very pissed if the teacher is not there for them in the way their mom or dad or whoever hurt them never did it for them before.  They want the teacher to be their friend and this is a big no- no.  In their psyque,   the teacher becomes the substitute for the love they never received.  It takes a lot of presence from the teacher  not to get engaged with this particular type of student.  Usually they run away in their fantasy quest for the perfect parent-teacher-guide-partner instead of growing up.

So my teacher has taught with his example how not to engage.  In my personal relationships giving my best shot for a fresh perspective.  And in my career as well.  If i try to fill someone´s hole it´s never going to stop.  I will drown with them and it´s no use.  I´m not helping them and I deeply want to help them.  Even if they hate me in the moment in the long run they may understand the depth of their wound and do something about it.

What can be done is personal practice with lots of devotion and faith,  as my own teacher has done for more than 20 years.  I say this because I´m also that needy,  righteous person who once thought knew what she deserved from her teacher and everyone else around her.  Thanks to my practice my heart has been broken open to its depths and now I understand the blaming has to stop if I want to grow in my spiritual path.  Or my so called spiritual path can hide all my wounds.  Being a yogini is a perfect disguise.  But it´s way deeper than the backbends,  the life style or the look.  It goes right to the core of our being,  even our DNA and the pain we carry from our past generations.  Sometimes we act like our ancestors without even knowing it and keep acting out their pain instead of living our own lives with courage and power.

Practice takes care of that.  Trust in our guides and love for Spirit.  There is no other way but to face ourselves.  No one can do it for us,  no one can protect us and make it easier.  The teacher is showing us the way by the way they carry their lives,  even with all the human mistakes they may commit.  But it´s not fair to blame our teacher or crave their attention.   They are going through deep transformation as well,  they have a family, work,  practice.  Why burden them?  I wouldn´t think of it.  I deeply care for mine and I want to help him in any way I can,  not ask him for anything.  I´m sure he has a lot of people behind him asking for stuff. 

We need to walk alone in this journey and I personally appreciate a teacher that believes in me,  even when I don´t.   That is his guidance and present to me,  even in the distance.  He doesn´t have to pamper me,   I personally don´t like flattery or indulgence.  My teachers cut to the bone and they teach by leading with their example. 

They lead the way with their presence and personal effort.

That is the kind of teacher I would like to be.  Someone that inspires others like they do.  Even Guruji who is not in this world anymore has an impact in my practice everyday.  All those amazing beings who have shown me to go to the places that scare me. And of course my colleages who are fighting hard battles in each corner of this planet,  not only in their mats but in their personal lives to keep this method alive,  even with all the noise around it. 

We all want to do the work with seriousness and commitment and we are all giving our best,  I´m sure.   It makes me so proud to be part of this community and each day i feel so very honored to represent my teacher wherever I go.

May we all find true happiness and peace.  
May all beings find true happiness and peace.

May we grow up and let go of all the issues that separate us from the Love- I would add. 

Shanti Om




jueves, 20 de agosto de 2015

Santosha

Llamamos Santosha a la cualidad de estar bien en cualquier situación,  por desastrosa y caótica que parezca.

Hace unos años tuve un novio a quién quise muchísimo.  Su lema era "santosha".  En esa época me parecía que no tenía criterio,  que no ponía límites,  que le faltaba determinación.  Hoy,  después de muchos años de práctica diaria,  me doy cuenta de que vivía desde un lugar que yo todavía no conocía:  el lugar de la aceptación total y completa de lo que ES.

Lo que ES nos da la posibilidad inmediata de estar en paz si logramos apreciarlo.  El problema es que nuestra mente,  patrones,  miedos y silogismos internos heredados tienen otra idea.  Lo que ES no es suficiente,  está equivocado,  es erróneo,  le falta algo...LO QUE ES podría mejorarse,  cambiarse, transformarse,  mutar a nuestra conveniencia para así tener un poco menos de miedo.

