lunes, 14 de abril de 2014

From fear to Love

There was a time when i used to sabotage myself all the time.

The name of my game was unworthiness, deep wound inside that somehow i tried to cover with three masters degrees in Law,  crazy workouts in the gym and ultimately,  a bunch of failed relationships that only brought me more grief.

The name of the game was run and hide.  Resemble this,  imitate that.  Be anyone but you.  You are nothing,  who cares?  Learn to copy,  stay safe in your cocoon and never,  ever love.  It´s risky.  It´s dangerous.  You may get hurt again and never come back.

So i learned to live  in the surface.  Anything was an excuse to get distracted: flirting,  traveling,  lying,  pretending.  Always stay above THAT.  You know,  what hurts.  I became an expert in avoiding.  Avoiding myself and sadly, avoiding also those i loved the most.

I don´t remember how it happened,  but it did.  My mind tries to explain it but it really can´t.  Did a bunch of spiritual shopping:  it felt shallow and senseless,  but it would fill up the hours.  Met some amazing teachers,  but no one really hit home.

And then i found him.

He was so simple and heavy.  Not only in his physical body,  but in his being.  Being close to him i felt like a tiny satellite surrounding a big sun.  He was a man of few words and most of his words were hard to understand for me.  But that smile!  That honest,  loving and sweet smile...his arms would put me in crazy positions but more than the adjustments themselves he had this energy.  Like the earth,  the sky and the sun all together.  His presence,  his steps and his eyes suddenly brighten my life.  And then,  for the first time,  i contemplated coming out of my cave for a while.

Being around my teacher was no small feat.  His guidance felt hard and strict in the beginning.  But there was something that felt safe for me.  His kisses and hugs at the end of practice were clean and pure.  He felt like a mother,  a father,  a grandpa and a teacher all at the same time.   I would touch his feet not fully understanding what it meant at the moment.  Now i´m so happy i followed my soul´s instructions.  His feet grounded me.

Fed up from a life lived from the head,  my instinct to protect myself let go.  I knew there was someone in this world that would not hurt me.  He could only heal me.  His hand could only help me.  I was not threatened anymore.  This process of building trust again from scratch took years,  many many years,  until one day i knew that something had changed inside.

I felt less fear.  I felt i was not alone anymore.

And then he died.  His death was a sweet reminder of his teachings of love and surrender.  His energy actually grew stronger as the days went by.  We had a gathering in his home for a month a few weeks after his passing.  All of us received something beyond a certificate:  he was there with us.  As present and alive as he had been before.

This miracle happened because he loved us.  In his pure heart his students were his most precious children.  Each one of us had a place in his heart.  Even when he forgot our names,  he never forgot our energies:  who we truly are.  He knew us from a previous place,  he was expecting each one of us and protected us faithfully from many corrupted energies.  He was our shield and keeps taking care of us.

One day, not so long ago,  i had one of those days when you basically want to die and leave everything behind.  It was darkness,  pure hell.  I went to the shala,  it was almost sunset.  I was crying in desperation.  Suddenly,  i heard the door opening.  And then it closed again,  almost instantly.  I kept crying but i felt very calm.

Later i found out what happened:  my son-  four years old at the time-, had come looking for me.  He said:

"Mommy,  i was looking for you and then i went in the meditation room and there was a man,  very fat,  sitting close to you.  So i got scared and left..."

I smiled and knew he was speaking truth.
Because the love for our teacher never leaves our heart.  And their love for us goes beyond any ideas of mortality.

They are there with us in the darkest moments.
They will be waiting for us when the threshold comes...

and we will be as safe then as we are now in their loving protection,  the most cherished blessing our souls have received in this lifetime.


                                                                 To my dear Guruji.

viernes, 11 de abril de 2014

El éxtasis de un angelito

El día transcurre alegremente celebrando al integrante más pequeño de la familia.

Entre risas,  lloros,  golpes y momentos de sublime maravillarme ante mis tres hijos menores,  reflexiono sobre este día hoy hace tres años.

