lunes, 1 de diciembre de 2014

Decapitate Fear.

It´s a very weird sensation to be in the hospital and not having a baby.

The familiar doctors,  nurses,  clothes and smell bring me back to the joyous times when i have come here to greet my newborns.

Not this time.

This time i am here to face my fears eye to eye.  My right kidney has been screaming since last thursday,  so bad i thought the pain worse than my labors.  Been away from my home country was also a very interesting lesson since i found many angels along the way to take care of me and my beloved ones.

I went to Mexico following my heart.  I went there because i could hear a soft whisper of beautiful people drowning in a sea of darkness and violence.  I went there because my beloved daughter decided to make this country her hometown.  I went there looking for answers.

And the answers came in mysterious ways.

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El viento frío soplaba y ya no sabía cómo abrigarme más.  Mis ropas costarricenses se mostraban débiles y enclenques ante la violenta temperatura de menos dos grados.  César, el chofer,  nos esperaba en su carruaje blanco.  Nos tomó alrededor de tres horas recorrer montañas y valles para encontrarla.

Sus hermosos ojos verdes denotaban miedo.  Un miedo visceral a dejarse ver, como una fiera asustada que ha estado encerrada en la oscuridad demasiado tiempo.  Sus bellas facciones reflejaban el dolor acumulado de muchos meses de carencia,  la impotencia de saberse en el lugar equivocado pero todavía creyendo que hay esperanza.

Sé por experiencia personal lo que se siente.  Un día  te aman,  te veneran, te arrullan y prometen el cielo y la tierra.  Al día siguiente,  no se sabe:  puede ser una explosión de rabia porque quebraste una taza o manchaste un mantel.  O tal vez, porque hiciste más preguntas de las debidas.  Vivir con miedo es matar el alma.  No hay espacio para ser quién uno es.  La ansiedad de agradar a estos machos sin fondo es dolorosa.  Puede uno hacer lo mejor que puede y aún así siempre encuentran falta.  

Deseaba verla con todo mi ser.  Sus correos cortos y secos contenían claves que sólo yo podría descifrar.  Habiendo crecido juntas en medio de caos familiares y filiales,  la conexión psíquica me aseguró que tenía que ir a buscarla.  No tenía más opción.  Tuve miedo, mucho miedo.  Sobretodo a encontrarme algo que no me gustara.  Miedo a aceptar una realidad que estuviera fuera de la mía- y de la suya por cierto.

Y así es exactamente como sucedió.

Mientras recorríamos el largo trayecto,  meditaba sobre este ser de luz,  muestra perenne de fuerza y resiliencia a través de su vida.  Fuerza que en este momento estaba amordazada en nombre del amor.  Será que yo misma tuve que vivirlo a su tierna edad para reconocerlo?  No sé si estos acuerdos de alma nos obligan a remover el pasado,  pero sí sé que lo que me llevó a ella es una fuerza que nunca había sentido antes.

Entre callejuelas repletas de pequeños negocios,  calles bordeadas de casas marginales y un clima de angustia y dolor de saber a un pedazo de mi alma habitando en estas condiciones tan insalubres,  me percaté que sentía un  dolor extraño en la espalda.  Un dolor sordo,  un dolor profundo en las entrañas de mi ser.  Recordé aquel tercer parto donde mis riñones colapsaron ante la perspectiva de criar a mis hijos yo sola,  mis primeros tres príncipes y princesa. Mis tesoros.  Fue tal el dolor de esta infección post-parto que dolía más que las contracciones del nacimiento mismo.  Mi cuerpo recordó ese dolor.

Sin embargo,  había que actuar rápido.   Nos vimos para hablar y pude leer más allá de las palabras que tenía que sacarla de ese lugar a como fuera.  Que sino lo hacía  no podría vivir en paz el resto de mi vida. En su mirada felina pude ver las huellas de la violencia psicológica y la inanición espiritual,   Además del frío que ya estaba calando en su alma y sus huesos.   Desamor disfrazado le llamaría yo.   Situaciones al revés todas.  Imposibilidad humana y femenina de revertir los acontecimientos sola.

Le tendí mi mano sabiendo que del otro lado no la rendirían tan fácilmente.  La lucha fue a muerte.  El poder sobre mi amada hija se hizo sentir horas después de la partida.  Mensajes que no paraban al tiempo que mi propio dolor de espalda comenzaba a escalar en intensidad.    De un dolor sordo se volvió un calambre eléctrico que bajaba por mi pierna.  No dormí nada esa noche.  Le decía a mis amigos:  sé que se va a escapar.  

Sin embargo,  al dia siguiente seguía todavía ahí y eso me llenó de alegría.   Sus pocas pertenencias yacían acomodadas en filas perfectas a lo largo de la pared:  una foto de su hermanito,  su pasaporte,  las tarjetas de crédito,  velas,  foto de niña, libros,  blusas,  ropa interior,  joyas.  Cada elemento en su lugar,  cada objeto un altar.  Un altar de recuerdos y emociones que gritaban:  Sálvenme.  Alguien por favor,  esto no puede continuar.