Al contrario,  el yoga nos prepara para poder percibir lo que ES de lo que NO ES.  Lo que no es definitivamente son nuestras ideas falsas de cómo tiene que ser todo,  de cómo debería ser nuestra vida,  a quién tenemos que agradar,  con quién nos juntamos y con quién no.  Todo eso es falso y absurdo.  Lo que ES no necesita explicaciones,  es una energía y una vibración.  Cuando hablamos en yoga de transformarnos,  en realidad estamos desprendiéndonos de un montón de cosas que no son nuestras.  Estamos aprendiendo a discernir nuestra voz verdadera y profunda del montón de voces necias que insisten en controlar nuestras vidas.

Algunos de nosotros hemos llegado a tales colmos de caos mentales y emocionales que amenazan ya nuestra salud mental,  emocional e incluso física.  Nos hemos puesto nosotros mismos en situaciones maltrechas e incómodas a través de nuestras decisiones basadas en miedo y resistencia a lo que ES.   De todo este caos viene una sed por la paz,  por la verdad y por el amor.  La voz más interna de nuestra alma que ve todo el tiempo que perdemos dando vueltas en el caos y nos pide por piedad un alto a la locura.  Algunos tenemos la suerte de caer en buenas manos,  me refiero a caminos espirituales serios con maestros de peso atrás.  Otros no tienen esta suerte y terminan enfermando.  Otros toman decisiones más drásticas que atentan contra su propio bienestar mental,  físico y abusan de su psiquis con pensamientos masoquistas,  de sus cuerpos con ideas que alienan su ser.  Sus corazones escogiendo pobremente sus relaciones y quehaceres.

Vidas echadas a perder por seres que se hunden cada vez más en el barro del mundo ilusorio.

Cuando estamos en una situación límite,  lo mejor que podemos hacer es abrazar el AHORA.  LO QUE ES.  Resistirnos es una locura:  o aceptamos la situación o la cambiamos.  Todo lo demás es absurdo.   Mucha gente se queja,  se retuerce,  se deprime.  Pero es tan simple como escoger diferente.  Si la situación en que estoy me denigra,  escoja diferente.  Si la situación que he creado no me gusta,  escoja distinto.  No puedo llegar a Z si mi mente se aferra a A.  No puedo pedirle peras al olmo.  Es sentido común.

Me entristece mucho ver seres con potencial extraordinario- como la mayoría de seres que se acercan al yoga-,  tirar todo por la borda después de algún tiempo.  Me entristece todavía más los que se acercan pero se acobardan y aunque hacen un primer impulso de cambio,  sus patrones mentales son tan fuertes y dominan tanto su existencia que se paralizan.  Quisiera agarrarlos y gritarles, abofetearslos,  sacudirlos.  Yo misma agradecería mucho que alguien hiciera eso conmigo si algún día me adormilo.  Alguien que me quiera,  que yo le importe tanto como para asegurarse que no me duerma de nuevo en los laureles del samsara hala hala.

Gracias a Dios tengo amigos así.

Dicen que cuando el maestro siente que un estudiante se acerca uno trata por todos los medios de ayudarlos.  Es como cuando alguien se está ahogando y le tiran un salvavidas.  Pues uno trata de subirlos al barco a como pueda.  Pero algunas personas no están destinadas a subir y tenemos que dejarlos atrás.  Encontrarán su camino eventualmente.  Porque todos estamos destinados a despertar.

Me duermo con varias personas en mente que están atravesando crisis profundas de identidad,  de amor,  de rechazo,  de soledad.  Todos con un punto en común:  sienten que la vida es difícil,  una lucha constante,  un desafío cruel.  Así sentí mi vida por mucho tiempo hasta que encontré mi camino.  El camino, sea el que sea mientras sea con un guía serio,  nos saca de la tormenta.  Nos alivia el alma y el corazón.  Nuestra parte consiste en confiar en el maestro.  Lo contrario es naufragar porque es obvio que nuestro ego no ha sido el mejor consejero-  sino no estaríamos en crisis.