Creo que nunca me he sentido tan mal en toda mi vida.

Finalizaba un embarazo no deseado, nueve meses de resistencia,  dudas y mucha confusión.  Este último bebé se vino sin pedirlo.   El anterior tenía sólo cinco meses cuando supe que estaba embarazada.  La reacción inmediata fue:  "esto no es posible,  no lo quiero,  es demasiado...."

La resistencia mía personal se vio incrementada por la resistencia del papá,  la familia y los amigos.   Innumerables juicios y opiniones al respecto no ayudaron.  "Siete hijos...!"  Tiempo después me enteré por una estudiante que su primera noticia sobre mí fue un comentario de que estaba embarazada de nuevo:

"Imagináte..."

El aura de confusión sólo incrementó día a día durante los nueve meses.  El dolor físico también.  El parto anterior fue una emergencia y mi cadera quedó dañada.  El peso del nuevo bebé sólo empeoró el problema,  al punto que con cuarenta libras más de peso al final casi no podía caminar.  El dolor era constante y punzante.  Como una puñalada al corazón que me decía:  "esto no puede estar pasando."

Hoy contemplo a mi bebé y sólo puedo dar gracias de tenerlo con nosotros.

La oscuridad que me cubrió en ese momento se fue despejando paulatinamente.  El parto en sí fue la parte muy difícil:  acostumbrada a parir mis hijos como las machas,  una cesárea obligatoria cercenó definitivamente mi idea idílica sobre la llegada de Matías a este mundo.  Imposible parirlo con una cadera desgarrada que me impedía caminar,  mucho menos acuclillarme.  Resignada,  entré en aquel quirófano frío y estéril,  sola y muy desmotivada.  Dispuesta a vivir lo que tenía que vivir  como un castigo,  lista para tragarme este trago tan amargo mientras maldecía mi suerte.

La paradoja de esta vida radica en la posibilidad de encontrar lucecitas y seres amables aún en medio de la más profunda desesperación.  En aquel quirófano helado,  sentí el cariño de dos amigos que quedarán para siempre en mi corazón:  dos médicos que se entregaron con fe para traer a este bebé al mundo.  Y Matías nació:  un bebé sano,  hermoso,  al cual no pude amamantar ni abrazar como había hecho con mis otros hijos.  Estaba tan perdida con la anestesia,  tan mareada y desconectada.  Pasé todo el día en un sopor del que no podía salir,  aturdida y sin conexión con mi bebé.  Otros  cuidaron de este ser frágil y perfecto  mientras yo me recuperaba hasta que finalmente pude estar lo suficientemente despierta para sostenerlo sin que se me cayera de los brazos.   Aún ahí,  el dolor de la herida era algo desconocido para mí.  Estaba incómoda y me sentía totalmente inútil sin poder caminar y moverme como lo había hecho antes con mis partos normales.

Matías llegó a mi vida como una lección de aceptación más allá de mi mente y mis emociones.  No tuve más opción que empezarlo a amar.  En medio de la herida,  mi otro bebé pequeñito y las hormonas fluctuantes,  encontré milagrosamente-a pesar de todo-,  un atisbo de esperanza.  Su presencia en la casa fue creciendo y hoy puedo decir que nos llena completamente el corazón.  El paso de la resistencia al gozo ha sido lento,  pero hoy comprendo la sabiduría de la vida al enviarme a este pequeño emisario de verdad.  Hoy no concebiría mi vida sin él-  y recuerdo con tristeza lo mucho que lo rechacé.

Mi doula,  mujer sabia y tan querida nos dijo que este bebé era el ser más valiente que ella había conocido.  Se había atrevido a venir a nosotros sabiendo de nuestra futura resistencia,  arriesgándose a no ser amado,  dispuesto a morir en el intento.  Cuando nos dijo eso,  supe que Matías es mi héroe personal, que cada día que tengo miedo pienso en esta almita que no temió venir a unos padres cerrados,  arriesgar su propia vida para reconfirmar que el amor es simplemente inevitable, más allá de las razones y ruidos mentales.