Al verla esa mañana tuve la esperanza que la fuerza al otro lado me la hubiera cedido.  Partimos de paseo esa tarde hacia un lugar hermoso en las montañas.  Estaba callada y meditabunda.  No quería fotos.  La mirada perdida entre su celular y el cielo del atardecer.  La lejanía se volvía precipicio y se hacía cada vez más hondo.   No hallé  forma de alcanzarla.  Esa noche fuimos a la estación de bus a comprar los tiquetes de regreso y luego comprendí que ahí había comprado el suyo propio de regreso a su Barbazul.

A la mañana siguiente la invité a desayunar conmigo.

"Me acosté muy tarde,  no tengo hambre- me dijo."

"Regreso por vos a mediodía para almorzar."  Regresé en punto,  anticipando su partida.  Encontré una habitación vacía y una carta de despedida.   Lo había logrado:  la fuerza al otro lado había conseguido aplastar mi intento.  En nombre de un amor extraño que se expresa de formas ambivalentes en mi mundo,  tenía de vuelta su presa.

Y fue entonces que mi riñón explotó.

Esa noche grité por seis horas llorando de angustia y de miedo.

Miedo de que lo más bello que he conocido en mi vida pueda terminar ahogada en un mar de basura en nombre del arte proletario...

una voz ahogada,  llena de talento,  mártir de un amor que abusa de su mente y de su cuerpo.

un llanto solitario a varios grados bajo cero con poco abrigo y nada de calefacción.

hambres aplacadas por cigarros que se encienden en fila para tapar la carencia.

mi mundo un chiste burgués de lo que significa la vida...según condena Barbazul. 

Me regresé llorando todo el camino,  apoyada por la presencia amorosa e incondicional de mis amigos,  sintiendo que había perdido a mi unicornio,  mi tesoro,  mi vida propia.  Cómo proseguir el camino sabiendo que lo que uno más ama se encuentra perdido,  sin brújula,  a la deriva en un barrio marginal en un país pleno de violencia donde hasta su integridad física está en riesgo?

Desde esa noche dejé de dormir y hasta el momento no he podido conciliar el sueño: cómo dormir si mi propia sangre habita una casa de cemento en construcción a medias y come de sus sueños-pesadillas sin fondo?

el dolor empezó a empeorar con las horas.
el regreso a mi país todavía a tres días.

Una legión de ángeles mexicanos nos cuidaron y protegieron a través de todo este relato.

Y ya en Costa Rica,  directo del aeropuerto al hospital,  comprendo que mi riñón me está diciendo tantas cosas que hasta ahora estoy comprendiendo.

me dice que fluya,  recicle y muera para renacer a una vida sin ella que no concibo en este momento.

me dice que encuentre seguridad y fe en mi espíritu,  ese que está por encima del amor humano y materno y continúe.

me dice que cristalice este fracaso, dolor, miedo y decepción y los transfigure de alguna forma que todavía no he descifrado...

y vuelvo a sentir ese frío mexicano,  ese que en este preciso momento enfría a ese pedazo de mi corazón en esa tierra lejana.   Un ciclo se cierra y el miedo me desequilibra por completo.  El miedo más profundo y espantoso que he sentido en este vida y que no es el miedo a mi propia aniquilación sino a la degradación y muerte de lo que más amo.

Hace mucho me hice un tatuaje del elemento agua en mi hueso sacro.  Hasta ahora entiendo su significado.  Mis riñones están intentando filtrar esta marejada de emociones con mucho costo y quiero pensar que todas las vibraciones negativas que puedan rodear a mi adorada las estoy filtrando por ella también y eliminándolas.   Todas las penas,  tristezas,  desazones y decepciones.  Entiendo este proceso de filtrado como la capacidad de discernir,  de filtrar en mi sangre los comportamientos del pasado que no concuerden con el presente.  Los míos y también los suyos porque somos hermanas de sangre y de espíritu.

Así que aquí estoy, en mi cama de hospital,  filtrando, cerrando ciclos y soltando.  Porque donde no existe el amor, existe sólo el miedo decía mi querido Osho.  Y en este caso,  el amor por este ser es el más grande que he conocido en mi vida.

Me libero en nombre propio y de aquellos que amo de las memorias difíciles del pasado.

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Quiero agradecer de corazón a todos aquellos ángeles que hicieron de nuestro viaje a México una experiencia tan profunda y significativa:

Gracias Morelia,  Katia,  Moncho,  Zin,  César,  Papi.  Querida mami de Zin, gracias!
Gracias a las niñas que con su presencia me recordaron la inocencia y candidez de la adolescencia y su pureza inmaculada. 
Gracias Alejandro por sacarme la fuerza.

y sobre todo,  gracias querida Adriana.
musa
complice
amiga
alma gemela

1 comentario:

  1. Me hiciste llorar! Cómo quisiera ver a Adri y decirle que "she doesn't have to". Esperemos que la Misericordia de Dios se haga presente ahora mismo y quiebre esa concha que tiene atrapada esta belleza de Luz, que nació para brillar fuerte y alto, para ser feliz y para ser libre. Bendiciones!

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