martes, 16 de febrero de 2016

Hora de amar

Mientras espero a mi amigo,  observo una estrella en el cielo que tiene tres colores.

La negra noche permite que pueda apreciar el rojo,  azul y blanco de sus rayos.  La veo con incredulidad y al mismo tiempo sorpresa.  Hace ya mucho tiempo que permito que la vida me sorprenda.  Antes creía poder controlarlo todo:  hoy sé que mi vida transcurre entre dos costas y que tengo que fluir con las olas, sin miedo y sin aprehensión mientras este mar dure.

Siento tanta gratitud por este momento en mi vida-  incluso con sus tornasoles y matices.  Recibo una noticia que me conmueve el corazón:  a veces las noticias no tienen que ser literales,  vienen empaquetadas en gente,  en miradas,  en mensajes sin voz.  Observo como se me aflojan las piernas: una sensación que no tenía hace mucho tiempo.  Y me dispongo a surfear la ola de miedo que me separa de ese destino fabricado especialmente para mí en este momento....por más planes que haya construido en mi soledad intentando no salirme de mis casillas.

Es en la oscuridad de mi propio ser que puedo apreciar las olas de emociones,  de pensamientos y de líneas hacia futuro.  Es en el seno de mi corazón que puedo intentar descifrar los designios de este corazón humano que ya tiene vida propia y que a veces no me toma en cuenta para sus historias.  Así que hoy me preparo a vivir mi día tomándolo en cuenta:  su mensaje es contundente y las consecuencias fáciles de apreciar.   No de asimilar.  

Pero puedo luchar contra esta corriente o puedo dejarme llevar.  

Mi tatuaje me recuerda el no darme por vencida.  Las kois japoneses nadan hasta el cansancio,  hasta la muerte,  pero no se detienen.  Pero será que hay también momentos en esta vida llena de paradojas para dejarse llevar,  confiar en lo aprendido y soltarse sin miedo.  Lo siento hoy claramente en mi vida aquí en Costa Rica, paraíso que amo y que me nutre a muchos niveles.  Siento también que si la vida me llama es porque hay algo que tengo que explorar dentro de mí con valor.  De mi valor depende la expansión o contracción de mi existencia,  bien lo dijo una de mis poetisas preferidas.

Hora de ir a la escuela con mis niños,   pasar por un café y luego dar clase.
Hora de asimilar todos estos sentimientos que afloran y permitirme sentirlos en su plenitud.

Hora de vivir un día más intentando no boicotear lo aprendido.
Hora de amar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.