viernes, 30 de diciembre de 2016

Final

Este blog cierra hoy muy distinto a como empezó.

Empezó en un momento de crisis,  de profunda soledad y miedo.  Hoy lo cierro sintiendo una estabilidad interna muy nueva,  serena y alegre.

Los vientos del cambio soplan fuertes en mi vida y me dejo llevar.

Agradezco a todos y cada uno de ustedes por leerme.  En India,  inicio un proyecto nuevo- siempre desde la escritura.  He hallado en ella una contención infinita y sé que el cambio de vida tendrá mucho que contar.  La vida se mueve entre dos orillas y hoy me aventuro a cruzar ese mar- no sólo físico.  Me aventuro a un encuentro conmigo misma y con todo lo que he podido aprender durante los últimos quince años de mi búsqueda personal.

Sé que estas no son las últimas palabras que escribo ni escribiré en una pantalla. Sé que las próximas serán escritas en un continente que amo y odio a la vez-  la misma dualidad que he aprendido a aceptar dentro de mí.  La danza eterna entre la luz y la oscuridad que,  una vez que la aceptamos,  se calma.  La dualidad humana es una realidad que he aprendido a cabalgar,  igual que he intentado domar los impulsos salvajes de mi signo chino,  el caballo del fuego.  Los caballos de fuego tenemos mucho potencial para los extremos y escribir hoy desde una meseta interna de paz y gozo es un triunfo para mí.

Me entrego a lo que el nuevo año trae con confianza, un paso a la vez.  Internamente asentada y a la vez,  llena de fuego y deseo por el cambio y la transformación.  Si me proyecto diez años hacia adelante me veo rodeada de niños,  feliz conociendo nuevos lugares y gentes y dispuesta una vez más a que  el Shakti me dé su próximo consejo y yo lista a escucharlo.

Y ponerlo en acción.

Así sea. 

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