sábado, 8 de noviembre de 2014

Las mujeres occidentales liberaremos al mundo

Regreso de un encuentro con una querida maestra y sus palabras resuenan en mi corazón y mis oídos.

El tema a tratar no fue fácil de digerir:  sexualidad y espiritualidad en estos tiempos providenciales de cambio.

Nos explica que estamos viviendo tiempos realmente privilegiados a nivel de despertar de las almas,  pero no tan fáciles en relación a nuestros cuerpos y psiquis.  Existe en todos nosotros una dualidad que tergiversa el orden natural de las energías femeninas y masculinas y que está causando estragos en las relaciones humanas. El fundamentalismo feminista ha enfatizado la definición masculina de poder económico, intelectual y político.  Los que hemos crecido en estos tiempos de cambio nos hemos necesariamente identificado con patrones ancestrales de abuso, poder y sumisión.  La víctima ha dejado de ser atractiva como rol para nosotras las mujeres y nos hemos vuelto expertas en avanzar e independizarnos sin tomar en cuenta el efecto que esto ha tenido y tiene en la población masculina y el planeta.

Cuán difícil puede ser para un hombre relacionarse con una mujer independiente,  empoderada e inteligente que apenas lo necesita?  No puedo ni imaginarlo.  El hombre en sus rol de protector y cuidador de pronto se ve rechazado por la autosuficiencia  e indiferencia de una hembra que hace todo mejor que él.  Y de verdad nos creemos mejores.  Esto impide que exista la polaridad necesaria en una relación para que la atracción subsista.  Los roles se han invertido y nosotras tampoco estamos contentas.  Ellos menos.  De hecho,  nadie.

La definición clásica de la energía masculina es aquella que provee, protege,  apoya y sostiene.  Trae el dinero,  la comida,  cuida a su familia.  Por su parte,  la madre es,  alimenta,  da a luz,  crea.    La dualidad la cargamos celularmente en nuestros cuerpos y liberarnos de estos patrones ancestrales requiere una consciencia perspicaz.   Ya las relaciones tradicionales están cayendo en picada:  ahora sabemos que la mayoría de las mujeres tenemos varios compañeros durante nuestras vidas y aquellas que permanecen casadas con el mismo por toda la vida son excepción.  Hay compañeros para procrear y hay compañeros para ser más quién somos.  Los roles están cambiando y encontramos mujeres cabeza de familia,  profesionales capaces y muchos hombres más femeninos,  delicados y dependientes.    Es un reto para ambos géneros sobreponerse a esta evolución desbalanceada y encontrar el equilibrio de la energía que implica ir más allá de la dualidad hacia la Unión.  Más fácil de leer que de hacer.

La pura verdad es que muchos andamos perdidos buscando a una media naranja que ya no corresponde con nuestra idea de pareja ideal.  Las mujeres queremos hombres independientes,  capaces y creativos y terminamos con parejas débiles,  inseguros y temerosos.  Los hombres anhelan mujeres sumisas,  dóciles y dulces y terminan con mujeres fuertes,  empoderadas e independientes que describen como la típica "bitch".    No nos estamos dando nada.  Al contrario, estamos promoviendo una lucha de poder insensata que nos impide abrir el corazón y encontrar intimidad.

En las sociedades machistas las mujeres crecemos con el predicamento de que no podemos solas,  que el hombre lo hace a uno valer.  Valorizamos lo masculino y negamos nuestro lado vulnerable,  abierto y sensible.  No sin razón en sociedades donde el 75% de las mujeres sufriremos algún tipo de abuso sexual,  emocional o físico y donde ser vulnerable es peligroso.   Ante esta realidad contundente  las mujeres hemos decidido no dejarnos más.  Hemos descolocado a los hombres.  Y la danza está en un impasse que nos pide a todos conectarnos e ir profundo hacia el encuentro.