Matías:  regalo de Dios. Matías:  maestro inexorable de Amor.  Porque el amor no significa ahora para mí algo romántico y fácil.  Después de esos nueve meses de enseñanza diaria,  aprendí que el Amor puede llevarnos al límite de nuestras capacidades y aún así,  hacernos emerger totalmente renovados.  El cáliz que Matías significó para mí dejó para siempre una huella en mi alma.  La purificación tan brutal que su llegada a este mundo me trajo podría compararla con arder viva en una hoguera o lanzarme a un precipio sin fondo- sin haberlo escogido.

Su ternura y dulzura han llegan a lugares que no estaban abiertos todavía dentro de mi corazón.  Necesitaba el ardor de este ángel de fuego para derretir lugares en mí que yo misma desconocía.

Veo para atrás y el resultado ha sido impresionantemente perfecto.  Más allá de mis ideas irreales de un amor sublime sin asidero tangible en la aceptación del presente,  emerjo de esta experiencia como aquel fénix  que resurge de las cenizas de sus propios conceptos absurdos.

Emerjo como alguna vez desee e imaginé:   con el corazón totalmente abierto a la incertidumbre,  misterio y paradoja de esta vida-  renovada,  gozosa y absolutamente nueva por dentro.

Gracias,  mi angelito, porque me diste el regalo más amado que he recibido en mi vida.




jueves, 3 de abril de 2014

The Power of Love

I am home.
Last monday,  for a split of a second,  i thought i would not make it here.

The plane i was flying  had an emergency landing.  I could taste for a split of a second the sweet longing for life,  the paradox of this predicament we all take for granted.

Three seconds,  no more than that.  Three seconds was all it took.  We were about to land in Miami, instead of my beautiful San José.  Something had happened to the aircraft,  they never really said what. But when i saw those ambulances and firetrucks parked waiting for us,  i knew this could be it.

It was a strange moment,  full of possibilities.  In those three seconds i could only think of the people i love.  Even those who i put out of my heart for absurd reasons.  I could just love them to the fullest.  And then something inside of me let go.  I was happy.  I was coming back from a deeply fulfilling experience in the Netherlands.  I had met amazing beings,  full of love,  compassion and joy.  I felt so blessed.

The moment went by, the plane did not crash.  And  maybe,  just maybe,  there is a very good reason for that.

Today,  i woke up from an extremely powerful dream.  In my dream,  i hug someone i took out of my heart a few years ago.  This person,  this being,  has been one the few good people i have known in this world.  Good and innocent like a child.  Humble and deeply knowledgeable.

I my dream,  when i hug him my heart completely melts.  We go together into this realm of total peace and understanding.  I could physically feel the Oneness and the Love.  The truth we all are at the core of our essence.

Our separation came in a time of confusion and miscommunication.   Now it all seems so far away.  In the dream,  there was a blue light around us.  A he said:  "You don´t have to worry anymore.  I will take care of you. I always have."

I woke up with my heart wide open.  I have never felt this way before.  Everything my mind once knew to be true stands in the way of this opening.  I am just letting it be.  Don´t know if it´s an effect of that plane.  Just know i wrote  my friend asking for forgiveness,   telling him i have missed him so much.




Life is short.
Too short to hold grudges.

Too short not to hug those around you everyday as if it was the last time.
Because it just might be, we never know.

This day i decide to be bold.  I choose to let my heart rule.  Any old wounds will be healed in the light of the Love.

This day,  i can breathe again.

domingo, 30 de marzo de 2014

Yogic Medicine

Doce días solamente.

En doce días  mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados.  No sé explicarlo muy bien. Pero sé que la medicina del Yoga de nuevo me ha mostrado que lo que esto no cura,  nada lo cura.

Llegué con una sensación de desazón y desaliento.  La vida a veces se nos pone cuesta arriba,  el fantasma de la indecisión nos atormenta y los miedos sacan sus garras.  Llegué cansada,  sintiendo un vacío de amor muy grande.  Vine porque una voz interna me dijo que viniera.  Seguí mi intuición y de nuevo,  no me equivoqué.

