domingo, 22 de julio de 2012

Dharma: destino o propósito

Encontrar el dharma en la vida es encontrar la mitad del camino.

Todos,  en algún momento,  nos preguntaremos para qué nacimos,  para qué estamos aquí,  cuál es nuestro propósito aquí y ahora.

Hacerse esta pregunta toma valentía y coraje.  No todos estamos listos para hacerla,  pero cuándo llega es porque de alguna y otra forma la respuesta ya está cerca.

El dharma implica soltar un montón de conceptos con que hemos nacido y crecido.  Implica afirmarnos en un mundo en el que hay poco espacio para la creatividad e innovación.  Significa a veces lanzarnos al vacío en nombre de una pasión,  un sueño o una quimera.  Pero si tenemos la suficiente disciplina,  intención y deseo de manifestarla,  no hay nada que nos detenga.

El primer requisito para poder cumplir el dharma es recordar que somos Energía Pura.  Cuando estamos conectados a ese flujo de la fuerza de vida en nuestro interior, todo se vuelve más fácil.  Es saber que todos somos canales de amor y luz y que para potenciar esto existen muchas herramientas,  entre ellas el yoga,  la meditación,  las amistades conscientes,  la Naturaleza y aquello que amamos.

Sea lo que sea que amemos,  he ahí la semilla de nuestro dharma.  Cada uno tiene un talento único que ofrecer al mundo.  Aunque tengamos trabajos que proveen nuestras necesidades materiales,  todos amamos algo por encima de todo.  Familias,  quehaceres,  caminos espirituales...jardinería,  cocina,  deporte...aquello que nos llame poderosamente la atención,  por ahí va la operación.

El dharma también implica que lo que hacemos desde el corazón beneficie y sirva a otros seres humanos.  Nuestra obra es para ofrecerla a otros y compartirla,  por eso es dharma.  Si de alguna forma inspiramos a otro ser humano,  desde el simple hecho de escucharlo totalmente,  apoyarlo en un momento difícil,  brindar nuestro tiempo,  jugar,  reír...ahí estamos manifestando el poder y gracia del Prana en el mundo.

Conozco tantos seres humanos llenos de regalos para el mundo.  Todos son únicos,  irrepetibles,  en sus vidas manifiestan que el Amor tiene muchos colores y sabores.  Démonos todos el permiso de seguir y expresar la voz del corazón.  Más allá de cualquier apego o miedo al desenlace.  Una característica importante del dharma es que requiere un deseo ardiente.  Cuando Jesús hablaba de los "tibios",  se refería a aquellos que no llegan a vivirlo ni manifestarlo.  Qué desperdicio de vida!  qué lástima..

El dharma implica finalmente soltar los frutos de nuestras acciones.  NO tener una agenda privada. Dar lo mejor de nosotros mismos cada día y no esperar nada a cambio.  Y ahí es que todo llega:  lo esperado y lo inesperado.

Rodeémonos de gente linda que esté manifestando su dharma para contagiarnos de su entusiasmo.  Evitemos a los saboteadores y víctimas que sólo giran en círculos lamentándose de todo. En la vida hay dos opciones:  aceptar lo que es con todo o cambiar.  Sólo existen esas dos opciones.  Cualquier otra cosa es locura.

Les escribo en una montaña alajuelense,  rodeada del sonido de los pájaros,  de gente linda y abierta,  de personas cercanas que amo.  Les escribo mientras realizo que al escribir estas líneas estoy manifestando mi dharma. Será por eso que me siento tan plena y realizada.  Será por eso que no concibo vivir de otra manera.


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