Será por eso que el Dalai Lama dijo que la mujer occidental cambiará el mundo.  Ojalá también los hombres tengan encuentros como el que tuve hoy con estas hermosas mujeres donde hablamos abiertamente de toda esta temática.  Es confuso para las nuevas generaciones relacionarse y no me sorprende.  Nadie quiere replicar roles paternos y maternos de fracaso.  Pero el peligro está en irse al otro extremo y entrar en un nihilismo del amor-  no en vano los índices de infertilidad hay subido impresionantemente. El cuerpo sigue la mente y la mente dice NO AMES: es una pérdida de tiempo.

En las sociedades machistas como la nuestra  los niños pequeños aprenden de mamá a negar ese macho alfa que causa daño con sus incoherencias e infidelidades.  Los niños se convierten en hombres que han jurado no convertirse en papá,  en ese Neandertal o Cromagnon de quien no admiran nada.  Crecen en su lado femenino y su afán por complacer a Mami.  Hombres desempoderados que gravitan alrededor de una madre castradora que no les permite crecer.  Nunca.

La dependencia de la mujer los coloca en relaciones donde viven esa misma dependencia.  Y lo que sucede es que cultivan un odio y resentimiento irracionales hacia esa madre-esposa-novia que les da pero que también los controla y manipula.  La contradicción es obvia:  veamos a ver quién manda aquí.

Quisiera pensar,  después de un día de divagaciones e hipótesis acerca de lo Femenino y lo Masculino,  quiera pensar que hay una salida a este laberinto de sinsentidos de los egos.  Ha sido tal el bombardeo energético de tales patrones en nuestros cuerpos que nuestra sexualidad nos está matando:  los hombres que antes morían de infartos por un corazón cerrado hoy mueren de cáncer de próstata.  Las mujeres de cáncer de seno y útero.  Nuestros cuerpos lloran implorando un balance y reacomodo hacia la Unidad que es nuestra única realidad.

Y somos nosotras las llamadas a cambiar.  De hecho,  el que primero de los géneros que entienda esta problemática.

La forma es volvernos precisamente eso que tememos más que nada:  vulnerables,  sensibles y abiertas.  Como mujeres del siglo 21, hemos creado toda una rutina para no sentir,  no descansar y estar siempre funcionando.  Somos expertas en multitasking y nadie tiene que ayudarnos en nada.  Nos ufanamos de ser madres,  CEO´s.  business women,  heroínas,  llenas de super poderes y sin necesidad de nada ni nadie.  Abusamos del cuerpo hasta que nos pasa la factura.  Nos olvidamos de nuestro centro y nos sometemos a relaciones que no nos llenan.  Nos traicionamos una y otra vez pensando que esa es la forma correcta de no repetir a nuestras madres y abuelas.  Y olvidamos que lo Femenino es única y exclusivamente ser y estar.

Quisiera que alguien me enseñara como hacer eso.  Ya mis maestras me modelan un ser energéticamente balanceado y sereno.   Siento por una parte que el mero deseo de querer aprender ya es un paso hacia un despertar.  El despertar de un alma a un cuerpo en que se sienta cómoda,  anclada y abierta a la Vida.   Sin necesidad de luchar para compensar nada.   Moviéndome sólo cuando realmente sienta que es correcto.  Sin verguenza y sin miedo.  Vulnerable y lista para intimar.

Sueño con algo que todavía no he vivido pero que mi alma anhela profundamente.  Y el sólo hecho de contemplarlo me hace creer que tal vez,  sea por providencia divina, por el amor de mis maestros y maestras o simplemente por una cuestión de karma,  sea posible para mí en esta vida disfrutar de un vínculo,  de un encuentro,  de una intimidad profunda y sostenida con otra alma encarnada en un cuerpo de hombre que no tema abrirse al poder de lo Femenino.

Lo Femenino que ya está,  de hecho,  liberando este mundo.


1 comentario:

  1. Qué hermoso leerte Mariela, siento tu lectura como si fuese mi yo misma, es mi sentir de mujer occidental. Gracias mil veces!!!

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