lunes, 18 de marzo de 2013

Remoto perdón

Hay días de días en esta vida de contracciones y expansiones.

Hoy es uno de esos días bajos.  Hace un par de semanas,  me percaté de que alguien en quien confiaba,  a quién abrí las puertas de mi casa y mi corazón, que estuvo muy cerca de mi familia y mis niños y alguien a quien incluso contemplé hacer parte de mi camino espiritual, ese alguien me defraudó.

Me defraudó inesperadamente con sus acciones y palabras.   Pero a la vez,  siento una compasión que no había sentido antes por nadie en mi vida.

Veo la inseguridad de este ser minúsculo,  sus miedos, sus temores.  La cosa escaló a un punto muy álgido y la relación se rompió en mil pedazos.  Me di cuenta de agresiones por debajo de la mesa de hacía mucho tiempo y que su traición no fue sólo material sino emocional.

Qué hacer cuando le dejan a uno el sarcasmo en el regazo?
Cuando la confianza y ayuda es pagada con este ácido que le deja a uno un sabor a hiel en la boca?

Qué hacer sino seguir las enseñanzas de mis maestros?

Paso 1:  rezar por esta persona.

Paso 2:  rezar por esta persona.

Paso 3:  seguir rezando por esta persona.

Pienso que quizá en esta vuelta de la vida me tocó a mí ser víctima y a él agresor.  Que tal vez en la ronda anterior fue al revés.  Trato de pensar que es un alivio no tenerlo cerca, pero esto no tapa el profundo dolor que siento.  Por un lado,  es el dolor de la traición.  Pero el más grande,  es el dolor de saber esta alma perdida y sin rumbo,  aunque externamente él crea que sí lo tiene.

Mis maestros aconsejan en estos casos de gente malvada y perdida  optar por la solución de la indiferencia.  La indiferencia me deja un poco a medias:  no dejo de pensar en el destino de un alma que miente,  roba,  chismea,  rompe acuerdos de honor y es desagradecida.  Creo que este ser ya cavó él mismo su propia tumba.  En yoga hablamos de Karma. Y no puedo evitar desear que fuera diferente.

Todos tenemos el potencial de ir hasta lo más bajo o de subir a las estrellas.  Es parte de nuestra humanidad.  Yo soy caballo de fuego en el horóscopo chino.  Este signo es muy interesante:   sucede sólo cada 60 años y tenemos el potencial de hacer mucho daño...o mucho bien.  Sé que en la primera parte de mi vida,  mis acciones fueron ególatras,  desconectadas y dañinas.  Muchas de ellas más por ignorancia que por genuina maldad.  La cosa es que en China no se tomaban ningún riesgo:  si el bebé era caballo de fuego de una vez lo ahogaban.  No esperaban a ver si desplegaba todo su potencial,  positivo o negativo.  Demasiado peligroso.

Este ser trae de nuevo a mi regazo la experiencia de lo oscuro,  del sufrimiento,  del estar desconectado.  Trato de verlo con objetividad,  pero el problema es que yo a esta persona la quería...y mucho.

La pregunta es qué hago con ese amor que fue pisoteado,  maltratado y golpeado?  Ese amor que en este momento grita de dolor al ver la dimensión en que un ser humano puede aislarse y dañar a otros?


Con ese dolor,  hago lo que mis maestros aconsejan:  lo ofrezco al de Arriba.  Que sea El el que decida cuál es mi papel aquí.  Perdonar en este momento va más allá de mis capacidades humanas.  Pero quién sabe,  tal vez en el futuro.  Tal vez pueda suavizar el ácido de su conducta mientras pienso en él cada mañana.  Observar como el odio y dolor se disuelven en los abrazos a mis hijos que amo.  Ofrecer la herida mientras sudo y medito en mi práctica de yoga.

Y tal vez algún día sea posible para mí perdonarlo.

Comprender que su oscuridad no es más que un síntoma de su Luz.  Desear que esa Luz prevalezca en su alma y se salve.

Se salve de sí mismo y de sus miedos.  Y tal vez,  mis oraciones de alguna forma lo inspiren a ser lo que realmente es:  un corazón lleno de Amor para todos aquellos que lo rodean.

1 comentario:

  1. Me uno al sentimiento. La pobreza de corazón es la mas baja de las pobrezas. Orar y compasión es lo único que se me ocurre.

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