Santosha es agradecer la situación presente como si la hubiéramos escogido-porque de hecho lo hicimos,  consciente o inconscientemente.   Es también no aferrarse a los ups and downs de la vida ordinaria y sus variables.  Siempre habrán corazones rotos,  separaciones,  muertes,  celos,  resentimientos y dolor.  Pero si nos conectamos a nuestra verdad,  a nuestro corazón repleto de amor todo eso se va.  Podemos estar bien,  genuinamente felices y agradecidos incluso con aquellos que en algún momento fueron nuestros verdugos.  Podemos verlos desde un lugar de gratitud porque nos enseñaron lo más importante de todo:  la posibilidad de ser felices aún en la impermanencia de estas vidas y de saber que a pesar de lo efímero podemos encontrar gozo total en el AHORA.

Percibamos lo que es en nuestra vida con serenidad y desapego.  La historia es indiferente:  todos anhelamos una conexión con el Amor.  Hay tecnologías para conectarse más rápido,  entre ellas el yoga y la música me funcionan a mí muy bien.  Hay otras muchas que estoy segura también funcionan,  lo importante es hacer algo.  Y estas tecnologías eventualmente quedarán atrás también y sólo quedará el silencio de nuestro espíritu encapsulado en este cuerpo por un tiempo limitado.  Y cuando el cuerpo falle,  continuará el viaje por más vidas sabiendo que lo que hemos avanzado queda para la próxima.

Si hemos podido ganarle algo de ventaja al miedo,  el AMOR será el inevitable desenlace de nuestra vida.  Santosha que lleva al amor incondicional por todo lo que somos y todo lo que ES.  Pero para todo esto hay que dar un primer paso:  y para dar ese paso uno tiene que estar muriéndose de sed. Agradezco a todas las situaciones límite que me llevaron a iniciar mi busqueda y a encontrar lo que busqué por tantos años,  sino vidas.  Gracias a esas bofetadas vitales es que hoy puedo escribir esto y sonreírle sinceramente a la vida a pesar de sus bemoles.





martes, 18 de agosto de 2015

La victoria del corazón

Ya en mi querido San José.

El regreso siempre es duro:  encuentro los niños sedientos de amor (igual que yo).  Retomo detalle a detalle mi vida diaria:  rides a las escuelas,  clases de natación,  organización de la casa, almuerzos con amigos,  trabajo y clases.

Pero todo se siente distinto.  Hay un placer muy grande en ir tejiendo con calma y enhebrando de nuevo los encuentros con seres queridos.  Cada persona que he topado ayer y hoy tienen un significado importante en mi vida.  Es como ir iluminando un árbol de navidad con las luces precisas y perfectas.

Escribo a las 8 pm hora de Costa Rica,  4 am hora de Alemania.  No me siento muy coherente.  Así que probablemente esta entrada no sea tan articulada como otras.  Está bien.  Se me han perdido varias cosas en el desempaque.  Sé que las traía pero no sé adónde las puse.  Me duele la cabeza. Hoy corrí todo el día entre clases,  programas de radio,  niños y familia.   Estoy con mi luna.

Y ayer sucedió algo muy fuerte.

Dentro de todo lo extraordinario que implica vivir la vida ordinaria,  recibo ayer una noticia-bomba-hecatombe-Hiroshima style.  Es en esos momentos de total descontrol que puedo ver como mi práctica de yoga ha dejado su huella.  En el momento de recibirla pude experimentar la sorpresa e incredulidad,  pero al mismo tiempo una voz que me dice internamente:  "todo es perfecto". Antes de reaccionar y descartar de inmediato todo- como hubiera hecho en otro momento,  respiro.
Escucho.  Trato de asimilar.

Me duele.  Me sorprende.  Me abofetea.