Doce días que se sintieron como un bálsamo para mi alma.  El Yoga nos habla de poderes super-naturales,  de momentos en que escuchamos la sabiduría de nuestra alma hablándonos al oído.  El llamado a esta tierra fue contundente. Cada uno de estos días  he recibido algún tipo de mensaje:  unos poderosos y llenos de aliento para el futuro.  Otros duros de asimilar y muy crudos,    pidiéndome que abra bien los ojos y me dé el regalo más necesario en este momento:  confiar y soltar.

Los siddhis o poderes psíquicos de los yogis permiten ver más allá de la distancia,  leer el corazón de la gente y tener el don de la omnipresencia.  Leí sobre ellos hace muchos años y la verdad,  no me interesaron.  Pero he recibido información estos días que podría llamar providencial.  He conocido más sobre seres indiscutiblemente poderosos que habitaron esta tierra:  desde pintores juzgados por una sociedad anacrónica hasta niñas valientas aceptando un destino de enajenación y muerte.  Conocí la amabilidad y el cariño desinteresado en la presencia de mis amigos y estudiantes.  Me llené el corazón con esas miradas curiosas al principio y agradecidas al final.  Tengo que decir que estar aquí estos doce días han sido mi mejor medicina y estoy muy feliz de haber seguido mi corazón.

Hoy sucedió lo inexplicable:  visité un lugar lleno de Gracia.  Miles de flores de colores llenaron mis pupilas por horas.  Los colores más brillantes y exóticos que he visto me confirmaron que hay un Creador cuya perfección es impecable y perfecta.  Caminé sin preocupaciones por senderos rodeados de jazmines,  narcisos, tulipanes y cerezos.  Y el paisaje externo por un instante me iluminó sanándome cada grieta contenida por mucho tiempo.  Recibí el mensaje en miles de flores de que estaba en el lugar correcto,  en el momento correcto.

Mis ojos sucumbieron a la fiesta de colores.  Mi alma también.  Terminé hoy la biografía de Van Gogh y comprendo exactamente sus angustias y miedos ante la responsabilidad de su destino.  Su soledad y confusión al saber que tenía que seguir su pasión a pesar de los tremendos obstáculos.    Un gigante de esta talla  vivió angustiado toda su vida.  Pero nos legó algo invaluable:  no sólo sus pinturas sino el ejemplo de que incluso un ser atormentado puede crear la belleza más extraordinaria.

El ícono que fue este pintor me recuerda que los artistas miramos al infinito de una forma distinta a los demás seres y nuestro propósito es mostrar lo que es invisible para los demás.  El proceso de desempolvar de las miradas comunes un atisbo de eternidad implica un compromiso total con uno mismo.  Mi propósito personal ha flaqueado últimamente entre muchas decepciones y desengaños.   Mientras empaco y preparo mi largo viaje de regreso,  reconfirmo que no por eso dejaré de pintar,  como no lo hizo él hasta el último día de su vida.

Nunca dejaré de pintar. 

La tarde cae en La Haya y el sol se despide amorosamente.  El frío cede a la primavera,  las flores nacen con esperanza.  Regreso anhelando un nuevo comienzo en mi vida, una nueva oportunidad de sentirme útil y enamorada de mi dharma y de todos aquellos que me rodeen con sus presencias amorosas.  Comprendo claramente que las reacciones ajenas no volverán a conmover mis raíces al punto de querer rendir mi labor.  Mi corazón esté tan enraizado en su camino que no tiene más remedio que vivir cada día como si fuera el último:  con la intención profunda de pintar,  bailar y reír al máximo el resto de los días que me queden.

La medicina del Yoga sana cualquier resquicio de miedo o reserva.  Porque encontrar el camino es la mitad del camino.  Y amar lo que uno hace es el destino de las almas felices.

Soy un ejemplo humilde y alegre de todo esto.

jueves, 27 de marzo de 2014

Gezellig

Today my entry is in english.

Amsterdam yesterday.  

