viernes, 10 de octubre de 2014

Todo está bien

Cuando uno está en el camino espiritual recibe señales de muchas formas.  Lo que necesitamos es estar lo suficiente abiertos y receptivos para comprender y escuchar.

Hoy iba para clases con mi amiga.  Ella estaba en una llamada de un grupo de coaching mientras manejaba:   no hablaba mucho.  Más que todo escuchaba.  Pero las  pocas palabras que dijo me dieron en el blanco:

"Estás llegando a un punto  en que necesitás soltar algo que has cargado toda la vida.  Algo que te pesa"- le decía a una chica en el grupo.

Sentí un vacío en el corazón.  El día había llegado. Ese día fue hoy.  Me estaba hablando a mí. 

Llegamos a clase y nos sentó a todos en meditación.  Empezamos a respirar y a intentar no movernos.  Siempre estamos moviéndonos:  yo siempre estoy moviéndome- física y mentalmente.  Paramos.  STOP.  Nos detuvimos. Nada cómodo.

"No es cómodo estar en estos cuerpos- nos decía.  
No es cómodo estar en esta vida". 

Así es.

Muchos son expertos en esconder la incomodidad,  pero algunos de nosotros simplemente ya nos cansamos de las máscaras.

La clase no fue cómoda.  Una Serie Primaria estilo el Boss:  chaturangas largos.  Intensa y difícil.  Sudé tanto que no podía ver.  Tenía tanta hambre que estaba mareada.  Entre vinyasa y vinyasa, soñaba con un par de huevos con biscuit en el café de abajo.  Regresaba con costos a mi respiración.  El cuarto demasiado caliente.  Las cuentas demasiado lentas.  Mi mente en la lucha por cambiar lo que era.  Mi cuerpo agotado.  Mi resistencia al máximo.

Me salí de la clase. No aguanté.

A veces quisiera salirme de mi vida...pero adónde iría?

Regresé a casa y después de comer y bañarme el silencio impregnó mi corazón.  Todo cayó sin esfuerzo en una serenidad  profunda.   Escuché un talk de uno de mis maestros:  en el camino del yoga sólo intentamos hacer las prácticas y ellas nos transforman.  No es un mandato moral:  el Ser está más allá del bien y del mal.  No intentamos ser buenas personas,  sólo realizar quién somos en verdad  más allá de cualquier paradigma o condicionamiento del Prakriti- vida material.

Escuchar este talk me dio una profunda tranquilidad.  Desde pequeña sentí que siempre hacía las cosas "mal".  Que alguien siempre me iba a regañar,  aunque yo intentara hacer mi mejor esfuerzo. Siempre cometía algún error,  siempre metía la pata.  Era bastante inquieta y eso no está bien visto en una niña pequeña.  La sociedad nos quiere quietas,  metidas en enaguas y zapatos y bien peinadas.  Mi idea de alegría era subirme en los árboles,  caerme en mi bicicleta y jugar con tierra.  Al punto que mi madre decidió cortarme el pelo a rape porque siempre andaba sudando y corriendo y eran puros nudos.   La voz censuradora de la autoridad era implacable.  Y crecí con esa sensación de que siempre iba a equivocarme, de que no podía simplemente disfrutar la vida a mi modo y que tenía además que hacer un doble esfuerzo por no meter la pata.

Salí a caminar y mientras recorría Sunset Boulevard el sol poniente y sus celajes me dijeron que ya era tiempo de soltar esa idea limitante.    Un idea ajena que llegó a convertirse en mía propia.   La vida es compleja:   todo estamos en un proceso de experimentarnos.  Aprendemos lastimosamente de nuestros errores y equivocaciones.  A partir de ellos cultivamos humildad y paciencia- si estamos dispuestos a ver.  O seguimos equivocándonos ad perpetuam.  Es nuestra decisión.

Mientras regresaba a casa los celajes se intensificaron sobre la señal famosa de Hollywood a lo lejos.  El atardecer en el valle y el ritmo de mis pasos me calmaron.  Entendí que no estoy aquí para ser perfecta.  Comprendí que mi Ser está por encima de cualquier idea del bien o del mal.  No hay nadie allá afuera que pueda juzgarme,  sólo yo decido escuchar esos juicios o no.

Y sentí una profunda y hermosa tranquilidad,  iluminada por celajes rosa y naranja en un cielo azul y una brisa refrescante en mi rostro.  Porque ya no importa lo que nadie más diga u opine:  ahora puedo subirme a ese árbol cuantas veces quiera,  revolcarme en el barro y ensuciarme la ropa. Puedo correr,  reír y desafiar lo "correcto".  Porque sé que mi alma vibra al máximo cuando sigo mis corazonadas.

Lo supe desde pequeña y lo reafirmo aquí hoy.

"Todo está bien"- me dijo el cielo esta tarde.
TODO ESTA TAN PERO TAN BIEN.


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