Pero no estamos aquí en el camino espiritual precisamente para eso?  Para que alguien que nos ama  nos haga el inmenso favor de despertarnos a la realidad de este mundo de impermanencia?

Observo que la situación es muy seria,  pero que no es tan terrible como mi mente me quiere hacer creer en primera instancia.  Hay conceptos que voy a tener que atravesar ciertamente-  conceptos de otra gente que hice míos en algún momento inconscientemente.  Pero hoy después de una larga conversación con el portador de la noticia,  alguien importante en mi vida a quien amo profundamente,  me doy cuenta que más bien el evento ha servido para conocerme mejor,  para realizar que en medio del desastre puedo estar serena en lo más íntimo de mi corazón.

De hecho,  me siento aún más cerca de mí misma y de esta persona gracias a este evento. Lo inesperado tiene la gracia de desestabilizarnos y en ese instante precioso que todos hemos aprendido a temer,  el instante de qué diablos es esto,  por qué me pasa esto a mí,  no entiendo, etc...en ese instante de no saber yace todo lo que necesitamos saber.  Saber que no controlamos a nada ni a nadie y que el Amor es precisamente esa fe total en la vida y el único que puede realmente sostenernos en estas coyunturas.  Es el afán de nuestra mente de tener todo en su lugar que a menudo nos mantiene presos en la cárcel del miedo y la separación.

Es en ese momento de incertidumbre que logro anclar la certeza en que el Amor es la única fuerza que me sostiene y protege a muchos niveles de catástrofes.  Ayer me sentí,  dentro de todo el desastre circundante,  protegida y amada.  Cuidada por el Amor Mayor.  Tuve un instante de claridad donde supe que aferrarme sólo me iba a causar dolor inmenso.  Y pude soltar con confianza completa en los designios de esta vida.  Pude hacerlo solamente porque he cavado un pozo profundo para tener agua en momentos como ayer:  y pude saborear en medio de la sequía pavorosa el agua más cristalina y fresca que haya probado jamás.

Esa agua se llama aceptación.  Esa agua se llama gratitud- perdón- amor propio- sanación-desapego-confianza-soltar:  frutos todos de mi práctica que siempre yacieron latentes en mí pero que no sabía cómo accesar.  Ahora simplemente suceden.  Como cuando viene la ola y el que surfea se deja llevar, dispuesto a que lo revuelque.  Se relaja,  se suelta.  Se anima a enfrentar ese muro de agua con soltura.

Yo soy también alguien que enfrenta olas grandes y estoy aprendiendo a disfrutarlas.

Y son de lo mejor,  de lo mejor de esta vida.  Porque si no estuviera aquí enfrentándolas estaría probablemente atrapada en una vida insulsa y aburrida,  predecible y segura...

y aún más absurda en su negación de lo que realmente ES.




viernes, 14 de agosto de 2015

Madres que amamos

De vuelta para Costa Rica.

Este viaje a ver  a maestros implicó varias renuncias personales,  tres de ellas bastante dolorosas.  Me perdí el cumpleaños número 75 de mi padre,  la fiesta y la celebración de estos años de compañía y alegría a su lado.  También me perdí el cumpleaños 19 de mi adorado hijo Ariel.

Y mañana es Día de la Madre en Costa Rica:  y yo en camino de regreso.

Leí el otro día un post de una amiga que respeto como madre y artista.  Decía exactamente

"Soy un mujer que además es mamá.  Mi condición de madre no lo es todo en mi vida."

Me pareció claro para las que entendemos,  un acertijo para las que todavía no.

Me pregunto cuántas mujeres-madres entienden realmente que nuestro rol como canales implica dar libertad total a nuestros hijos de que sean como tienen que ser sin nuestra interferencia.  Ya vienen listos.  No somos quién para moldearlos.  Su perfección va surgiendo a través de los años,  su huella única en este mundo se perfila desde los primeros días en la tierra.