They have an expression here in the Netherlands:  embrace the Gezellig.  I can only say that it happened to me spontaneously,  without even knowing about it.  This particular Dutch quality is one amazing reason to visit this country.  It can be translated as cozy,  snug,  friendly...is something more easily experienced that defined.  But it has been the constant during this week in my work,  friends,  students and travels.

There is a sense of time slowing down.  A connection with the present moment that has allowed me to forget my worries and troubles.  There is this joy,  warm and fuzzy feeling that has come to me in diverse situations:  in the shala,  in the tram,  just looking through the window and watching a mother in her bike with three babies,  the calmness of the canals in the city and the endless possibilities for my life that slowly start coming to the surface.

First stop:  Anne´s Frank house.  I can only say that this girl was a wise spirit and her strength,  with that of her parents,  sister and friends,  surpasses any ideas of strength that i may have thought i had.  They lived for more that two years in hiding,  in fear, in the darkness.  In silence,  in whispers and anticipation.  They were discovered and brought to a concentration camp just before the war ended.  Such a paradox and also such a huge lesson for all of us.

She longed to ride in the park,  feel the sun in her face,  breath the fresh air.  Normal things we all take for granted.  She was young and full of innocence.  Missed love,  growing up and living in freedom.   Her father was the only one in the family who survived and he dedicated his life to promote the writings of his daughter.   I came out of the museum in silence,  deeply touched.  How much pain can a human being inflict another?  

Speaking about pain,  next stop was the legendary Van Gogh´s Museum.  His paintings reflect that profound inner conflict we all have deep inside:  the pull of spirit and flesh.  His master pieces were not appreciated during his lifetime and he lived a very modest life.  His art happened because his brother Theo supported him throughout his 37 years of life.

I could feel the love between this two brothers as the blood that supplied Van Gogh´s art.  His lack of acknowledgement during his lifetime was painful for him since he wanted to become financially independent from Theo.  His mental state became worse and worse and he decided to go voluntarily to a mental institution.  There he could paint everyday and actually produced one canvas per day.  A very productive stage in his life.

When Theo had a son and named him Vincent like his brother,  he painted a beautiful almond tree with buds and flowers for his nephew.  It was a gift for his nursery. I didn´t know this painting and thought it was the most beautiful one of all.  Such tenderness and pain in the oil.  Few weeks after this he committed suicide.  He loved his brother so much he didn´t want to be a burden to him  now that he had a family.  Theo followed him very closely and died six months after Vincent.  Their connection was so strong.

Amsterdam streets,  cafés and canals look different after i understand more about these two giants.  Their courage,  their fears.  Their dreams,  their nightmares.  All of it i can find in her diary and his canvas.  The human predicament so clear and pristine through their example and intense presence.

After walking around with my friend for about seven hours,  we end up in an indian restaurant with a huge dancing Shiva.  Our warm food and tasty wine helps unwind the day.  I feel touched and grateful at the same time.  My heart has brought me to a place that i needed to see,  without even knowing this giants were here.

The path opens ahead and who knows what it will bring.  But i feel inspired by the passion and commitment of these souls.  The journey unfolds in mysterious ways for all of us and it helps to know some spirits have fought truly immense battles and still,  have blessed us all with their art and heroism.  As i get ready to go out in a beautiful spring afternoon,  i thank my soul for guiding my path with such grace into this land.  New friends close to my heart, sincere students with lots of studentship and the feeling of being in the right place at the right time.

All that i take back.

Knowing  this trip is only the first of many more into this wonderful,  unexpectedly warm and cozy Gezellig land.

martes, 25 de marzo de 2014

Volcanes y cenizas

Vengo llegando del shala.
Hoy di tres clases.  Cansada físicamente,  pero muy llena en mi corazón.

Mientras subía las gradas del apartamento de mis amigos,  me llegaron dos sensaciones ancestrales,  como venidas de otro tiempo y otras vidas.  Primero,  el olor delicioso de una sopa de pollo que alguien estaba haciendo en el edificio. Aunque soy vegetariana,  el olor instantáneamente me transportó a casa de mis abuelos.  Así olía siempre su cocina.  Me sentí abrazada por mi abuela,  su abrazo calientito y amoroso.

