miércoles, 30 de octubre de 2019

Los milagros son la muestra de que siempre estamos siendo protegidos- si nuestra intención es pura y nuestras acciones íntegras.

Hoy cumplo un mes de estar con mi maestro y ayer recibí la grata noticia que una nueva ley por la custodia compartida se aprobó en Costa Rica. Una ley que viene a llenar el vacío legal que existía en cuanto a la regulación de las relaciones de los niños de padres divorciados.

Antes de esa ley, los casos quedaban totalmente en manos de los jueces.  Tal vez algún juez tenía el discernimiento y sensibilidad de redactar un pronunciamiento justo para todos los miembros de la familia. Pero el Portillo era muy grande y existía la posibilidad de que tocara alguien cuya sentencia destroza el corazón de una familia.

Esa jueza me tocó a mi.

Una jueza que inició un proceso en mi contra en marzo del 2018, fecha en que yo todavía servía a mi país en Nueva Delhi como embajadora. Extrañamente, esta juez movió todo el procedimiento sin notificarme.

Esto es a todas luces ilegal.

Esta fue la primera señal de que algo no era transparente en mi proceso. Regrese a Costa Rica después de mi misión en octubre del 2018, hace un año exactamente. Llegue anhelando a mis niños, la separación había sido brutal.  Tuve innumerables obstáculos en mi trabajo, no solo a nivel profesional por la gran ignorancia en torno a India del ministerio en San Jose en que trabajaba, sino a nivel de salud pase crisis muy fuertes. Cada vez que tenía vacaciones salía para Costa Rica,  extrañando a mis niños y cada despedida fue muy dolorosa. Theo me dijo cada vez que no me fuera. Que todo se había desacomodado con mi nuevo trabajo. Yo misma dude muchas veces de regresar a mi misión y pensé primero en la imagen de mi país que en el sacrificio a nivel familiar.  Así que decidí quedarme y contar los días para volver.

Tuve a mis niños dos fines de semana en noviembre pasado y luego recibí la notificación de que habia un proceso de cambio de custodia iniciado por mi ex desde hacía 6 meses. No lo podía creer. El día anterior habíamos tomado café juntos planeando horarios y hablado de dineros y planes de manera cordial. Siempre quise tener una relación armoniosa con mi ex marido porque se bien la repercusión en mis hijos.

La daga la llevaba escondida entre su chaqueta.

La daga llego un viernes, saliendo para el súpermercado. Una daga que todavía siento en mi corazón. La comunicación de la juez le daba al padre los derechos de vivir con mis niños- había fallado en mi ausencia. Eso significaba no más noches juntos, no más desayunos, almuerzos, recogidas de la escuela y de futbol. No más batidos mariposa amarilla ni dibujos para mami. Tres camas vacías en mi casa, una gata muy triste. El vacío de un hogar que estaba lleno de risas y que ahora solo sería visitado dos veces al mes- si el padre accedía.

La redacción de la sentencia absurdamente parcial. Mi derecho de defensa inexistente.

Ese fin de semana llore como nunca he llorado. Me reuní con mi abogado para apelar la resolución dictada en mi ausencia. Comprendí que mi estado de ánimo iba en picada. Mis preciosos niños ya no vivirían conmigo. El juicio tomaría años y yo estaría condenada a una casa vacía y a un proceso tedioso y lento.

Sentí que mi alma me dejaba. Había regresado a Costa Rica por mis niños nada más. India es mi hogar pero sabía que mis amor por ellos iba primero. No entendía, en medio de mi shock,  las intenciones ulteriores del padre. En nuestro hogar yo había sido desde el inicio la proveedora de casa, carro, dinero, viajes y capacitaciones. Yo era la que viajaba para sostener el hogar. Y de pronto, este hombre aducía que mis ausencias me volvían una madre inadecuada.

Viajaba para solventar sus gastos inclusive y por supuesto, los de los niños. Pero en una demanda llena de mentiras decía que yo era una madre ausente e indiferente.

Recuerdo esos días como una pesadilla. Deje de comer y no podía dormir. Mi madre me aconsejó salir de la casa llena de recuerdos y memorias  y para colmo, no podía comunicarme con mis niños. Pasaron varias dias. Desesperada fui a la escuela (esa misma que había escogido y pagado por años) y pude hablarles por cinco minutos.

Ese sería el último día que los vería...

Les expliqué lo que había sucedido y que daría mi lucha por ellos. Al día siguiente regrese a la escuela y no me dejaron entrar. Dijeron que estaba emocionalmente desequilibrada y que tenían que proteger a los niños de mi...

Ese día supe que la escuela estaba del lado del padre.

Mucho ha sucedido desde esos días nefastos. Sintiéndome que moria, escuche en medio de todo la voz de mi pareja en India llamándome.

Me decía:

“te espero, ahí no haces nada. Aquí te voy a querer y cuidar y te pondrás fuerte para luchar. Ahí sola te vas a enfermar.”

Empaque un maletín, deje mi casa completa, todos las cajas que habían llegado de India con mis cosas. Me despedí de mis padres con el corazón roto. Partí deshecha, desencajada, apenas caminando ante la dimension extrema del dolor. No he conocido nada parecido en esta vida, ni siquiera la muerte de seres queridos. Mis tres amores arrancados como si yo fuera una paria, una madre irresponsable e indiferente y todos esos argumentos escuchados y avalados por una jueza sorda al amor de esta madre por sus hijos.

De pronto,  el padre era dios todopoderoso, una madrastra promovida a la categoría de madre y esta madre “biológica”- como me decían, condenada a ser visitadora esporádica a voluntad del padre.

Me senti insultada. Me sentí traicionada por el mismo país a quien había servido con todas mis fuerzas y convicción. Tome ese avión para nunca regresar, confiando que mis niños me seguirían a su debido tiempo.

Han pasado muchos meses desde todo ese caos. Hoy, en este país que amo, cerca de mi maestro
y en paz y serenidad en mi corazón, recibo la noticia de que la ley que protege la custodia compartida ha sido aprobada por el congreso de mi país. Una ley que llega después de 45 años a llenar el vacío que me arrebató a mis niños.

Una ley con corazón promovida por personas con sentido común.

Queda en evidencia con esta ley que las actúaciones de separar a unos niños de su madre que los ama
y su familia materna son abiertamente ilegales. Queda en evidencia que los niños necesitan a ambos madre y padre y que cualquier favoritismo es totalmente ilegal. Queda en evidencia que la ley que viola los principios sagrados del Amor merece desobediencia.

Desde India celebro. No se todavía cuando vendrán mis niños pero se que el amor es más fuerte que el odio, la ambición y la mentira.













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