domingo, 1 de febrero de 2015

París de regreso

Releo mi entrada de hace un mes aquí en París,  en este mismo café,  a punto de saborear un latte y mi primer salmón después de un mes en India.

Estas fueron mis intenciones y esta la conclusión después de un mes en Mysore.


1.  Quiero pedir perdón a todos aquellos que herí y perdonar de corazón a todos aquellos que de alguna forma me hirieron con sus palabras y acciones.


Dicen que cuando uno pide algo al Universo, el Universo responde enviándole a uno la situación exacta y precisa para que uno pueda poner en práctica su intención.  Desde hace un mes he tenido el gran regalo de recibir ataques muy fuertes en este blog de dos fuentes anónimas.  No puedo negar que me han tocado los botones.  Varias veces me he sentado dispuesta a escribirles desde el mismo tono en que se refieren a mí,  a mi familia,  a mi pareja,  a mi trabajo.   Alguien que conoce muy de cerca mi vida y que está muy herido.  Alguien que necesita practicar con urgencia.  Quisiera ponerle cara a "Viviendo con Vivi" y a  "Gabriel Torres" para comprender por qué es tanta su ira contra mí y me han pasado por la mente un par de candidatos.  Ejercer el perdón en vacío es bastante difícil.  Pero sí tengo que decir que aparte de este incidente casuístico,   encontré perdón para aquellos con cara y nombre que he querido y perdón hacia mí misma por no haber podido estar cien por ciento presente para ellos.  Y también comprendí que cuando uno vive la vida con honestidad y desde el corazón probablemente tocará los botones de aquellos que no se atreven.  Está bien.  Parte del camino es discernir cuáles voces vale la pena escuchar y cuáles simplemente ignorar. 

2.  Suelto cualquier preocupación sobre el futuro.  He podido constatar con ejemplos muy concretos que Dios me cuida en cada momento.  Mi perspectiva era pasar un mes sola,  muy dedicada a mi práctica.  Un mes de soledad e introspección.  Sin embargo,  me regaló la presencia de mi pareja en India,  un acontecimiento muy inesperado.  Me regaló también amigos nuevos,  atardeceres,  ríos,  bondad de la gente,  sonrisas de mi maestro y ahora,  estudiantes nuevos a mi regreso a Costa Rica.    Mucha gente me escribe con ganas de practicar,  comentan lo que escribo,  siguen mis pasos.  Si suelto mi idea de cómo tiene que pasar,  pasan cosas muy hermosas.  Si me relajo y recibo,  me doy cuenta que no hay miedo a ningún tipo de escasez,   preocupación o miedo. 

3.  Decido vivir este año de una manera muy simple y sobria.  Tuve un mes de mucha abundancia en amor,  amistad y recibí también mucha prosperidad económica,  comí delicioso,  me dolió el cuerpo pero nada grave.  Recibí mucho más de lo que esperaba porque pude apreciar la abundancia del Dios en los ojos de mi compañero,  la multitud de regalos que da a India a través de la simplicidad y su gente.  Mis amigos que llegaron a India por primera vez.  La multitud de gente que está llegando a mi escuela.  Guau.

4.  Quiero dar más.  Después de darlo todo durante un mes entero,  cada día una casi-muerte, siento mi músculo de dar listo para mis niños,  mis muchachos,  la gente que realmente aprecia lo que hago y no se anda por las ramas.  Tengo que decir que aprendí en este viaje que lo que hago no se lo puedo compartir a cualquiera.  Parece que "Gabriel Torres" fue uno de ellos y las enseñanzas del yoga son muy sagradas para caer en manos de cualquiera. Este año y los que vienen sólo voy a enseñar a gente que realmente sienta comprometida,  para quien el yoga no sea un "fashion" o una oportunidad de ver gente y estar a la moda.  Nada de la parafernalia occidental adherida a esta práctica espiritual es cierta.  Desde todo el mercado que crece incesantemente a su alrededor hasta la oferta infinita de maestros sin prácticas.  De ahora en adelante los diamantes sólo para quiénes los aprecien.  En esto India es irreductible.

5.  Esperar menos.  Encontré que soltar expectativas sobre todos aquellos a mi alrededor me libera y los libera. Cada uno cultiva su vida y es responsable de sus pasos.  No juzgo a nadie y cada uno va a su ritmo.  Pero sí sé con quién me quiero compartir y con quién no.  A quien le quiero abrir las puertas de mi casa y a quién no.  A quién le estoy abriendo las puertas de mi corazón... y a quién no.  Este viaje me ha ayudado a poner límites claros dentro de mí que se materializarán en acciones concretas.  Y me siento muy en paz con esta decisión.  No estoy dispuesta a recibir más sonrisas a medias,  conversaciones superficiales y palabras falsas.  Este año todo va a ser de verdad.

Así que de nuevo en París pienso por última vez en el tal Gabriel Torres,  adónde quiera que esté.  Pienso en su amargura,  su soledad,  su vida vacía que hace que siga la mía con tanta intensidad.  Pienso en esta alma atormentada y todo el resto en el mundo:  tanta gente con tanto potencial que insiste en justificar su ira y tener la razón antes que ser amables.  Y la amabilidad empieza por el respeto al otro,  a sus decisiones,  a su movimiento.

Gabriel Torres, ojalá encontré tu camino.  El mío está muy lleno de flores y sol y cada día se expande un poco más.  No porque seamos distintos sino tal vez porque tengo fe.  Tengo fe que todos los seres humanos somos iguales,  todos hijos de Dios y él nunca nos abandona.  Si uno se siento solo y amargado es porque uno así lo escogió. 

Ojalá podás despertar de ese sueño oscuro que te obnibula el pensamiento.  Y te dés cuenta que Mariela Cruz es sólo una excusa para no hacer tu vida y amarrarte los pantalones.  

o las enaguas...


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