La segunda sensación que hizo Hit Home fue un piano.  Alguien,  en este edificio holandés en medio de La Haya,  con un frío fatal allá afuera...alguien estaba acariciando las teclas de su instrumento.  Alguien estaba en íntima comunión con su alma.  Me transporté a aquellos días en que estaba preparando mis exámenes de la Licenciatura en el Conservatorio,  tocaba más de ocho horas al día y tenía un hermosísima bebé en mi pancita que todavía no conocía.

Me siento abierta a la vida,  porosa y receptiva.  En otro momento probablemente hubiera estado tan ensimismada en mis pensamientos que no hubiera percibido tanta belleza encapsulada en dos segundos.  Hoy tuve un día difícil.  Muchas cosas se están moviendo de cauce.  Me está costando soltar.  Me duele el alma.  Y aún así,  al mismo tiempo la vida me regala tanta belleza:  amigos cálidos en este clima frío, estudiantes sinceros y enfocados,  tardes de sol aún en el frío.  Conexiones genuinas en un mundo alborotado.

Y es que ya sé que en este plano dual en que vivimos todo viene mezclado.  Un amigo querido perdió a alguien que amaba mucho esta semana.  De pronto,  su tía ya no estaba más en este mundo.  No que no se esperara su partida porque estaba bastante enferma.  Pero al mismo tiempo siempre es difícil digerir un adiós.  Sin embargo,  sus cenizas reposan ahora en el fondo de un volcán,  metáfora hermosísima de cómo quiso terminar este ser su paso por esta vida.  Todos somos volcanes:  algunos ardemos demasiado,  otros están dormidos.  Pero nuestra esencia es puro fuego conectado a lo más profundo del centro de la tierra.  Esa es nuestra esencia y a ella vamos todos a regresar.

Hoy decidí que yo también quiero que esparzan mis cenizas en un volcán.  Pienso en todos los bellos volcanes de mi querida Costa Rica y no podría escoger.  Todos son preciosos, perfectos,  impredecibles.  Creo que por una conexión vieja me gustaría que fuera el Turrialba.  Hace muchos años,  recuerdo danzar en su cráter apagado en este entonces.  Y ahora está vivo y despierto como mi alma que escribe.

Yo también fui un volcán apagado por miedos y demasiados juicios sobre cómo tenía que vivir mi vida.   Ahora no es que tenga ideas de hacia dónde,  cómo y con quién. Porque la verdad es que estoy a merced de algo que llamo Gracia.

Esa energía cósmica que quita y pone de mi vida: me estoy dedicando a observarla.  Mientras escribo en mi cama calentita,  mis amigos preparan amorosamente la cena y siento tanta satisfacción por este viaje,  me pregunto cómo llegué aquí.  Aquí a Holanda por una serie de coincidencias,  fe y mucha energía de mi amiga que me escribió incontables veces.

A esta vida,  por gracia de la Gracia.

Espero que mi paso por este mundo esté a la altura de esta energía benevolente y generosa que me tiene con vida y deje este lugar un poquito mejor de cuando llegué.  Y que quiénes esparzan mis cenizas en el Volcán Turrialba en Costa Rica se sientan contentos de haber estado cerca mío.  Por ellos es que vivo cada día con la intención de estar un poco más despierta.

Por ellos y por todas las almas que palpitamos juntas en una misma frecuencia...estemos donde estemos en este globo terráqueo.

sábado, 22 de marzo de 2014

Quién no llora, no vive.

Los días nublados y lluviosos dan paso a una tarde asoleada y fría.  Sin embargo,  con sólo ver el sol ya me siento más feliz.

Después de dos días de yoga para desayuno, almuerzo y cena,  me siento a escribir adolorida en todo mi cuerpo.  Sólo imagino cómo van a amanecer mis pobres estudiantes mañana.  He tenido el honor de contar con un grupo de gente con mente abierta,  pero sobre todo con mucha fe en sus prácticas y una generosidad inherente que se muestra en cada mirada y cada sonrisa.

