domingo, 7 de febrero de 2016

Sí con pasión

Sólo las dudas nos separan del Amor.

Dudas que generalmente no tienen asidero alguno en la realidad.  Desvaríos de nuestros miedos que sólo impiden que vivamos nuestro destino,  ya escrito por cierto desde antes que naciéramos.

Hoy viví el Amor en una pulsación inmensa.  Mi trabajo me permite ser testigo de muchos milagros. Tengo el gran honor de conocer seres extraordinarios que en su sencillez irradian todo lo que yo quisiera ser en esta vida.  Hoy me sentí genuinamente colmada a todo nivel,  feliz,  realizada,  plena. El Amor finalmente  a mostrándose de lleno en mi vida,  fragante,  intenso y avasallador.

El Amor me refiero no sólo al sentimiento  sino a esa sensación de conexión con todo y con todos. Esa conexión que compartimos que a veces,  decía uno de mis estudiantes,  se siente como una caricia que luego se esconde.  Y a veces nos preguntamos si fue real o imaginación.

Es real, estoy segura.  No es posible que cada vez más sintamos lo mismo.
Existe;  es.

Mi vida ha sido una pregunta constante desde que tengo uso de razón a mis 33 años.  La pregunta: "Adónde está el Amor?" Antes de eso vivía como en una especie de nebulosa, haciendo cosas que me llenaban pero no completamente,  acumulando títulos,  reconocimientos en mi profesión anterior que nunca colmaron esa sed interna de algo que no sabía qué era.  No era de afuera hacia adentro sino al revés:  hoy comprendo que todo surge de esa plenitud que viene de sentirnos parte de algo más grande,  le llamemos como le llamemos.

Esa energía más grande (algunos la llaman Dios, Amor, Vida) quiere que seamos felices.  Une almas de una forma inexplicable,  atrae a nosotros la siguiente experiencia:  pone en nuestro camino maestros,  viajes,  relaciones, amistades,  Gracia.  Gracia pura,  Gracia mágica.  Confío plenamente en sus designios aunque a veces mi mente trate de buscar una salida.  La vieja mente que a veces se acobarda ante tantísimo Amor y que no puede reconocerse,  siempre buscando excusas o puertas de escape.

La verdad es que no hay escape.  Cuando uno ha dado el sí sólo queda seguir dando síes por el resto de nuestra vida.  Sí a todo aquello que afirme la vida,  sí a la alegría y al gozo,  sí a sentirnos explotar de intensidad por dentro,  sí a todo aquello que reconfirme el camino.  Sí con fe,  sí con deleite.  Sí con esperanza y mucha mucha confianza.

Sí con pasión. El Amor sólo puede expandirse.

El decír un sí total implica decirle no a muchas cosas.  Significa tomar responsabilidad por quién somos,  independientemente de otros que todavía no han podido tomar su vida entre sus manos. Significa ser lo suficientemente maduros para reconocer que no podemos salvar a nadie,  siquiera en estos pocos años de vida dejar una huella personal en este mundo, insignificante pero significativa. Por más humilde que sea nuestra contribución,  es nuestra y por ella el mundo ya se enriquece.

Termino mi día en medio de un mall- que por cierto no es mi lugar preferido en el mundo, pero en la más dulce compañía: comiendo helados con mis niños y amigos queridos.   A pesar de tanto ruido y caos de fin de semana,  aprecio cada instante de este domingo de febrero, inicio del Año Nuevo Chino.  Serena en mi corazón devoro una torta chilena con un dulce de leche exquisito.  Mañana es día de descanso. Los niños juegan con energía y yo me siento simplemente enamorada.

Enamorada de mi vida y de todo lo que es y desde ya,  de todo lo que venga.

Todo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.