Durante muchos años me debatí entre ser madre gallina y cumplir con todos los roles "sagrados" que implica la maternidad en mi país latino.  Intenté cumplir sólo para darme cuenta que no estaba siendo congruente con mis propias creencias.

Fluctué entre ser la típica madre incondicional que termina manipulando a sus hijos para conseguir su propia realización,  o tal vez atribuirse sus éxitos como si fueran personales o terminar con el síndrome de la mamá judía que después de tanto sacrificio pretende darse el lujo de pedir que sus hijos vivan su vida como ella decide.  

Creo que las almitas llegan a nosotros por un karma anterior.  Creo que nos corresponde ser los canales más limpios y transparentes posibles para su venida a este mundo y nuestra labor es sostener el espacio para que se manifiesten en todo su esplendor.  Cada uno de mis hijos es un universo,  una constelación,  una galaxia en sí misma.  Aunque vinieron a través mío sé que no son mi creación.  Al contrario,  a través de estos 25 años de maternidad he comprendido que su papel ha sido más que todo de maestros.   Mis varones me enseñan cada día la fuerza de la masculinidad en seis versiones distintas y mi hermosa me hace espejo de muchos de mis propios procesos personales como mujer.

Soy una madre que aspira a empinar el vuelo para que sus pollitos la sigan.  Una madre en el nido no es mi versión ideal de maternidad.  Una madre puede ser lo que quiera- y lo que pueda.  Pero personalmente entendí que si no alcanzo mi potencial completo en esta vida en todos los sentidos-humano,  espiritual y material,  no puedo enseñarles nada.

Como decirles palabras vacías?  
Cómo enseñarles lo que yo no conozco?

Los muchachos actuales son especialmente duchos en saber cuánto un discurso tiene o no tiene sustancia que lo respalde.

Durante muchos años sentí el impulso de usarlos como excusa para no perseguir mis propias metas. Muchas de mis amigas y conocidas lo hicieron y ahora están con el nido vacío haciéndose cirugías plásticas o peor,  deprimidas.  Se les pasó el tiempo de crecer.  Se aferraron a algo que no era suyo porque nuestros hijos no son nuestros:  son bendiciones y regalos,  pero jamás nuestra propiedad ni tampoco nuestra creación.

Claro que me siento muy orgullosa de los progresos que hacen en sus vidas y los aprecio todavía más porque los hacen por su cuenta. Crean ellos mismos las oportunidades y siguen su corazón.  Sí, cuentan con todo mi apoyo.    Estamos conectados por el Amor  y mi consejo ha sido siempre que hagan lo que aman.  Aunque parezca difícil,  aunque no vean luz al final del túnel.  Pero para poder decirles eso yo misma he tenido que atravesar una metamorfosis muy intensa donde muchas veces tampoco veía nada.

Sólo sabía que tenía que continuar.  

En el proceso he tenido que soltar muchos conceptos de cómo tenía que vivir mi vida,  entre ellos la imagen de una madre abnegada metida en la cocina y viviendo en función de todos a su alrededor,  un patrón muy fuerte en mi familia que se llevó entre las patas vidas enteras.   Así fue una de mis querida abuelas:  terminó con una artritis que le destrozó sus huesos,  gritando de dolor. Comprimida, disminuida,  violentada por un sistema que no le dio espacio y que la aplastó. No es posible sacrificar así una vida:  no es justo.

Mi otra abuela en cambio fue la rebelde.  Su madre tuvo 19 hijos y vio los efectos del machismo en su propio hogar.  Desde siempre decía lo que pensaba,  no dejaba que nadie le pusiera un pie encima. Le tocó un marido músico que era muy fiestero y aunque nunca se separó, estaba muy consciente de su realidad.  Siempre abogó por los derechos de las mujeres,  siempre me impulsó a seguir mis sueños.

