domingo, 8 de febrero de 2015

Nunca seré un ser convencional

Leí este hermosísimo relato hoy y no tengo más remedio que traducirlo.  
Para todas mis hermanos y hermanas que se identifican con las siguientes líneas:

Prefiero tener los hijos cuando me plazca,  no cuando la sociedad lo espere o me tire sus "debes".

Prefiero vivir en una hamaca en la playa por seis meses y escribir desde mi alma.

Prefiero no tener dinero a tener dinero a cambio de estar atada a un trabajo que odio porque me ayuda a pagar la hipoteca.

Prefiero tener momentos que inversiones en la Bolsa.

Prefiero estar sola,  comer sola,  que sentarme con mujeres aburridas en su noche de "esposas".

Prefiero nadar desnuda a la luz de la luna y pararme de manos cuando nadie me ve que escoger vestidos de novia.

Prefiero aprender de la vida que pudrirme en un escritorio pagando mis deudas.

Prefiero beberme el mar,  una y otra vez,  y celebrar locamente el estar viva.

Prefiero que mi amor sea definido solamente por el Amor,  nada más y nada menos.

No necesito un anillo en mi dedo para probar que estoy enamorada.

No necesito un título para probar que soy inteligente.

No necesito ser la dueña de un pedazo de tierra con un techo para probar que tengo éxito. Nadie es propietario de la tierra en realidad,  aunque así lo creamos.

Mi trabajo es algo que amo y que me da libertad,  más allá de una pensión.

No voy a saltar al compás de los ritos sociales e ir tras el tesoro perdido en el rat race.

Si tengo un propósito en esta vida es el de recolectar gozo y observar en qué momentos sublimes me he abierto,  realmente y profundamente abierto.

Busca,  observa,  ama. 
Hazlo.






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