Hoy después de un taller de tres horas de abrir el corazón a más no poder,  terminamos todos en un estado de euforia y gozo imposible de describir.  La mezcla de varias nacionalidades ayudó mucho:  holandeses,  cameruneses,  estadounidenses,  venezolanos,  coreanos,  mexicanos,  iraníes...mi clase es un caleidoscopio del mundo y observo perpleja como estamos todos hechos del mismo material en contenedores de distintos colores y tamaños.

Una de las chicas tuvo una experiencia poderosa.  Cada vez que hacía un backbend empezaba a llorar sin control.  Se acercó al final de la clase,  la tranquilicé y pedí que se diera ese espacio para llorar.  Que ahora que regresaba a su hogar-  tenía que manejar como una hora-,  pusiera música y llorara todas esas lágrimas que se ha tragado por años.

Algunos de nosotros hemos aprendido a hacernos los fuertes.  No que sea malo tener la habilidad de enfrentar los retos de la vida con coraje,  pero todos somos en el fondo un puño de ternura, a veces solapado entre tanta represión y deber ser.   El cuerpo tiene muchas respuestas y algunas de esas respuestas son lágrimas,  simples y puras,  agua que nos limpia.  Darnos una buena llorada,  a veces hasta sin motivo aparente,  permite que nuestra alma respire y podamos continuar más livianos,  menos adoloridos en esos lugares sensibles que hemos sepultado sin piedad.

La chica se fue con una interrogante en su rostro y los ojos llorosos.  Pienso en ella:  estará ahora en su hogar,  con su esposo y su bebécito.  Tal vez,  sólo tal vez,  haya llorado todo el camino de regreso y llegado a su casa más abierta,  más vulnerable.  Tal vez haya abrazado a sus seres queridos con gratitud,  después de soltar la constipación que las lágrimas atrasadas creaban en su espíritu.  Quizás,  espero,  regrese mañana a clases a llorar un poco más.

Y es que todos lloramos.  Hayan lágrimas o no de por medio.  Algunos de nosotros nos damos el espacio de hacerlo diariamente,  como quien come o se baña.  Parte de nuestra higiene emocional.  Otros más esporádicamente.  Pero quién no llora no vive.  Un ser humano necesita llorar para recordar su fragilidad y su fuerza.  Sin las lágrimas,  nos convertimos en robots a merced de nuestras estructuras mentales,  sin ternura.  Nos terminamos creyendo la historia de que "los hombres no lloran...ni las mujeres tampoco.".  Perdemos esa conexión con nuestra parte suavecita y sin ella,  estamos perdidos en esta vida.

Cómo vamos a reconocer otras partes suavecitas y cálidas?  Ofreciendo nuestra propia vulnerabilidad.  

Cómo llegarle a la vulnerabilidad si siempre hemos cultivado nuestro lado estoico?
Cómo no tener miedo a derrumbarnos?

Me duermo en La Haya con estas preguntas- todas ellas mías personales en este momento.   Extraño mi país, extraño a todos esos seres suavecitos y cálidos que en este momento se preguntan cómo regresar a la fragilidad de un corazón abierto.

Y me duermo con tanta gratitud por la gran lección que me dio esta querida alumna en la clase de hoy.  La imagino en su cama,  sintiendo su corazón abierto después de mucho tiempo.  Las lágrimas corren por sus mejillas pero tiene también una sonrisa en los labios.

Hoy todos,  gracias a ella, recordamos la suavidad inherente a nuestros corazones humanos.  Y de una piedra endurecida pasamos a una noche de risas,  compartir y muchos abrazos sentidos.  Una tarde y noche memorable aquí en esta ciudad fría por fuera pero cálida y generosa por dentro.

Nuestros corazones palpitan un poco más fuerte esta noche.

Dedicado a todos aquellos que saben que pueden sentir un poco más...


                                                                                            y se preguntan todavía cómo hacerlo.