Gracias a ella comprendí que la equidad y justicia en las relaciones hay que ganársela,  triste realidad en nuestros países latinos.  La inmensa mayoría de los hombres aquí son criados por madres muy machistas.  Los consienten,  ensalzan continuamente egos vacíos y los terminan convirtiendo en unos verdaderos inútiles.  Es increíble como un hombre con un simple resfrío parece que se está muriendo mientras nosotras parimos los hijos sin anestesia.

Tenemos que criar hombres fuertes,  queridas mujeres.  Los tiempos lo demandan.

Mis hijos varones son seres valerosos y determinados.   Se ponen ellos mismos retos que a mí me asustarían y aún así salen adelante.  Voy camino a encontrar a mi primogénito que lleva tres años de estar en Alemania.  Aprender el idioma ya es para mí un reto casi imposible:  este año se gradúa y ha hecho su carrera en alemán.

Es hermoso ver que tus hijos te superen,  que crezcan,  que se atrevan.

Mi hija vive en México donde pinta y se aventura cada día en la selva del DF.  Ha pasado momentos difíciles pero tiene algo en su alma que es invencible.  No se da por vencida fácilmente.

Y sé que nunca lo hará.

Mi tercero escala montañas impensables sin miedo.  Se acerca a cumbres que yo ni en pintura soñaría.  Hace música desde un alma sensible y conectada.  Su pasión me inspira y sé que todo lo que haga lo hará bien en su vida porque tiene una fuerza interna que ya está encendida.

Mi cuarto es un ser profundo que aprecia todo tipo de artes.  Su amor por la literatura me conmueve: siempre está leyendo.  Ama bailar y también compone y hace música.  Se mueve en la vida con mucha determinación y planeamiento y sé que sus pasos son firmes a pesar de su corta edad.

Mis tres hijos mayores ya pusieron pie en India,  dos de ellos en Mysore.  Gabriel,  mi cuarto retoño, planea venir conmigo el año entrante.

Mis tres pequeños están creciendo en un hogar lleno de yoga.  Todos los días se mueven entre mats, clases,  estudiantes,  reuniones,  mantras y música.   Viven además con una mamá que viaja por el mundo,  que va a India,  que tiene un maestro.  Reconocen ya cuál es el abuelo y cuál el nieto.   Me preguntan.  Ven mis libros,  escuchan mi música,  conocen a mis amigos.  Sueñan con ir a India.

Y si has nacido y crecido en un hogar donde hay yoga no tenés nada más de qué preocuparte,  como lo dice sabiamente Krishna a Arjuna en el Bhagavad Gita.

Yo misma fui muy afortunada porque mi propia madre me introdujo en el mundo del yoga cuando todavía era pequeña.  A esta alma progresista mi eterna gratitud.

Celebro mi Día de la Madre en Alemania abrazada a mi querido hijo mayor y con el resto de mi progenie en mi corazón.  Aspiro a ser alguien que deje una huella de fuerza y pasión en sus vidas.  La maternidad bien llevada es en sí misma un potente camino de crecimiento espiritual que nos pide servicio desinteresado,  soltar nuestros miedos y apegos y estar totalmente presentes.  Desde el momento que sentimos la vida pulsando en nuestro vientre,  el maestro o la maestro ha llegado a transformarnos.  He tenido la inmensa dicha de sentir esa plenitud nueve veces en mi vida,  aunque sólo siete perfectos seres llegaron a nacer a este mundo.  Todos los nueve me han marcado,  me han amado y me han sostenido a través de 26 años.

Es mi privilegio llamarme su mamá y también mi responsabilidad.

Si puedo abrirles un poco la brecha para que sean más ellos mismos cada día,  considero exitosa mi labor.  Si puedo ayudarles de alguna manera con mi ejemplo que la vida es tan corta y que hay que vivirla al máximo,  he alcanzado mi meta más querida.

Sé que cada uno de ellos volará alto y lejos y a su paso abrirá camino para que muchos otros, incluídos sus hijos y nietos,  hagan lo mismo. Y así seguiremos creciendo al infinito,  sin fronteras, compartiendo el verdadero sentido de llamarnos una familia.